Quedan un par de horas para que Ilias empiece su jornada laboral en un restaurante del Muelle Uno. Es ayudante de cocina y hoy entra a la hora de la comida. Por eso ya lleva puesta la camiseta negra del trabajo. Ilias cumple 21 años en octubre y desde hace unas semanas vive en uno de los pisos de acogida que mantenemos en Málaga para jóvenes que han estado en centros de protección de menores.
«Antes estaba solo, buscándome la vida», afirma este chaval de Tetuán, el mayor de cuatro hermanos. Dejó su casa en Marruecos siendo un adolescente de 14 convencido de que en su país no encontraría las oportunidades que ansiaba.
De mirada profunda y pelo rizado, Ilias tiene una habilidad especial para dibujar. Sonríe al preguntarle sobre su afición y dice que no tiene «ni idea» de cuándo empezó a garabatear papeles en blanco. De pequeño ya pintaba «mientras estudiaba o cuando estaba aburrido». A lápiz y a bolígrafo, hay muchos rostros entre sus creaciones, algunas publicadas en su perfil de Instagram: «Me encanta dibujar caras de personas. Vi en la calle un hombre que pintaba rostros a partir de fotos y traté de ver si yo podía hacerlo. Empecé a practicar mirando también vídeos en Youtube».
Ilias estuvo en un centro de protección de menores en Ceuta hasta que cumplió los 18 años. Después viajó a la Península y pasó por «muchos sitios». Cuenta que estuvo en Jerez, Sevilla y un tiempo en Bélgica y en Holanda, países en los que trabajó como albañil o pintor.
Fue uno de los quince chicos extutelados que viajaron a Madrid el 10 de septiembre con Málaga Acoge para exigir la aprobación inmediata de la reforma de la ley de Extranjería: «Cuando salí del centro de menores no tenía nada. Ni familia, ni ayuda por si las cosas me iban mal, no sabía mucho el idioma», recuerda Ilias, que lleva unos cuatro años en España y afirma que el español que habla lo ha aprendido en la calle.
«Queremos estudiar, queremos trabajar» fue uno de los lemas que Ilias y otros chavales extutelados corearon en la concentración de Madrid. «Imagínate tú, si no hay trabajo, no hay comida. Si no hay trabajo no tienes donde dormir, no tienes nada», comenta. Y es que tiene claro que lo más importante para él es lograr un empleo porque «con trabajo puedes conseguir cualquier cosa». Valora la experiencia de reivindicación en Madrid a las puertas del Ministerio del Interior donde se encontró con amigos que hizo en el tiempo que estuvo en Jerez.
Antes de venir a Málaga, Ilias participó en formaciones de albañil y carretillero en Ceain Jerez. «En España tenemos el futuro que no es posible en nuestro país», dice, advirtiendo sobre la vulnerabilidad de jóvenes como él al salir de los centros de protección de menores: «No tienes madre ni padre, para cualquier problema no tienes a nadie. Estás solo».
Reconoce que hay «gente que se aprovecha» de la desprotección de los chavales extutelados aludiendo a algún trabajo que tuvo en el pasado en el que el trato no fue bueno. Ahora está contento en su puesto de ayudante de cocina, hace un curso de competencias tecnológicas con nuestras compañeras de empleo y le gustaría incorporarse de nuevo a los estudios para cursar la enseñanza secundaria obligatoria en el marco de nuestro programa de retorno educativo.
Ilias dice que tiene sueños, que quiere vivir «mejor» en el futuro, trabajar también para ayudar a su familia y que sus hermanos pequeños puedan estudiar. Quiere aprovechar bien las oportunidades y seguir dibujando retratos.
Ilias vive en un piso de acogida junto a otros tres jóvenes extutelados en Málaga capital, una vivienda que mantenemos en el marco del proyecto de Apoyo a menores de centros de protección de menores financiado por el Ayuntamiento de Málaga.