Por Agustín Olías.
Pasión, agradecimiento y alegría. Estas serían las palabras que usaría si tuviera que definir, solo con tres ideas, la fiesta de fin de curso de español para adultos de Málaga Acoge. Una celebración que se realizó el pasado martes en la sede de la organización en la calle Bustamante de Málaga y a la que tuve el placer de asistir.
Pasión la que ponen las voluntarias y voluntarios de Málaga Acoge en su trabajo de enseñar español a sus alumnas y alumnos, personas inmigrantes de diferentes nacionalidades, culturas y grados de alfabetización. Agradecimiento el que las personas inmigrantes muestran por sus profesoras y profesores de español que, a lo largo del curso académico, se dejan la piel para que aprendan español, favoreciendo así su integración en la sociedad española. Alegría la que se respira en la sede malagueña de Málaga Acoge desde las once de la mañana. A esa hora las voluntarias y voluntarios están ya preparando la sala donde se realizará la entrega de diplomas, los discursos reglamentarios y, especialmente, la fiesta, con comida y bebida traída por las asistentes y la propia organización, además de música.
Ya está todo listo… ¿Todo? Bueno, no todo. Las alumnas y alumnos van llegando poco a poco, saludándose, felicitándose, acomodando los cochecitos de los niños. Sí, muchas madres llegan acompañadas de sus peques, por lo que es necesario un poco de orden para poder aparcar todos estos vehículos. El ambiente es fantástico, animadas conversaciones, sonrisas, buen humor, vestidos variados y coloridos, mujeres con sus guapas criaturas en brazos y un agradable aroma a comida que se va extendiendo por toda la sede de Málaga Acoge.
Pero hay que ponerse un poco serio y empezar la parte “oficial” de esta fiesta de fin de curso. Teresa Cobo, coordinadora de clases de español, es la encargada de dar el discurso de apertura del acto. A continuación, la presidenta de Málaga Acoge, Adela Jiménez, cumple con la muy difícil misión de hacer entrega de los diplomas a las alumnas y alumnos que han terminado el curso. Los aproximadamente sesenta diplomas entregados pertenecen a personas procedentes de lugares tan diferentes como Ucrania, Armenia, Marruecos o Nigeria, por nombrar solo unos cuantos, cada uno con el nombre y apellido de la alumna o alumno.
La entrega de diplomas tiene un “algo” especial, algo que, por momentos, se vuelve emocionante. Desde fuera cuesta darse cuenta, pero si estás atento y te fijas, ves detalles que demuestran esa emoción: los largos abrazos entre alumnas y profesoras, esas caras de satisfacción –enorme satisfacción– de las personas que recogen su diploma, muestran el esfuerzo que ha supuesto para ellas aprender esas palabras en español que las permitirán entenderse con la gente. Hay que decir que los niños, a pesar de su corta edad, se portan estupendamente. Alguno de ellos ofrece claros síntomas de disconformidad cuando su madre le deja en brazos de una compañera para recoger el diploma, pero todo vuelve a la normalidad con el regreso a los brazos de la madre.
Una vez todas y todos contentas y contentos con sus diplomas, pasamos a dar cuenta de las viandas desplegadas sobre la mesa del salón. Entre fotos y conversaciones me reencuentro con personas a las que hace tiempo que no veía, como Joseto, nuestro ilustre voluntario profesor de español, quien me muestra orgulloso la carta, manuscrita, que un ex alumno suyo le ha escrito, agradeciéndole sus esfuerzos por enseñarle español y dándole la buena noticia de que ha encontrado trabajo. También saludo al joven Ahmed, a quien entrevisté hace unas semanas: un joven amable y colaborador que espera ilusionado el comienzo de un curso de mecánica que ha conseguido a través de Málaga Acoge. Y compruebo la mejoría del nivel de español de la simpática Elada desde que la conocí al comienzo de este curso escolar. Está nerviosilla porque luego nos va a cantar algunas canciones.
Me voy de la fiesta con una agradable sensación, con la satisfacción de ver que el trabajo que las voluntarias y voluntarios de Málaga Acoge da resultado, que su esfuerzo merece la pena. Y la muestra son estas sesenta personas que hoy han pasado por la sede de Málaga Acoge a recoger sus diplomas, a disfrutar de la mutua compañía, a mostrar su agradecimiento a sus profesoras y profesores y a dar buena cuenta, también, claro que sí, de los ricos platos que entre todas y todos han traído. ¡Gracias y enhorabuena a todas y todos!
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