Actualizado hace 1 año – Publicado el 24 de mayo de 2022
por Mar Tello*
Todas las migraciones forzosas son muy duras, pero la situación que hace salir de Afganistán a sus habitantes reúne muchos aspectos de lo que supone vivir en un horror permanente y desmedido. Gita logró salir de allí y dedica ahora parte de su tiempo y esfuerzos a denunciar la situación que se sufre en aquel país. La sociedad en su conjunto soporta momentos difíciles, pero son las niñas y las mujeres las que se ven sometidas con más dureza al régimen talibán, que volvió al poder con más fuerza en 2021.
Quedamos en Torre del Mar, donde ahora viven Gita Saeed y sus hijos. Ella se expresa cada día mejor en español, pero a veces recurrimos durante la conversación a una aplicación que nos traduce para que no hubiera duda en nuestras palabras. Sin embargo, la dificultad no estaba en el idioma: remover todo lo vivido le causa a veces mucha tristeza.
¿Cuándo llegaste a España?
Llegué hace ocho meses con mis hijos de 17 y 14 años. Los primeros meses fueron duros porque no conocíamos nada del idioma y apenas algo de la cultura. Además, perduraba la emoción y el recuerdo de lo vivido antes de dejar el país; allí se han quedado mis padres, mis cuatro hermanas y mi hermano. Tras estos meses en España, hemos empezado a comunicarnos mejor en castellano y eso nos facilita las cosas.
Salí de Afganistán con mis hijos porque allí no podía seguir viviendo. Soy viuda: hace nueve años, los talibanes mataron de un disparo a mi marido que colaboraba con la organización francesa ACTED. Mis hijos eran entonces pequeños y ser viuda en mi país no es fácil. La tradición cultural te insta a que te cases con un familiar de tu esposo o de lo contrario pierdes todo derecho de ayuda por parte de la familia. Yo renuncié a esta ayuda. No quise volver a casarme por obligación otra vez: ya tuve que contraer matrimonio con 15 años, porque a mi padre, empleado del gobierno talibán de entonces, le obligaron a ello.
Tras la muerte de mi esposo me marché de Faryab, donde vivía, y me fui con mi familia a Kabul. Vivíamos muchas personas bajo un mismo techo. El regreso al poder de los talibanes en agosto de 2021 fue lo que me hizo salir del país.
¿Tienes contacto con tu familia en Kabul?
Sí, hablamos cuando podemos, sobre todo con mis padres y mis hermanas. Con mi hermano que vive en otro lugar no tengo contacto.
¿Cómo viven las niñas y las mujeres la represión de los talibanes?
Es durísimo psicológicamente, nadie se atreve a protestar, todas las personas tienen mucho miedo. Las niñas no lo entienden, la tristeza es la emoción más habitual. Te dicen que no puedes ir a la escuela, que no puedes estudiar, que no puedes trabajar, que escondas tu cuerpo bajo el burka. Y no puedes hacer nada, solo callar. Las mujeres no tienen libertad de movimiento y menos si son viudas. Los talibanes controlan la sociedad mediante una interpretación horrible de la religión.
Solo las personas con cierta educación y recursos puede salir del país, el resto tiene que quedarse y seguir viviendo el horror y la falta de libertad y futuro. Casi todas las mujeres activistas han salido del país, muchas de ellas están en España.
[Gita, indignada y triste, me muestra en el móvil la foto que ilustra la noticia de la muerte de una maestra de 21 años asesinada por seguir impartiendo clases a las niñas. Ha ocurrido esa misma mañana.]
¿Cómo te gustaría que fuera el futuro cercano?
No me puedo imaginar volver a Afganistán ahora. Si cambia el régimen, quizás podría volver para ver a mi familia durante unos meses. Pero no quiero que mis hijos vuelvan a Afganistán nunca. No quiero esa vida para ellos, espero que se queden aquí y que vivan la libertad que veo en esta sociedad.
Me imagino un futuro feliz, sin dolor y sin sufrimiento. Quiero escribir un libro sobre todo ese dolor que hemos pasado antes de llegar a España, me gustaría hacerlo en castellano. Siento que esta lengua me resulta muy cercana, aunque aún no la hablo bien. Es un idioma en el que puedo expresar bien las emociones y sé que lo haré cada día mejor. Espero que me sirva para expresar todo lo que llevo dentro. Pertenezco a la asociación European Network of Migrant Women y la organización me ha ayudado mucho. Me han proporcionado un ordenador portátil y les estoy muy agradecida, sueño con sentarme a escribir; me gusta mucho hacerlo.
Vine sin saber nada de este país y ahora lo llevo en mi corazón
¿De dónde crees que procede tu fuerza?
Procede del dolor pasado, de todo lo horrible que hemos vivido y que aún siguen viviendo las personas en Afganistán. También estoy muy agradecida a todas las mujeres que he conocido en Málaga Acoge, para mí son como mis propias hermanas. Me han apoyado y gracias a ellas estoy saliendo adelante. Cuando llegué a España, a Torre del Mar, me iba a la playa a llorar y eso ya se ha acabado. Ahora tengo esperanza y planes, y en buena parte es gracias a esas mujeres que me han acogido, ha sido increíble. Les estoy muy agradecida, creo que es por eso por lo que amo vuestra lengua, vuestra cultura. Vine sin saber nada de este país y ahora lo llevo en mi corazón.
Háblanos de tus poemas
La poesía es un vehículo con el que expreso todo lo que sucede en mi país a través de las palabras. Son poemas contra lo que está sucediendo. Publiqué un libro de poesía en Afganistán y he seguido escribiendo poemas. Además, ahora utilizo el vocabulario que voy aprendiendo en castellano para seguir escribiendo. Escribir es mi pasión.
¿Cómo podemos seguir ayudando desde aquí?
Denunciando la situación, eso es lo que hay que seguir haciendo. Además, hay que apoyar a las personas que migran, darles una oportunidad. Las mujeres afganas que migraron después de 2021 a Europa y a todo el mundo son en su mayoría mujeres con formación, capacitadas, luchadoras y pensadoras. Para ellas es muy importante y valioso continuar con su educación para que puedan hacer el mejor uso de sus habilidades en los países de acogida.
Gita Saeed ha intervenido en el Congreso de los diputados dando su testimonio gracias al proyecto European Network of Migrant Women. En esta columna de opinión también podéis leer su experiencia.
La grandeza de Gita y de muchas otras mujeres como ella reside en sus convicciones, en su determinación a la hora de denunciar lo que ocurre en el país que dejó atrás, y en expresar todo ello con la serenidad y el pesar que derivan de la verdad.
El apoyo que prestamos a Gita lo hacemos a través del proyecto Tarhib, que realizamos con el apoyo del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones (Dirección General de gestión del sistema de acogida de Protección Internacional y Temporal) y la cofinanciación del Fondo Social Europeo.
*Mar Tello es voluntaria de Comunicación en Málaga Acoge.