«Hola, buenos días, ¿en qué puedo ayudarte». Luana, sentada tras una mesa en la entrada de Málaga Acoge, saluda a una mujer que acaba de llegar y se acerca. «Soy colombiana. Apenas llevo veinte días en Málaga. Ando en casa de una amiga y busco orientación», le responde con voz baja mirándole muy fijo a los ojos. Luana descuelga el teléfono para atender las llamadas. «Málaga Acoge, buenos días…¿cómo es tu nombre? ¿Jairo? Espera, voy a ver si la persona que te puede ayudar está libre».
Abogada, de melena larga y castaña, desde agosto forma parte de nuestro voluntariado los miércoles por la mañana, entre las diez y la una, en las labores de acogida en la sede de calle Bustamante. Ella es el primer rostro que ven, la primera atención que reciben las personas que acuden a la asociación. «La acogida me gusta muchísimo porque veo a la gente, hablo con ella, la conozco y es una forma de compartir«. Además, los jueves es voluntaria del programa de Prisiones de la asociación.
«Vine a Málaga para estudiar un máster», cuenta Luana, que en 2018 cursó en la Universidad de Málaga el de Cultura de Paz, Conflictos, Educación y Derechos Humanos. Especializada en derecho empresarial en Brasil, estos estudios en la UMA le aportaron «otro enfoque, otra mirada de las cosas más allá de lo jurídico, además de la experiencia de vivir en otro lugar y conocer a gente». Aunque podría haber elegido también Granada, Córdoba o Cádiz como destino, optó por Málaga por su «clima templado más parecido a Sao Paolo» y porque «es una ciudad acogedora».
Luana quería tener la experiencia de vivir fuera de su país «para conocer». Allí, apunta, dejó «todo»: su trabajo, sus padres, hermanos, sobrinos y amigos, para instalarse en un casa en la zona de La Araña. En su trabajo de fin de máster quiso abordar el tema de la inmigración y el refugio y los programas de retorno voluntario en España. Hizo prácticas en la asociación Alquds, donde continúa también colaborando de forma esporádica como voluntaria, al igual que lo hace en GEA, una asociación de voluntariado volcada en la ayuda social y el medioambiente.
«Me gusta el voluntariado», afirma Luana, quien también está buscando empleo y advierte de que no consigue «quedarse sin hacer nada».
En Brasil tenía un vida «muy diferente. Era otra persona: Trabajo, trabajo y trabajo y pensar en lo mío, lo mío. He aprendido mucho y pienso que el ser voluntario es una experiencia que se tiene que hacer al menos una vez».
Un chico acaba de entrar en Málaga Acoge y pregunta dónde puede informarse sobre cursos para el empleo. Luana le indica que puede dirigirse a nuestra sede de calle Ollerías y le entrega un plano donde está señalada la dirección. Poco después llegan otros dos. «Hola, buenos días», les dice sonriente «¿puedo ayudaros? Tengo cita con la abogada, responde uno de ellos. «Si podéis sentaros un minuto, por favor. Va con un poquito de retraso».
Luana, que conoció nuestra asociación a través de una charla del proyecto Stop Rumores que impartimos en el Máster de Cultura de Paz, forma parte de un nutrido equipo de voluntariado que apoya nuestra labor en las distintas sedes de Antequera, Fuengirola, Málaga y Torre del Mar. PINCHANDO AQUÍ podéis conocer a alguna de ellas y sumaros a este grupo solidario sin cuya dedicación y compromiso no podríamos trabajar.