Nuestra voluntaria Mar Tello reflexiona en nuestro espacio Málaga Solidaria de La Opinión de Málaga sobre la desinformación y los discursos del odio tras un taller en el que participó en Torre del Mar. Puedes leer el artículo en su ubicación original AQUÍ y reproducimos el texto a continuación:
En un entorno social a veces hostil ante la diversidad, la labor de Málaga Acoge de acompañamiento a personas vulnerables constituye un reto cada día. Partiendo de esta realidad y a propuesta del equipo de trabajo de Torre del Mar, tuvo lugar el 15 de septiembre un taller de Mediación social intercultural y de gestión de la convivencia en la diversidad, una formación dirigida al personal técnico de todas las áreas de la entidad y a la que asistí como voluntaria de la asociación.
Durante cuatro horas, mediante contenidos teóricos y diversas dinámicas, se abordó el contexto global, legal y de mediación en el que se desarrolla la intervención y sus dificultades, así como el apoyo a personas en diferentes situaciones de diversidad: migrantes o colectivos desfavorecidos. Además, se planteó la estrategia Stop rumores, impulsada por Andalucía Acoge en 2015, como una herramienta indispensable a la hora enfrentar de manera sosegada las corrientes de desinformación y odio.
También se dieron a conocer en la sesión las habilidades sociales y herramientas de gestión emocional que allanan el camino de la convivencia social en la diversidad y que son fundamentales a la hora de sentar unas buenas bases de equilibrio en la comunidad. Hablamos de abrazar las diferencias de otros, ser curiosos, ver a las personas y saber que no somos iguales y que eso está bien.
Las palabras clave del taller, que versó sobre la sana convivencia de los diferentes entes sociales, podría ser “desinformación” y “algoritmo”. La primera es la protagonista de una sociedad que demasiado a menudo se informa a golpe de clic. Cada uno de esos clic nos arrastra a través de un flujo de contenidos que, sin quererlo, vamos seleccionando cuando tocamos la pantalla. Pero si no reaccionamos y ampliamos de manera consciente el marco que nos proponen las herramientas digitales, no seremos capaces de ver de forma integral el contexto en el que nos movemos.
La bondad de las redes sociales existe, eso no se pone en duda, pero el trasfondo empresarial de quienes las gobiernan es meramente económico. Por tanto, somos los usuarios y usuarias quienes debemos reconducir hacia dónde queremos ir. ¿Hemos perdido la capacidad reflexiva y de intercambio de opinión sensato y constructivo?
Se recordó que las desavenencias sociales por motivos de convivencia siempre han existido. Sin embargo, no deben suceder de manera sistemática a causa de colectivos estigmatizados y por puro desconocimiento de la sociedad que juzga solo basándose en un algoritmo que no refleja la realidad y que enciende las redes con argumentos emocionales sesgados. Las cinco horas diarias que pasa la población española frente al móvil deben reconducirse hacia la cordura y, así, anular la llamada “internacional del odio”, según se advirtió durante el taller.
Se puso el foco en que la tipificación legal del delito de odio no ofrece siempre herramientas reales para atajar estas actitudes y que, por tanto, las estrategias a pie de calle, como la asertividad o estrategias como Stop rumores, se convierten en complementos indispensables a la hora de hacer frente a las fobias hacia otras personas. También el conocer en profundidad los mecanismos y consecuencias legales que suponen la incitación y los delitos de odio.
Caminos como la mediación intercultural y de vecindad, y la ya mencionada práctica de la asertividad pacífica para responder ante situaciones de discriminación racial o cultural, son importantes a la hora de resolver estos conflictos en el entorno más cercano. No hay que pasar por alto que también en los propios equipos técnicos de la asociación es preciso trabajar herramientas para gestionar discrepancias de criterios con otros grupos profesionales con perspectivas xenófobas.
Málaga Acoge debe intervenir con una sonrisa y no con crispación ante determinadas situaciones. La entidad tiene como cometido no escrito normalizar la inclusión diversa y hacerlo desde la calma y no desde el ataque.
La desinformación a manos del algoritmo genera miedo en cierta parte de la población y el miedo habla mal en una sociedad como la española que se ha hecho muy diversa en el transcurso de los últimos 20 años. A pesar de que la ciudad de Málaga aún está considerada un oasis en cuanto al número bajo de delitos de odio, no hay que bajar la guardia. Debemos trabajar con ahínco para que esto continúe así. Y, mientras, como apuntaban los ponentes del taller, fomentemos las relaciones presenciales, esas redes sociales esenciales. No hay “like” que las sustituya.
Esta formación nos llama a entender que la fórmula para la convivencia no es mágica, sino que hoy más que nunca parte de un esfuerzo personal. No dejemos que el algoritmo marque el paso y actuemos: busquemos información veraz, paremos con datos en la mano las actitudes crispadas y de odio hacia otras personas. Tengamos amplitud de miras en una sociedad plural que, por suerte, ha venido para quedarse. Así, quizás, la magia sí existe.