por Mar Tello*
Flora es voluntaria en la sede de Málaga Acoge de Torre del Mar desde 2018. Junto a su esposo se unió a las labores de mentoría asociadas al programa Tarhib de protección internacional. La idea de la mentoría es crear redes de apoyo social con las personas que llegan a nuestro país y están a la espera de regularizar su situación. Se trata de acoger en la comunidad mediante actividades de ocio, de acompañamiento o burocráticas para que de esta forma sea más fácil sentirse parte de un grupo social. Hablamos con Flora de su participación en el programa de mentoría, pero también de otros aspectos de su vida:
Flora, ¿cuándo viniste a España? Cuéntanos también un poco acerca de tu origen.
Nací en Irán, pero me marché del país con mi familia y vivimos en Portugal durante 12 años. Allí conocí a mi marido procedente de EEUU. Ambos abrazamos la religión Bahá’í, que surgió en Persia y que considera también importantes todas las otras religiones del mundo, además se ha adaptado a los cambios sociales que han ido aconteciendo. Nuestra fe determina bastante nuestro día a día. Desde 2010 a 2017 vivimos en Hangzhou, China, donde impartimos clases de inglés en la Universidad y ayudamos a que la comunidad Bahá’i se desarrollara. En 2017 llegamos a Torre del Mar. Parte de la familia está también aquí: mi hermano, mi hermana y mi cuñada viven cerca.
¿Desde cuándo eres voluntaria de Málaga Acoge?
Cuando llegamos y antes de la pandemia, unos amigos colombianos nos hablaron de Málaga Acoge y supimos que se impartían clases de español, así es que nos inscribimos a las clases. Desde el primer día nos gustó mucho el ambiente que había, hasta el día de hoy. Supimos que estábamos con personas con valores similares a los nuestros, nos sentimos muy bien en la entidad. Posteriormente mi marido impartió clases de inglés para los cursos de idiomas de la organización. Ahora que estamos jubilados, tenemos tiempo.
¿Cuál es vuestra tarea como mentores?
Damos respaldo a las personas que han llegado con el programa de protección internacional y no conocen a nadie. Les ayudamos con el español, les damos a conocer la zona, ayudamos con los deberes a los niños, etc. Pero en realidad también es muy enriquecedor para nosotros, porque conocemos a nuevas personas, otras culturas. El último año acompañamos a Gita, una mujer afgana que huyó de su país con sus dos hijos, cuando llegó a España. No hablaban nada de español y les apoyamos en todo lo que pudimos, tanto a nivel emocional como logístico. El contacto con ella ha sido muy emocionante para ambas partes; la situación era muy dura en su caso y el apoyo espiritual que pudimos aportar creo que le ayudó. Gita se ha marchado a Alemania para intentar trabajar y estar en contacto con la comunidad afgana que allí es mayor que en España. Seguimos hablando con ella desde aquí.
¿Qué te aporta la mentoría personalmente?
Tengo la sensación de hacer algo por otras personas con menos oportunidades que yo. Me aporta también la sensación de gratitud por la vida que tengo. Además, no es solo dar, es recibir mucho de personas con vidas muy interesantes y de otras culturas. Por ejemplo, con Gita. Con este acompañamiento siento que crecí como persona.
¿Qué te apetece destacar de la experiencia?
Somos muy afortunados de tener Málaga Acoge cerca. Todo el personal está muy dedicado al trabajo, están en sintonía. Es muy importante para nosotros.
Málaga Acoge lleva a cabo el programa Tarhib con el apoyo del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones (Dirección General de gestión del sistema de acogida de Protección Internacional y Temporal) y la cofinanciación del Fondo Social Europeo).
*Mar Tello es voluntaria de Comunicación en Málaga Acoge