por Agustín Olías*
Esta frase, dicha por Débora al final de nuestra entrevista, nos anuncia la personalidad de la voluntaria de Málaga Acoge que vamos a conocer.
Débora nació en Huelva hace 26 años, allí realizó sus estudios de Educadora Social. Tras ello, se propuso hacer el Máster Universitario en Criminalidad e Intervención Social en Menores. Tuvo que elegir entre Málaga y Granada. La elección fue fácil. Ella nos lo explica:
Tenía muy claro que me quería dedicar a la parte de la adolescencia, porque ya había hecho prácticas en un centro de menores y, tras las experiencia, quedé atrapada. Elegí Málaga pues ya había vivido en Granada y me apetecía conocerla.
¿Cómo fueron tus comienzos en Málaga?
Empecé a trabajar en una tienda como dependienta. Como en la tienda estaba por turnos, lo compatibilizaba con el voluntariado en Málaga Acoge, que era por la mañana.
¿Sabías de la existencia de Málaga Acoge?
Empecé a investigar sobre chicas y chicos menores de edad que vienen de otros países. En uno de los vídeos un chaval explicaba su situación en el piso de acogida gestionado por Málaga Acoge, tras su salida del centro de protección de menores al cumplir los 18 años. Para mí fue como que se cerraba el círculo: primero empecé con temas de infancia y adolescencia, luego temas de Extranjería y, en ese momento, la situación de los jóvenes cuando cumplen la mayoría de edad.
Débora estaba decidida: quería ser voluntaria de Málaga Acoge. Hizo la entrevista con la responsable de Voluntariado, y ésta la ubicó rápidamente: “Tienes que estar en la sede de Ollerías”, que es donde se hace la atención principal a estos jóvenes extutelados. Y ella estuvo completamente de acuerdo.
Trabajando en Málaga Acoge con chicas marroquíes me he dado cuenta de que cuando eres menor de edad todas tus necesidades básicas y tus derechos están cubiertos pero, en cuanto las jóvenes cumplen los 18 años todo el trabajo realizado con ellas se viene abajo porque quedan en una situación totalmente desfavorecida, llegando incluso a quedarse en la calle. En aquél entonces eran varones porque las chicas no estaban nada visibilizadas.
Corría el mes de noviembre de 2018 y ya tenemos a Débora como voluntaria de Málaga Acoge.
Empecé a trabajar con Genoveva (coordinadora del Área de Jóvenes de Málaga Acoge) y con los jóvenes extutelados. Con ella he aprendido muchísimo. Le tengo mucho que agradecer en este tema. Tras cinco meses de compatibilizar el trabajo en la tienda con el voluntariado, tuve claro que la tienda no era lo mío. Llevaba ya seis años dedicando tiempo a formarme para lo que yo consideraba que era mi profesión. Pude ahorrar dinero y decirme: vale, dejo la tienda, me centro en la atención a los jóvenes extutelados como voluntaria de Málaga Acoge. Durante dos meses y medio vine todos los días.
Más chicos que plazas
¿Qué tipo de trabajo hacías con los jóvenes de Málaga Acoge?
Acompañamiento, por ejemplo, al Centro de Salud. Me encantaba esa actuación, porque estabas con ellos fuera de la seriedad de la sede; se podían abrir y me contaban sus experiencias y preocupaciones, sus gustos. Estoy muy satisfecha de esta experiencia. Ellos me veían, me conocían, eran muy respetuosos, no tuve ningún problema con ellos. En el momento que tú ayudas a una persona, esa persona no te va a generar ningún tipo de conflicto.
Luego, cuando ya me familiaricé con el trabajo que se realiza en la sede, empecé a hacer la acogida a esos chicos y me centré en los que estaban en situación de calle. Lo malo es que hay muchos más chicos que plazas de pisos.
En marzo de 2019 Débora encontró trabajo en un centro de menores (con doce chicas acogidas), donde estuvo trabajando hasta que, por motivos burocráticos, el centro cerró. Pero rápidamente, en junio de 2020, la contrataron en ASIMAS para trabajar en su casa de acogida para personas sin hogar. Y allí sigue, como educadora social.
¿Estás satisfecha de tu trabajo?
Muchísimo. Aunque a veces lo pasas mal, pues estás trabajando con personas, no con piedras, pero sí, estoy satisfecha y orgullosa. Te digo con el corazón en la mano que me gusta mucho mi trabajo, y la prueba lo tienes en que, además de trabajar en ASIMAS, sigo viniendo a Málaga Acoge como voluntaria.
Málaga Acoge y ASIMAS colaboran en la realización del proyecto Xena que está dirigido a chicas ex tuteladas, ofreciéndoles acogida y atención en lo que necesiten.
¿Qué diferencia encuentras entre trabajar con chicas y con chicos?
Es muy diferente. Los chicos suelen venir con un objetivo muy claro: trabajar y conseguir dinero para enviar a sus familias. Las chicas, todo esto según mi experiencia, viajan huyendo de matrimonios obligados, de agresiones, con muchísimos tipos de traumas generados en sus países de origen. No quiero generalizar, porque cada caso es particular, pero sí, creo que es muy distinto. Además, cuando llegan aquí, sufren un choque cultural que les puede generar conflictos. Hay que trabajar esos conflictos y plantear que siendo mujer puedes estudiar, trabajar, salir, en definitiva, decidir sobre tu vida.
Con el grupo de menores ex tuteladas con las que estáis trabajando, ¿qué aspectos consideras más importante?
Ponemos mucho empeño en el estudio; punto número uno, sacar la ESO. A partir de esa base, empezamos a construir. Para cualquier contrato de trabajo te va a favorecer tener la ESO. En cuanto al idioma, tienen un nivel aceptable de español hablado; con la escritura tienen más dificultad, pero en general le ponen mucho empeño y ganas en aprenderlo.
Me imagino que a esas edades también es importante socializar, conocer a otras personas.
Sí, otro aspecto que fomentamos es el ocio saludable y ocio entre iguales. Aprovechamos las oportunidades que nos surgen; por ejemplo, durante este verano pasado y organizado por una organización francesa, Yasmin, una de nuestras chicas, viajó a Francia a realizar actividades de voluntariado con chicas y chicos de su edad, de diferentes países. También desde el instituto se les anima a practicar deporte, pasear, conocer Málaga, ir al cine.
Como detalle bastante curioso, por lo menos para mi, Débora me comenta el caso de una chica a la que le gustaba el boxeo y, a través de Málaga Acoge, pudo acudir a un club de boxeo.
Me despido de una friki de este asunto (son sus palabras), agradeciéndole enormemente su trabajo con este colectivo y su voluntariado en Málaga Acoge.
Agustín Olías es voluntario del equipo de Comunicación de Málaga Acoge.