Salimos una mañana cualquiera con el equipo de Puerta Única, que atiende a las personas sin hogar en la ciudad de Málaga, donde realiza su labor el mediador intercultural de Málaga Acoge Nordin Alghouch. Este es el resultado.
Sentado en un banco frente a la estación de autobuses, Hamoudou acaba de recibir visita. Algo dormido y con cierta resaca, charla con Nordin Alghough y Miguel Roja. La conversación gira en torno al fútbol, al ajedrez o al recién llegado verano. Pero también, a mitad de camino entre el español y el árabe, se habla de alcohol, de un techo, una ducha. Y de comer. Nordin y Miguel son miembros del equipo de Puerta Única, la oficina de atención a personas sin hogar. El primero, trabajador de Málaga Acoge, es mediador intercultural y el segundo es psicólogo. Forman parte de un grupo de 12 profesionales de distintas especialidades (trabajo social, psicología… ) de Puerta Única, donde asociaciones y ONG trabajan mano a mano con el Ayuntamiento de Málaga para atender y trabajar con quienes viven en la calle, como Hamoudou, a quien ha sido imposible convencer esta vez de la necesidad de curar sus heridas en los pies o empezar un tratamiento para dejar de beber. “Gracias por todo, de verdad, pero hoy no”, cuenta.
Hamoudou vivía en diversas zonas de España. Hace algo más de dos años fue detenido por no tener su situación administrativa de forma regular y expulsado a Marruecos. De origen saharaui, la policía marroquí no lo reconocía como súbdito de Marruecos y la policía española no pudo expulsarlo, así que le pagaron un billete y lo dejaron en la estación de autobuses de Málaga. Allí, sin recursos, vive aún hoy. El suyo es uno de los alrededor de 200 casos de personas que viven en la calle en la capital malagueña. “Es un colectivo que fluctúa mucho, cuyo número es imposible de decir a ciencia cierta, pero sí que suele rondar esa cifra”, explica Miguel, que subraya que la cantidad crece en verano y baja en invierno. Cada día, varios miembros del equipo de Puerta Única realizan diversos itinerarios por la ciudad para atender a estas personas. Una red de trabajo en la que, además del Ayuntamiento de Málaga y Málaga Acoge, participan la Asociación Benéfica Patronato Santo Domingo, Cáritas Diocesana, la Congregación de las Hermanas Adoratrices, los Hermanos de San Juan de Dios, Accem, Cruz Roja, Arrabal Empleo y Málaga Acoge. Y que pone a disposición de las personas sin hogar más de 300 plazas de alojamiento según los datos que maneja el consistorio malagueño.
El itinerario de esta mañana lleva a los límites con el centro de la ciudad. Después de visitar a un viejo conocido del equipo de Puerta Única como es Hamoudou, es el momento de visitar a dos personas a las que no conocen demasiado bien. La primera, de origen rumano, quien ve con buenos ojos la posibilidad de una ducha, afeitarse y algo de comida. Y, la segunda, de la República Checa, quien agradece los servicios que Puerta Única pone a su disposición, pero prefiere seguir por ahora en la calle ya que tiene un lugar donde dormir en una zona de chabolas de la capital. “En estos casos hay que ir poco a poco, paso a paso. Lo importante es establecer un contacto, que te reconozcan. Y, luego, vas alcanzando cosas. Muy lentamente, pero se consiguen”, subraya Miguel. “El objetivo último es conseguir que salgan de la calle. Llevarlos al albergue municipal, a un centro de día… Dependiendo de cada persona y sus circunstancias. Y, a partir de ahí, empezar a trabajar con ellos: desde la documentación hasta una posible formación, pasando por el tema sanitario o conseguir contactar con sus familiares estén donde estén. En definitiva, cualquier otro aspecto que les permita salir de la calle”, afirma Nordin Alghouch. Eso sí, la mayoría de personas sin hogar prefieren seguir viviendo en la calle por unas cuestiones u otras. Por eso, la insistencia del equipo de Puerta Única tiene un límite cada mañana que prefieren no superar para no agobiar en exceso: “pero somos pacientes y seguimos viniendo cada pocos días. Es un trabajo laborioso y donde hay que tener mucho tacto”, subraya Nordin.
Tres son los principales colectivos de personas sin hogar en Málaga. El primero, el de consumidores: personas que tienen algún problema de consumo (alcohol o las drogas) a quienes sacar de la calle es muy complicado. El segundo, el de menores ex tutelados por las administraciones, quienes al cumplir los 18 años son dejados en la calle sin apoyo alguno. Y, el tercero, el de personas que piden en la calle, quienes mayoritariamente suelen tener un alojamiento. “En este caso, son personas que tienen techo, una cama y se buscan la vida pidiendo. A algunas personas nuevas se les deriva a los servicios comunitarios, mientras que loas más antiguos, los que permanecen en la calle, les ofrecemos nuestra ayuda para cuando quieran”, cuenta Nordin.
Juan es uno de ellos. Continuando el camino, cerca del centro los trabajadores de Puerta Única se topa con él pidiendo sentado en la acera. Se trata de un leonés de 61 años que lleva en Málaga “unos cuantos” y Miguel le conoce bien: Juan vive con su hijo en un pequeño piso y dispone una pequeña paga por su jubilación. “Con eso pagan el alquiler. Pero, para comer, Juan pide en la calle y su hijo aparca coches”, cuenta. Tras charlar un rato con él y preguntarle por diversas cuestiones que tienen pendientes, la ruta continúa. En este caso, para visitar al hospital a otro viejo conocido, a quien dos días antes habían acompañado al centro sanitario por un problema de salud y había quedado hospitalizado.
“Hoy ha sido un día relativamente tranquilo. En otras ocasiones, hay avisos de urgencias, visitas por llamadas de algún ciudadano, policías o incluso tenemos que acudir a algún desahucio”, cuenta Nordin Alghouch, que en su condición de mediador intercultural suele ser solicitado para casos en los que los desahuciados son personas inmigrantes y a los que explica los recursos que pueden disponer una vez no tienen ya hogar. La mañana acaba y, como prácticamente todas, el equipo de profesionales de Puerta Única ha trabajado con alrededor de una docena de personas, media habitual. A las que ya conocen para hacerles seguimiento, llevarles a una cita con el médico, acompañarles a un trámite administrativo o simplemente charlar. Y, a los que no conocen, para informarles de los servicios del equipo de Puerta Única y comenzar el seguimiento.