Hace sólo cuatro meses que se conocen, pero ya están muy compenetradas. María José, de 43 años, es voluntaria en nuestro proyecto de mentoría social para jóvenes acompañando a Jaiza, de 19, una chica extutelada que vive en uno de los pisos de acogida que mantenemos en Málaga.
«Recomendaría hacer voluntariado en el programa de mentoring porque es muy bonito, es un tiempo que estás dedicando a otro. Me siento muy bien cuando quedo con Jaiza y cualquier mínima cosa que que le pueda explicar hace que me sienta útil», valora.
A María José, psicóloga de formación, siempre le ha gustado ayudar. Cuando tenía 18 años, el verano de primero a segundo de carrera, estuvo apoyando en una asociación de enfermos de Alztheimer. Ahora, tiene un empleo como funcionaria que puede compatibilizar bien con el acompañamiento a Jaiza.
«Quería dar sentido a mi tiempo libre. Busqué en Internet asociaciones en Málaga y encontré Málaga Acoge. Cuando vi el proyecto de mentoría vi que podía ser compatible con mi trabajo a turnos», apuntó.
María José participó en las formaciones impartidas por nuestra compañera Cristina, técnica laboral, donde se explicó en qué consiste el proyecto en el que están participando otras tres parejas de mentores y mentorizados: «Me encantó cómo lo explicó Cristina y animé a mi amiga Clara, que ahora es también mentora».
Confianza mutua
María José queda con Jaiza todas las semanas, siente que son «como tía y sobrina» y han establecido una relación de confianza mutua: «Yo sé que puedo confiar en ella y ella sabe que puede confiar en mí. Al estar Málaga Acoge por medio hace que se parta de una confianza inicial mayor, no estás con alguien que has conocido por la calle», advierte.
En este tiempo juntas han descubierto que tienen muchas cosas en común: » Una vez la llevé al mercadillo de Huelin, a las dos nos encantan los mercadillos, las telas… Nos acompañamos y le estoy descubriendo una Málaga que ella no conoce».
Jaiza cursa primero de enseñanza secundaria para adultos en el instituto Vicente Espinel y está buscando trabajo. María José le insiste en que tiene que hacer una Formación Profesional y la anima al estudio y al esfuerzo. «Que termine la ESPA, que se matricule en una FP, que busque trabajo. He encontrado una FP de salud, de Auxiliar de Enfermería, que es perfecta para ella. Un día tendrá que salir del piso y ser independiente. Que trabaje, pero que no se olvide del estudio que es lo que le va dar una vida mejor», afirma, y es lo que trata de proyectar en ella.
Antes de conocer a Jaiza, María José no conocía apenas la realidad de las chicas procedentes del sistema de protección de menores. Tampoco era completamente ajena a estas situaciones porque su marido es marroquí y conoce bien Marruecos. «Jaiza tiene su madre y padre, pero en su país, aquí no tiene referentes. Es una niña inocente, dentro de la dureza de su vida», apunta.
El sábado pasado estuvieron juntas en Ikea porque María José tenía que ir a comprar un mueble. «Nunca había ido y le gustó también ir en coche hasta allí porque ella no tiene y no suele salir de Málaga».
Este verano la va a animar a trabajar y «haremos cosas que nos gustan: ir a la playa, hacer una barbacoa…».
El proyecto de mentoring social para jóvenes procedentes del sistema de protección de menores lo llevamos a cabo en Málaga con el apoyo del programa Incorpora Joven, impulsado por Fundación «la Caixa».