Continuamos visibilizando la labor de las personas que echan una mano en Málaga Acoge con la entrevista a la voluntaria Yolanda Jofré, casi recién llegada al Área de Empleo de la asociación.
Yolanda tiene 42 años y es Graduado Social. Se ha criado en Málaga, donde también ha estudiado y trabajado durante años, así que dice considerarse boquerona. Tras pasar unos años en el departamento de Recursos Humanos de una cadena de supermercados, se mudó a Madrid. Y, cuatro años después, a Sevilla, donde vivió y trabajó otros seis. Ahora, ha tenido la oportunidad de volver otra vez a Málaga, donde vive desde hace año y medio. Tras un último contrato de un año, se encuentra en el desempleo y dedica una buena parte de su tiempo a ayudar a que otras personas puedan encontrar un puesto de trabajo mientras participa como voluntaria en el Área de Empleo de Málaga Acoge, donde comenzó en noviembre de 2012.
¿Había tenido alguna experiencia previa como voluntaria?
Antes de entrar en Málaga Acoge no había hecho ningún tipo de voluntariado y la verdad es que ni siquiera sabía que existían estas asociaciones. Solo conocía los contenedores de Madre Coraje, Caritas y poco más. La dinámica de trabajo, niños, familia… No me dejaba tiempo para nada.
¿Cómo decidió entonces entrar como voluntaria?
Como me quedé desempleada, mientras buscaba empleo a través de internet empecé a ver ofertas de diferentes ONG para voluntariado y después de investigar un poco, decidí solicitar voluntariado en Málaga Acoge. Mi hermano conocía a un colaborador de la asociación en el área jurídica y me habló muy bien.
¿Y por qué en el Área de Empleo?
La verdad es que no conocía las diferentes áreas de Málaga Acoge. Así que cuando me las explicaron, consideré que el área en que podía ser más útil es en el área laboral.
¿Y cómo es su trabajo ahí?
Estamos empezando a gestionar a los usuarios que demandan trabajo en empleo doméstico. Hemos estado actualizando los recursos sociales que están disponibles, realizado un taller de alfabetización informática y, poco a poco, con la ayuda de otros voluntarios que se están incorporando estamos perfilando otros nuevos proyectos.
¿Cómo le han resultado los primeros meses de voluntariado?
La experiencia es muy gratificante sobre todo a nivel personal, ya que te sientes muy útil y valorada por parte de todos. Por regla general los beneficiarios son muy agradecidos y el simple hecho de informarles, asesorarles o escucharlos… Te lo agradecen enormemente.
¿Y cómo se puede animar a otras personas para que hagan un voluntariado?
Puede que contando mi experiencia y lo gratificante que está siendo, otras personas se animen a participar. El voluntariado me está aportando la satisfacción de saber que estoy siendo útil.
Tiene buena relación entonces con los usuarios…
Hasta ahora la relación con los usuarios estupenda. En el taller dónde he participado estaban muy motivados y en general salían contentos al aprender cosas tan básicas para nosotros, como gestionar el correo electrónico o sellar el desempleo a través de internet.
¿Le han sorprendido algunos aspectos en su día a día?
Me están sorprendiendo bastantes cosas. Sobre todo en el colectivo de inmigrantes: las grandes dificultades que se encuentran para poder integrarse en nuestro país, la cantidad de gestiones burocráticas que tienen que realizar y la poca información que tienen, teniendo en cuenta que muchos de ellos tienen problemas con el idioma; y la problemática enorme de los emigrantes sin papeles y la discriminación que existe respecto al colectivo africano.
¿Cuáles son las claves para que las personas con las que tratas encuentren empleo?
Son muy diferentes las casuísticas que se presenta, y con situaciones muy complejas. Los usuarios que tienen permiso de trabajo o emigrantes comunitarios, pueden tener alguna posibilidad para encontrar un empleo, dependiendo de la formación que tengan. Los usuarios sin papeles, ya sabemos las oportunidades que tienen… Yo creo que, lo primordial, es que el usuario que tenga experiencia en un sector (ya sea hostelería, servicio doméstico, teleoperadora…) lo que debe hacer es especializarse, intentar hacer cursos de formación para enfocar su búsqueda de empleo con mayor expectativa de éxito. También deben de saber utilizar internet, inscribirse en los portales de empleo, buscar ofertas de trabajo, enviar su CV, etcétera. Y, en general, conocer el mayor número de recursos que existen en la búsqueda de empleo.
¿Crees que el mercado laboral pone más trabas a los trabajadores extranjeros?
Poco a poco, creo que la mentalidad empresarial va cambiando. En las grandes empresas y dependiendo del sector, no suelen poner trabas si eres extranjero, siempre que tengas la documentación en regla y cumplas el perfil que necesitan. Un ejemplo es el sector de la hostelería en la Costa del Sol, donde hay muchos extranjeros contratados en hoteles, bares, restaurantes, tiendas… El pequeño empresario suele ser más reticente, ya sea por desconocimiento o por desconfianza.
¿Y se encuentra actitudes racistas en el mercado laboral?
Por supuesto que existen conductas racistas en el mercado laboral. Solo hay que entrar, por ejemplo, en un supermercado y observarás que en la carnicería o en charcutería (en mostradores), no encuentras ninguna persona de color. También en el servicio doméstico se aprecia esta conducta respecto a los africanos. Creo que es uno de los colectivos que está más discriminado en el mercado laboral.
¿Y cómo puede eso cambiar?
Se han realizado muchas campañas de sensibilización y la gente está muy concienciada respecto a la convivencia con los emigrantes. Sin embargo dicha concienciación NO es real. Existe todavía gran número de personas que no les gusta compartir mesa con un marroquí o no les gusta que le sirva la comida un negro. Todo el mundo es muy solidario y nadie es racista… Yo creo que todavía tenemos mucho que aprender y que serán las siguientes generaciones las que estarán totalmente concienciadas respecto a la integración y al respeto mutuo. La información y la formación son importantísimas para erradicar estas conductas.