Nuestra voluntaria Mar Tello llama a la manifestación del próximo sábado 9 de noviembre en Málaga en la que se exigiremos en las calles el derecho una vivienda digna para todos y todas. Lee el artículo que escribe en el espacio que compartimos en La Opinión de Málaga con varias asociaciones malagueñas. Lo reproducimos a continuación:
En las cercanías de las Torres de Martiricos, Ingrid se asea de pie en la acera junto a un vehículo abierto en una zona poco transitada. En el interior se asoman todo tipo de objetos cotidianos: desde una almohada hasta un cargador de móvil y artículos de aseo. La mujer de mediana edad se prepara para ir a trabajar: desde que llegó de Bolivia hace unos meses cuida unas horas al día de una señora mayor que vive en calle Ollerías. Espera poder acceder pronto a una habitación en el piso compartido de unos compatriotas. Cuando acabe de poner en orden el coche, irá a tomarse un café muy cerca de allí, donde Sergio, un treintañero de Álora trabaja de camarero por unos 1.200 euros al mes; la habitación que alquila en el barrio de la Victoria le cuesta 450 euros.
Al otro lado de la acera despuntan las nuevas torres junto a la Rosaleda, los molestos incidentes causados por los visitantes temporales de los apartamentos saltan a los medios de comunicación locales: el desmadre de algunos turistas desata la ira de quienes quieren dormir tranquilos en el mismo edificio. De las rutinas de Ingrid y Sergio nadie dice nada en las altas instancias de la ciudad, no parecen quitar el sueño a casi nadie. Sus rutinas de estrechez y precariedad se repiten día a día, pero estas son silenciosas.
La tasa de pobreza en Málaga, medida mediante el indicador AROPE (At Risk of Poverty or Social Exclusion) que evalúa tanto el riesgo de pobreza como la exclusión social y la baja intensidad laboral en los hogares, alcanzaba en 2023 el 34,3% afectando a más de 601.000 personas. Está muy por encima de la media nacional, que es del 26,5%.
La oferta turística de restauración y ocio es infinita en nuestra ciudad. Y sí, da trabajo a miles de personas de dentro y fuera de la ciudad. Sin embargo, esos trabajadores y trabajadoras lo tienen muy difícil a la hora acceder a un alquiler proporcional a sus ingresos. La mitad de ellos gana 20.600 euros, por debajo del salario medio de España, que es de 22.383 euros al año. Estos datos chocan y se recrudecen si se tiene en cuenta que Málaga vuelve un año más a destacar con bastante diferencia como la provincia de Andalucía con mayor número de plazas de viviendas con fines turísticos, alcanzando en 2023 las 354.647 plazas, número que asciende respecto al año anterior en 69.787 plazas.
El centro histórico se ha convertido en un lugar despersonalizado por el que algunos malagueños prefieren pasar dando un rodeo. Es el sino de las ciudades cortadas por el mismo patrón. El debate está ya muy manido, pero las alternativas oficiales brillan por su ausencia.
El movimiento vecinal Málaga para Vivir ha convocado una gran manifestación el 9 de noviembre. La protesta, bajo el lema “Si nos echan de los barrios, paramos la ciudad”, comenzará a las 11.30 horas en la Plaza de la Merced. Allí tenemos de nuevo la oportunidad de dar voz a todas las personas que en silencio forman parte del tejido social real e indispensable de la ciudad y que no pueden acceder a una vivienda digna a un precio justo. Todas ellas se mueven en la sombra que proyectan los grandes planes urbanísticos pensados solo para el disfrute holgado de algunos y no para la
población al servicio de la gallina de los huevos de oro. El 9 de noviembre hay que hacer mucho ruido para que resuene en la Casona del Parque y cause molestias a sus vecinos. Y es que quizás el ruido de la caja registradora les impide escuchar que Málaga es la segunda ciudad más cara de España y que eso no se puede pagar con 1.200 euros mensuales.