Hay dos cosas que se repiten siempre en las historias de los jóvenes en movimiento: futuro y vida tranquila. Y es que son muchas las chicas y chicos que han comenzado su trayecto migratorio siendo menores de edad y sin un acompañamiento o referente familiar. Hassan y Bilal forman parte de esta realidad que en el día a día apoya Málaga Acoge. Ahora, muestran alegría, inquietudes, ilusión y resoplan al recordar todo lo que llevan en la espalda.
Bilal y Hassan llegaron a Málaga hace 9 y 7 meses respectivamente. Del Ferry a Málaga Acoge en calle Ollerías. Acaban de salir del centro de menores La Purísima en Melilla y no tenían nada. La protección de los centros de menores para las niñas y niños tiene fecha de caducidad: cuando cumplen 18 años son expulsados como si de un día para otro la mayoría de edad se alcanzara tan solo con un calendario. En la asociación andaluza encontraron tanto buenas como malas noticias. Tendrían todo el apoyo que necesitasen, tanto jurídico, de acompañamiento, como alternativas para estudiar cursos, títulos propios o formar parte de educación secundaria pública. Por otro lado, los recursos habitacionales de la entidad para jóvenes de 18 años son pocos y están saturados.
De este modo, Hassan estudia la ESA (Educación Secundaria para Adultos) y este año lo ha aprobado todo. Su nota más baja ha sido un 6. Quiere formarse para trabajar de cocinero, aunque reconoce entre risas que todavía no sabe ni hacerse un huevo frito. Sus estudios y su vida los compaginaba primero viviendo en la calle y luego pudo obtener una plaza en un albergue donde come, se ducha y duerme. “No es normal que la gente tenga que vivir en la calle pero, ¿qué hago? No, no es normal que tengamos que dormir en la calle. Tener un sitio donde dormir, donde poder hacer una vida es muy difícil y muy duro”, reconoce Hassan.
Por su parte, Bilal también sabe lo que es dormir en la calle. “Mi corazón se pone como triste y nervioso cuando veo a alguien en la calle. La calle es muy dura. En Melilla los niños prefieren la calle al centro de menores, sobre todo los que están en La Purísima, pero es que es muy difícil vivir aquí, porque hay mucha mucha gente y no estamos bien”, apunta el joven. Bilal también estudia la secundaria para adultos y vive en un albergue y como Hassan, junto a otros 3 chicos, son los afortunados de ser los primeros en entrar a la Casa José Antonio Rojo que Málaga Acoge ha restaurado con las donaciones de particulares y empresa privadas. Esta casa fue donada hace más de un año por la familia Salcedo.
Ahora, comienzan una nueva etapa. Por fin, una casa, una oportunidad. Los jóvenes estarán en esta casa hasta que completen una emancipación completa y sean totalmente autónomos, eso sí, el acompañamiento y apoyo de Málaga Acoge no les va faltar. De momento, ya han empezado las tareas de cuidados del hogar: el reparto de limpieza, cocinar, unas rutinas y horarios. Tendrán que seguir estudiando y buscando trabajo, pero ahora cosas tan sencillas como hacer deporte les será posible. “A mí me gusta hacer deporte y antes no podía porque si iba a corre al paseo sudaba y no podía duchar, porque en el albergue solo hay duchas una vez y en un horario. Ahora puedo hacer deporte y ducharme”, cuenta impaciente Hassan.
La mar de contento por lo que se le viene encima y bochornado un poco por la responsabilidad, Bilal sabe que esto no será una solo para él, sino también para su familia. “Ahora a trabajar, trabajar, trabajar y trabajar, en lo que sea. Ahorrar para ser independiente, ver a mi madre y ayudarla”.
Según estimaciones de Málaga Acoge a partir de declaraciones la Consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, unos 1.166 chicas y chicos de los Centros de Menores del Sistema de Protección Andaluz tienen que abandonarlo de forma obligatoria al cumplir 18 años. Las plazas del Programa +18 de la Junta de Andalucía no cuenta con los recursos suficientes para cubrir las necesidades de toda la juventud que se queda en la calle. Por eso, esta entidad forma parte de la campaña de Andalucía Acoge #NoMeDejesEnlaCalle, donde pide al Gobierno andaluz que cumpla con los derechos de las niñas y de los niños.
En nuestro 30 aniversario seguimos comprometidos con el lema «protesta, propuesta, apuesta». Por eso reclamamos a la Junta de Andalucía que haga posible – cómo nosotras hemos hecho con la Casa Jose Antonio Rojo – que ningún joven extutelado se quede en la calle cuando cumple la mayoría de edad. Firma en para que la Junta de Andalucía garantice el apoyo a los chicos y chicas que salen del sistema de protección de menores al cumplir los 18 años. Firma aquí:
La Casa Jose Antonio Rojo ha sido posible gracias a la colaboración de muchas personas. En primer lugar, gracias a Germán, Luis, Tati y el resto de personas voluntarias que se han implicado para hacer realidad este sueño. También gracias a las más de 100 personas que han colaborado en la campaña de crowdfunding «Pon un ladrillo que ayude a los jóvenes extutelados a construir su futuro» y que ha superado el objetivo previsto. Igualmente, para hacer realidad este proyecto hemos contado con la complicidad de instituciones y empresas como LDS Charities, la Fundación Ocho Tumbao, Cáritas Diocesana de Málaga, Brosh Solidaria, Mosaic Factory, Apogea Consultores, la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, el Colegio de Abogados de Málaga, el IES Sierra Bermeja y otras muchas. Muchas gracias a todas.
El acompañamiento a estos jóvenes que viven en la Casa Jose Antonio Rojo se enmarca en el proyecto Apoyo a Menores de Centros de Protección de Menores financiado por el Ayuntamiento de Málaga.