Hace quince días que Fátima empezó a trabajar como auxiliar de ayuda a domicilio en Málaga. La mayoría de los días sale de casa temprano, sobre las 6.30, porque prefiere ir con tiempo de sobra: «Tengo que coger dos autobuses y me llevo el bocadillo», cuenta esta mujer que vive con su hija en uno de los pisos de acogida que gestionamos en Málaga a través del proyecto «Pisos Puente».
Fue una de las personas que terminó el curso de Auxiliar de Ayuda a Domicilio que la asociación organizó con el apoyo del programa IncorporalaCaixa y asegura que esta formación le ha servido «mucho» y ha cambiado su situación. Además, a Fátima le encanta este trabajo en el que por ahora está cubriendo periodos de vacaciones. «Estoy muy contenta. El trabajo vale mucho. Es una vida. Ojalá siguiera».
Le anima «salir de casa, conocer gente, hablar…». Atiende cada día a personas mayores en los domicilios a las que trata, dice, con «educación» y «cariño». «Tienes que estar tranquila, hablar, escuchar…porque son muy sensibles», cuenta Fátima, que pasó unos años muy duros antes de ingresar en el piso de acogida y ahora sale adelante junto a su hija, que tiene 15 años y que comienza este curso bachillerato.
El curso de de Auxiliar de Ayuda a Domicilio que hizo Fátima, que se impartió de forma presencial y online a partir del estado de alarma, se enmarca en la línea Punto Formativo del programa #Incorporalacaixa con la colaboración de Obra Social La Caixa y Fundación Cajasol.
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