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Viven en un tercer piso. Al entrar a la casa, a la izquierda, un cuadrante en la pared recuerda los turnos de limpieza y recogida de alimentos. Un sofá árabe ocupa la mitad del salón que da a una terraza. Desde hace alrededor de un año dos mujeres y sus hijos comparten una de las dos viviendas que gestionamos en Málaga para adultos y familias monomarentales. Es mucho más que un techo: además de cubrir sus necesidades básicas, la asociación brinda un acompañamiento integral en temas de búsqueda de trabajo, cuestiones jurídicas y apoyo psicológico, entre otras.
El seguimiento es continuo. Nuestro compañero Jose Luis Pérez se esfuerza día a día para que salgan adelante. Periódicamente organiza asambleas en las que se ponen en común dudas y cualquier problema que pueda ir surgiendo en relación con la convivencia y temas prácticos: “Mañana viene Luis (voluntario de la asociación) para arreglar el baño”, les avisa Jose Luis en la reunión del mes de agosto. Se abordaron temas como citas médicas que tienen pendientes, organización de las tareas en la casa y también necesidades de ellas y sus hijos.
Después de la asamblea, pinceladas de su historias de vida: Amira* trabajó duro muchos años en restaurantes en la costa donde tenía puestos en mercadillos, pero desde hace varios la mala salud le pone piedras en el camino y la ha dejado discapacitada. Uno de sus cuatro hijos, de 18 años, vive con ella en el piso, y también los dos de su compañera, un chico y una chica. Zahira* estuvo empleada en labores de limpieza y en restauración, pero ahora está también parada y lo que más le preocupa es la dificultad para acceder a una vivienda.
Ambas tienen claro que quieren independizarse y dejar el piso cuanto antes, pero reconocen que la situación de la vivienda y del mercado laboral no lo pone nada fácil. Desde la asociación se les brinda orientación laboral tanto a ellas como a sus hijos, de entre 16 y 19 años, con posibilidad de participar en formaciones y hacer prácticas en empresas.
“Estoy pensando cómo voy a alquilar un piso, pero cuando buscas piden una nómina, aval, muchas cosas. Los alquileres son muy caros. No estoy tranquila”, lamenta Zahira, que piensa que “el Gobierno debe dar soluciones para la gente más pobre”.
Apoyo emocional
Amira dice que por sus problemas de salud tiene dificultades para conciliar el sueño, que está deprimida. “No puedo dormir”, afirma. Desde Málaga Acoge tratamos de apoyarlas también desde un punto de vista emocional. Así, nuestro compañero Pedro García, psicólogo, se reúne con ellas periódicamente. “Hablamos sobre lo que tenemos dentro”, afirma Zahira. Su hija de 18 años juega al fútbol en un equipo de Málaga y va a empezar a estudiar un grado medio. Su hermano, comenzará el septiembre uno superior.
El piso de acogida en el que viven Amira y Zahira tiene como destinatarios familias vulnerables con dificultades económicas para acceder a una vivienda digna. Se prevé que el acompañamiento tenga una duración de un año, pero depende del proceso de cada familia porque nadie se queda en la calle.
El proyecto de acogida temporal para personas inmigrantes en situación de exclusión socio residencial “Pisos Puente” es desarrollado por Málaga Acoge con el apoyo económico del Área de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Málaga.
*Amira y Zahira son nombres ficticios.