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Bogdan siempre recuerda cuando pasa por Jaén el poema Aceituneros (Andaluces de Jaén), de Miguel Hernández, que solía leer en clase José Tomás, su profesor de español en Málaga Acoge hace ocho años. Es conductor de autobús y en sus rutas recorre toda España y Portugal mientras su mujer, Zhanna, también antigua alumna, trabaja como médico de urgencias en el centro de Salud de Alhaurín El Grande. Bogdan y Zhanna llegaron de Ucrania en 2014 y tienen un hijo, Maksym, de 12 años, que juega al balonmano y al que también le gusta mucho el fútbol.
“Llegamos a Málaga el 8 de abril de 2014. Mi hijo tenía dos años y dos meses”, precisa Zhanna quien recuerda riendo que no sabe el porqué pero al principio sólo sabía decir dos palabras en español: lunes y jueves. La madre de Bogdan ya llevaba varios años viviendo y trabajando en la ciudad. Durante dos cursos asistieron a las clases en distintos horarios. Ella antes porque entraba a trabajar y él después, a veces acompañado de su niño en el carrito. Los dos recuerdan los versos que les descubría esas mañanas José Tomás, maestro jubilado que compartía con sus alumnos y alumnas el amor por las palabras.
“Las clases eran muy buenas, las vivimos con mucho gusto. Recuerdo la tranquilidad y la paciencia de José Tomás. Siempre con las manos abiertas. Os tenemos mucho cariño”, continúa Zhanna, que habla rápido con una voz muy dulce. Su marido, que también tuvo como profesoras a las voluntarias Rosa y Lola, valora el apoyo de Málaga Acoge, que fue “una maravilla desde el principio”, un “empujón grande hacia adelante”.
En sus primeros tiempos en Málaga vivieron en una habitación y pasaron tiempos difíciles hasta que ahorraron, encontraron un piso para alquilar y hoy están comprando su casa en un edificio tranquilo de pocos vecinos con los que se llevan bien.
Bogdan se acuerda de que cuando empezó a estudiar español apuntaba cada día diez palabras en un papel que guardaba en un bolsillo y cuando iba por la calle las repasaba y al otro día hacía igual con otras diez. Antes de ser conductor, una profesión que disfruta y que ya ejercía en Ucrania, trabajó en el campo, en Alozaina y Alhaurín de la Torre, recogiendo aguacates, mandarinas y en la siembra de olivos. Ahora muestra en su móvil un mapa de la Península Ibérica con muchos puntos que registran los lugares dónde ha viajado al volante del autobús. Fue en uno de sus trayectos como conductor donde el azar quiso que Bogdan se encontrase con José Tomás hace unas semanas. “No sabes la alegría inmensa que me dio”, dice el profesor quien se acordó al verle de aquél día que interrumpió emocionado su clase para enseñarle los carnés de identidad que acababa de recoger: el suyo, el de su mujer y el de su hijo.
Los primeros contratos de Zhanna como médico fueron en pueblos de Málaga como Alozaina, Yunquera o Casarabonela donde, pese a la distancia diaria que tenía que recorrer desde la capital, estuvo muy a gusto: “La gente era muy amable y agradecida. Tenía un trabajo estupendo y hubo un médico que me ayudó mucho en aquél tiempo”. Especialista en oftalmología, asegura que está también “muy contenta” actualmente con su equipo de trabajo en Alhaurín El Grande donde está desde 2019. El día de la entrevista, ella ha pedido el día de asuntos propios en el trabajo y él tiene su jornada de descanso. Llegan con un ramo de flores y unos bombones a la sede de calle Bustamante donde venían a sus clases de español. José Tomás, 88 años, profesor en colegios e institutos, insiste en que nunca ha preparado las clases con tantas ganas y cariño como cuando ya jubilado enseñaba español en Málaga Acoge. «Venía y me iba contento porque cuando terminaba la clase todo eran gracias y una sonrisa».
“Ahora nos sentimos bien”, dice Zhanna, mientras su marido echa la vista atrás y enumera los países en los que ha vivido: Ucrania, Polonia, Portugal, España… En estos diez años y medio que llevan en Málaga han vuelto dos veces a su casa en Ivano-Frankivsk, una ciudad ucraniana cerca de Polonia. En 2020 viajaron en coche 4.000 kilómetros en 46 horas desde el portal de su casa de Málaga hasta la de Ucrania. “ Fue el viaje más rápido de mi vida”, apunta Bogdan. “En mi país quedaron mi abuela, mi padre, las hermanas de Bogdan…”, cuenta Zhanna quien habla con tristeza de la guerra que asola su tierra.
En la ficha de inscripción de Bogdan en el curso de español, el 27 de septiembre de 2016, aparece marcada con una cruz la frase: Deletrea, reconoce y escribe palabras sencillas. Nivel básico, al menos de comunicación oral en español. Ahí comenzó un camino que siguen haciendo al andar. A Bogdan le gusta leer y cita un libro de un poeta ucraniano llamado Iván Frankó que retrató la vida de los mineros igual que Miguel Hernández dedicó versos a los aceituneros. Zhanna sacó el nivel C1 de español, está estudiando el MIR y también segundo curso de portugués en la Escuela Oficinal de Idiomas. «Hay que mejorar y mejorar», concluye.
Esta entrevista forma parte de una serie especial realizada por Málaga Acoge con motivo de nuestro 35 aniversario. A través de estas historias de vida, queremos visibilizar la fuerza, la determinación y la esperanza de las personas que acompañamos cada día. Sus testimonios reflejan el valor de la diversidad y la importancia de la solidaridad para construir una sociedad más justa e inclusiva. Gracias por acompañarnos en este recorrido y por celebrar con nosotros más de tres décadas de apoyo y nuevos comienzos.







