Actualizado hace 10 años – Publicado el 3 de abril de 2013
Hace unos días asistimos a uno de los últimos ensayos de la obra Crónicas de amor en el aire, que se estrena este próximo viernes en el salón de actos de la prisión de Alhaurín de la Torre y en el que han participado una veintena de actores. Es el resultado del taller de teatro que el Departamento de Prisiones de Málaga Acoge puso en marcha el pasado mes de octubre.
Entre bambalinas, el ajetreo es inmenso. Unos buscan su vestuario, otros repasan las frases que aún no se han aprendido y también hay quien se encarga de que la decoración esté en su sitio. Y Felipe, el encargado de las luces y el sonido, hace también las últimas pruebas. “Parece que todo está bien. Esperemos que no falle”, cuenta mientras mira como, en el patio de butacas, bajo el escenario, Rosa Deblas no para ni un momento para que todo esté en orden y todos estén centrados en su papel. Momentos después, todo queda en silencio y queda preparado para que arranque Crónicas de amor en el aire, la obra de teatro que una veintena de internos de la prisión de Alhaurín de la Torre llevan ensayando desde el pasado mes de octubre y que se estrena el próximo 5 de abril en el salón de actos del recinto penitenciario.
Apenas quedan un par de semanas para el estreno y el de hoy es el primer ensayo general. Hay nervios, pero no es lo general entre un grupo de personas que están totalmente volcados con la representación teatral. “Llevamos unos meses muy implicados y pasándolo muy bien. Tener la oportunidad de participar en un proyecto así es un gusto”, cuenta James, uno de los protagonistas, que jamás se había subido antes a un escenario. “Ha sido una experiencia maravillosa. Y, por supuesto, me ha permitido olvidarme durante unas horas de los paseos en el patio, de las horas sin poder hacer nada, del día a día aquí”, añade. Esa es la sensación de todos los que participan en este taller de teatro: “te quita tensión, te despeja, te ayuda muchísimo”, añade José, que hace de Cupido y debe aparecer en escena en varias ocasiones a lo largo de la obra. “Yo sólo tengo que tirar flechas, así que todo ha sido fácil para mí”, explica mientras no para de reír tras ponerse la peluca de su disfraz. El taller les ha permitido mejorar su imaginación, conocer técnicas de vocalización, desarrollar la improvisación, ejercitar la concentración y la memorización, planificar con el grupo… “Aprenden sus cositas, pero eso finalmente es lo de menos. Ellos diariamente están encerrados en sus módulos, así que salir de ahí, contactar con nueva gente, conocer nuevas personas… es hacer algo diferente y muy importante para ellos”, cuenta Rosa Deblas, quien se ha encargado de impartir el taller. “Uno de ellos decía que ir al salón de actos era como ir a Cancún, por hacer otra cosa, por la sensación. Y por unos instantes alguno se creía actor de Hollywood, por lo que mientras estaba ahí era feliz. Eso era la verdad y la prisión un mal sueño”, cuenta Rosa.
Quizás no estemos en Los Ángeles, pero casi, por qué no. “Cerramos cortinas. Y acción”, grita bajo el escenario Rosa y aparecen los primeros personajes. Una de ellas es Sandra, que vestida de azafata explica al hoy vacío salón de actos cómo deben prepararse para el viaje que supone esta representación teatral. Con los apuntadores preparados tras las cortinas y bajo las órdenes y consejos de Rosa, la obra comienza a desarrollarse. Y, aunque hay que detenerse para mejorar ciertos momentos y explicar ciertos cambios a los actores, el ensayo transcurre entre muchas, muchas risas. Como cuando hay que ponerse a bailar flamenco en grupo: “Es que yo soy colombiano y, por mucho que lo intente, no tengo el arte que tienen ustedes”, dice uno de los bailaores; o cuando Víctor y Jessica aparecen en escena para representar a Adán y Eva, uno de los momentos más divertidos de Crónicas de amor en el aire. “Para ambos es la primera vez que nos subimos a un escenario, pero está siendo una experiencia espectacular y muy, muy divertida”, dicen ambos. “La verdad es que es espectacular el trabajo que han realizado y lo bien que lo han hecho todo. Estamos muy contentos con el resultado y, claro, nerviosos de cara al estreno”, añade Rosa Deblas.
Los encargados del cambio de escenografía entran en escena. El Colectivo Moraga se ha encargado de realizar la decoración y el resultado ha sido magnífico. Un minuto después ya está de nuevo todo preparado para la siguiente secuencia: es el turno para Marco Antonio y Cleopatra, papel con el que Sandra vuelve al escenario, sólo que ahora en la piel de la reina egipcia. El ensayo continua entre otras historias de amor a lo largo de la historia de la humanidad bajo la atenta mirada Eduardo, uno de los internos que ha asumido el rol de ayudante de dirección de Rosa, que no cesa en su empeño de mejorar cada escena para que todo salga bien. “Cada uno tiene su sitio en el escenario. Y sólo su sitio, nada más”, recuerda una y otra vez Rosa.
El próximo día 5, este viernes, será el estreno de la obra. El salón de actos dejará de estar vacío y se llenará con entre 200 y 300 personas. “Será un éxito, seguro. Estoy muy tranquila en ese sentido, sé que todo va a salir bien”, concluye Rosa. Seguro que sí.
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