Después de veintidós años de trabajo en nuestra sede en Antequera, nuestra compañera Haydee se jubila. “Me llevo mucho. Málaga Acoge me ha dado todo, me ha abierto la vida a otras experiencias. Tengo mi hogar, pero ha sido mi segundo espacio”, asegura esta argentina que llegó a España con su marido hace 24 años en busca de un futuro mejor para su hijo.
El hecho de ser ella misma migrante y de familia de migrantes -sus abuelos italianos se desplazaron a Argentina- le ha hecho “verse en un espejo” en su trabajo de acompañamiento a personas migrantes. Aunque cada una tiene su historia y su mochila “puedo entenderles bien por mi sentir y vivencias propias”, comenta, y cree que es por esta razón que se ha sentido siempre tan unida a Málaga Acoge.
“Es lindo poder decir que dos de las personas a las que apoyamos en el pasado se han jubilado en sus trabajos”, resaltó Haydee, quien se refiere a una mujer paraguaya empleada de hogar a la que contrataron en una casa. Son muchos recuerdos, muchos momentos, y entre ellos, dice que no se olvida ni de los nombres de una pareja de mujeres de Bolivia, Mamerta y Veneranda, a las que acogieron a su llegada a España y que después de formarse con la asociación salieron adelante y volvieron de visita años después.
Haydee vivió los comienzos de la entidad, que este año celebra su 35 aniversario. “En Antequera nos empezamos a reunir médicos, políticos, sacerdotes… Nos juntábamos donde teníamos un hueco para ver cómo podíamos ayudar a los demás. Conocimos a José Rojo y a gente de buen hacer, se propuso buscar una asociación y surgió Málaga Acoge”. Cuenta que comenzó su vida en España junto a Nancy, una amiga que es «muy importante» para ella al igual que «todos los compañeros y compañeras y el voluntariado» de la entidad porque «solos no hacemos nada».
Cuando recuerda los orígenes en Antequera asegura que no paraba de llegar gente a la asociación, nos dejaban las maletas y se iban a trabajar en el campo porque se necesitaban jornaleros para recoger la aceituna y empleadas de hogar. “Las primeras demandas fuertes de trabajo para las personas migrantes fueron para las cosechas y las empleadas del hogar”, apunta, y apunta que en esos primeros años eran pocas las personas en situación administrativa regular. «Venían ecuatorianos, colombianos, marroquíes, y después llegaron brasileños».
“Lo lindo de entonces es que hacíamos todo a pulmón, veíamos qué necesitaban y lo hacíamos -organizamos cursos de cocina, de limpieza, de pintura- tratábamos de crear espacios de encuentro para hablar y compartir con la gente”. Entre sus mejores recuerdos están las primeras fiestas para repartir los regalos de Reyes Magos que habíamos recogido y una fiesta de Fin de Año en la que fue “hermoso porque eran familias, chicos, vecinos, había tanta gente…y salió todo tan bien”. También rememora una vez que el voluntario Jesús Pedrosa les llevó al Colegio de Abogados para contar su historia.
Cuando mira atrás piensa “la fuerza” que tenían para hacer las cosas: “trabajábamos mañana y tarde, participábamos en todo lo que había, convivencias, encuentros, formamos la Mesa de la Inmigración, y tejimos una red con todas las asociaciones”. Recuerda una época dura de la entidad en Antequera “cuando tuvimos a la Policía en la puerta, pero no teníamos miedo y afrontábamos lo que venía porque sabíamos que no estábamos haciendo nada malo, sino defendiendo a gente con necesidad”.
Del trabajo que se ha llevado a cabo en Antequera, Haydee destaca la lucha por los derechos de las trabajadoras del hogar y de cuidados, una lucha que “tiene que seguir” porque “aunque ha habido avances se ha mejorado poco”, así como los encuentros que se venían impulsando junto a otras asociaciones para sensibilizar sobre la realidad de este colectivo. También se refirió a las distintas ediciones de las Jornadas sobre Trata que se impulsaron desde la sede de Antequera.
Haydee desea que Málaga Acoge siga creciendo y que “nunca se pierda la sensibilidad y el espíritu de acogida con el que siempre se ha trabajado con la gente necesitada. Una persona cuando llega lo que necesita es que la escuche y lo importante no es lo que yo quiero sino lo que el otro necesita”.
Resalta la importancia del trabajo en equipo y de forma integral con las personas. Así, describe su labor a lo largo de los años como “sembrar una semilla que dio sus frutos y se fue adaptando a los cambios”.
Frente al auge de los discursos de odio y miedo, Haydee insiste en que si la gente se desplaza es por hambre, guerras, problemas políticos. “¿Por qué emigraron mis abuelos de Italia a Argentina? ¿Por qué emigraron los españoles? Pensamos que somos omnipotentes, que no nos va a pasar nunca nada y no es así”.
Ella y su marido llegaron a Antequera buscando otras posibilidades y una vida distinta para su hijo, que hoy tiene 29 años. “Es muy difícil cuando lo dejas todo: casa, trabajo, todas tus pertenencias…”. Pero no se arrepiente: “He visto cómo mi hijo ha crecido, ha salido adelante y tiene una vida hecha aquí. Estoy feliz de que haya podido estudiar y hacer su carrera, de que esté encaminado”, concluye.