Desde siempre, Elena tenía clara su intención de ayudar a los demás. Constantemente andaba buscando formas de echar una mano y asociaciones o entidades en las que participar. Pero se encontraba con una traba: Su edad, ya que no llegaba a los 18 años. Todo cambió casi por casualidad. En septiembre de 2009, unos días antes de cumplir su mayoría de edad, encontró una oportunidad de voluntariado en Málaga Acoge en la web Haces Falta. Rápidamente envió su aún corto currículo. Poco después, se entrevistaba con Lucía Infantes, la coordinadora del área de Menores y Jóvenes, que se encontró con una chica de 17 años “llena de vitalidad y ganas de ayudar”, según recuerda. Unos días más tarde, Elena ya formaba parte de un equipo al que, dos años después, se siente totalmente unida. “Nunca me había sentido tan cómoda trabajando con otras personas como aquí”, explica esta voluntaria.
La independencia de Málaga Acoge respecto a partidos políticos o entidades religiosas fue uno de los factores más importantes para ella a la hora de decidirse por dedicar su tiempo a la entidad. Como también lo fue el hecho de que se trabaje especialmente con personas inmigrantes. “Creo que el trato con personas de otros lugares te abre la mente. Te das cuentas de esas veces que, tal vez, has utilizado estereotipos hacia los demás sólo por su país de origen. Y aprendes muchísimo de ellos, por qué hacen esto o aquello, el por qué de su forma de pensar”, dice Elena.
Estudiante de tercer curso de Trabajo Social, esta malagueña también dedica su tiempo libre a entrenar un equipo de fútbol femenino y a intentar conseguir unos ahorros trabajando como payaso. Y, además de todo eso, hoy Elena López es una de las personas voluntarias que más participan en el área de Menores y Jóvenes. Dos veces por semana, acude a las instalaciones de Málaga Acoge para dar apoyo escolar a los pequeños de siete años. “Les echo una mano con las tareas que puedan traer del cole y les pongo ejercicios de aquellas materias en las que sé que van más retrasadillos”, asegura Elena, que convierte las sesiones también en un espacio en el que reflexionar. “Todos pueden explicar cómo les ha ido en el colegio, qué han hecho, qué han comido… Así nos conocemos todos mejor”, subraya, mientras destaca que los niños y niñas “son las personas más interesantes del mundo”. “Escuchar lo que piensan y cómo lo piensan, sus reflexiones, su inocencia, su vitalidad… hacen que los mayores nos paremos a pensar mucho”, añade. Este verano, también ha participado como monitora en las colonias urbanas y en el II Campamento de Verano que se ha desarrollado en Coín.
Su balance como voluntaria de Málaga Acoge, hasta el momento, es excepcional. “No hay nada que no me haya servido en mi voluntariado en la entidad”, cuenta Elena, que se siente “muy a gusto” con su labor. “Sé que pertenezco a un equipo de trabajo que confía en nosotros, en mí, en mi libertad para poder elegir la metodología para tratar con los niños y niñas”, subraya Elena. “Aquí olvidas tus problemas para intentar solucionar los de los demás. Desarrollas una capacidad para empatizar con los demás increíble. Aprendes a escuchar, a respetar, a convivir, a no tirar la toalla…”, dice esta joven voluntaria, que anima a todo el mundo a aportar su grano de arena a la sociedad en forma de voluntariado. “Con cada paso que todos estemos dispuestos a dar y con esas ganas que se tienen de cambiar las cosas se pueden solucionar innumerables problemas ajenos. Que las personas que estén en casa se animen, que no lo dejen escapar, que tal vez no solo ayudas a los demás, sino a ti mismo”, concluye.