Actualizado hace 2 años – Publicado el 20 de diciembre de 2017
La periodista Patricia Simón considera que las mafias no son sino «un producto de la política de cierre de fronteras de la Unión Europea» y un discurso que beneficia a los Gobiernos y «obsesiona» a los medios de comunicación.
Simón, especializada en Relaciones Internacionales y periodismo con enfoque en derechos humanos, participó esta semana en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Málaga en el encuentro informativo «Las personas refugiadas bajo los focos de los medios de comunicación, una actividad organizada por Andalucía Acoge y Málaga Acoge en el marco del proyecto Cinco Millones de Pasos.
En una intervención en la que planteó como entiende el periodismo y cuáles son los pilares de su trabajo, criticó el discurso del odio dominante y reivindicó el derecho a la libre circulación de las personas recogido en la Declaración de los Derechos Humanos.
«Las personas nos hemos movido siempre y lo vamos a seguir haciendo. Lo único que generan las políticas de cierre de fronteras es el negocio de la xenofobia. Cuantas más barreras, más dolor, más muerte y más negocio para algunos», lamentó.
Ante un público compuesto mayoritariamente por estudiantes de Periodismo, advirtió de que los medios de comunicación y «los periodistas legitiman discursos públicos y desgraciadamente la mayoría está en manos del accionariado de la banca con lo cual sus líneas editoriales obedecen a los intereses de los grupos más poderosos».
Según Simón, usando los mismos discursos alarmistas que los Gobiernos, los periodistas han contribuido a que la sociedad «se sienta amenazada por gente (migrantes) que viene sin nada».
La periodista recordó que España lleva siendo el laboratorio de políticas de cierre de fronteras de la UE desde 1996, cuando se empieza a construir la valla de Ceuta y Melilla -la primera patera identificada llega a nuestras costas en el 89.
También destacó «la brutalidad desplegada en nuestra frontera y territorio, infinitamente superior a la de Grecia hasta este momento» y se preguntó «cómo es posible que los periodistas no hayamos sido capaces de dar entender a la gente que en España pasan cosas muy graves».
Se refirió al «racismo y manipulación mediática» cuando los medios siguen el discurso del Gobierno diciendo «refugiados sí, migrantes no» cuando «en la realidad se trata de categorías jurídicas que no se aplican tan fácilmente a la vida humana».
Puso como ejemplo el caso de Mamadou, un periodista que dejó su país porque era perseguido. Tras intentar saltar la valla de Melilla tres veces y ser devuelto a Marruecos trata de cruzar oculto en el maletero de un taxi, después de lo cual es descubierto y se le abrió un proceso judicial: «A él nadie le gestionó su solicitud de asilo», apuntó, porque «es negro y los negros no son refugiados. Los refugiados son los sirios».
Simón habló de cómo el periodismo con enfoque de derechos humanos debe «cuidar a las personas» porque en su opinión «lo importante no es el destinatario de la información sino quiénes son sus protagonistas, sobre todo cuando hablamos de personas que han visto sus derechos muy vulnerados» y hay que pensar «en cómo esa comunicación puede influir en ellas»
Se refirió a lo que llama el «orgullo de la supervivencia» y afirmó que las informaciones elaboradas por los medios de comunicación, más que presentar a la personas -migrantes y refugiadas- como víctimas deben ser un reflejo de lo que han sido capaz de hacer porque eso les ayuda en la superación.
Para concluir, Simón defendió que «no hay periodismo de derechos humanos que no sea un periodismo feminista entendiendo que esta es la ideología que defiende la radical igualdad entre hombres y mujeres».
La periodista respondió a las preguntas de los estudiantes y dio algunos consejos sobre cómo las oenegés pueden elaborar campañas de sensibilización recurriendo a la de Médicos del Mundo Personas que se mueven.
El director de Málaga Acoge, Alejandro Cortina, aprovechó la introducción de la actividad para recordar cómo más de 200 personas siguen encerradas de forma ilegal en la cárcel de Archidona, entre ellas al menos cinco menores «sin que nadie nueve un dedo por protegerles».
«Estamos en una guerra que enfrenta al Gobierno de la UE contra las personas migrantes y activistas de los derechos humanos, una guerra que se está disputando en el mar Mediterráneo donde ya hay más de 30.000 vidas perdidas», lamentó Cortina, quien se dirigió a los estudiantes de Periodismo para decirles que su papel es «el de sacar a la luz las batallas en la valla, en las pateras denunciando la vulneración de los derechos humanos».
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