Mujer, dominicana, 62 años, activista, feminista, trabajadora del hogar. Desde que llegó a España en 1992 el compromiso de Rafaela Pimentel ha sido luchar por los derechos de las trabajadoras del hogar y cuidados, en su mayor parte mujeres migrantes. Portavoz del colectivo Territorio Doméstico, forma parte también de espacios como Senda de Cuidados y del movimiento feminista a través de la Comisión 8M.
Originaria de Baní, a una hora de Santo Domingo en el sur de la República Dominicana, trabajó cinco años en Oxfam Intermon antes de venir a España donde lleva tres décadas cuidando a una familia que la trata con respeto, por lo que se siente privilegiada. No siempre es así y por ello creó junto a otras trabajadoras del hogar en 2020 el primer Sindicato de Trabajadoras del Hogar y los Cuidados.
“Las mujeres que hemos venido a España somos mujeres valientes. No es fácil desafiar las fronteras para buscar una vida mejor”, advierte. Cuando llegó a España, seis meses después de que lo hiciera su hijo de 9 años a comienzos de los años 90, no conocía a colectivos de trabajadoras del hogar. “Empecé reuniéndome con algunas mujeres dominicanas internas para celebrar el Día de la Madre o la Navidad y en 1996 un grupo de trabajadoras del hogar migrantes nos sumamos a un colectivo de mujeres autóctonas en el barrio de Vallecas y empezamos a organizarnos”.
Territorio doméstico
Encontrarse con estas mujeres feministas que la miraban “como a una persona y no como una mujer migrante, pobre y víctima” fue para Pimentel algo “fundamental” en su vida. Como un espacio de encuentro, lucha y afectos nace en 2006 Territorio Doméstico que desde entonces pelea porque las trabajadoras del hogar y cuidados tengan los mismos derechos que el resto de las trabajadores y trabajadores.
El pasado junio se ratificó el convenio 189 de la OIT, que acabará con la discriminación laboral de este colectivo y Pimentel cree que el conseguirlo ha sido “fundamental” y el fruto de una larga y ardua lucha colectiva. También valora la aprobación el pasado septiembre del Real Decreto para la mejora de las condiciones de trabajo y de seguridad social de las personas trabajadoras al servicio del hogar. Se ha logrado que el colectivo tenga prestación por desempleo y la supresión de la figura de desestimiento que permitía el despido por cualquier causa. Sin embargo, advierte, “se han quedado muchas cosas en el tintero, como la consideración de las enfermedades profesionales o las inspecciones laborales, por lo que seguiremos luchando”.
Aunque ha habido avances, lamenta, aún hoy hay familias que le dicen a la trabajadora que recoja sus cosas y le dan de baja en la seguridad social cuando muere la persona a la que ha cuidado durante años. “Me he quedado impactada por el caso de una mujer a la que echaron a la calle después de trabajar tres años con una familia porque estaba embarazada de su segundo hijo con el argumento de que lo que quería era las ayudas del Gobierno”, denuncia Pimentel.
«Todavía hay empleadores que no les dan de alta en la Seguridad Social, que no les hacen contrato ni respetan sus horas de descanso, y todo eso son derechos ya ganados por las trabajadoras», insiste.
Por su lucha en favor de los derechos y el trato digno a las trabajadoras del hogar y cuidados, Málaga Acoge le reconoció como socia de honor de la asociación en su asamblea de junio, algo que, dice, le enorgullece.
“Estoy muy contenta por este reconocimiento porque sirve para visibilizar cada vez más nuestra lucha. Si no fuera por el trabajo que hacemos muchísimas mujeres, especialmente migrantes, la sociedad española no podría salir adelante. Dejamos nuestras vidas para gestionamos las de otras personas y, por eso, queremos que este colectivo tenga los mismos derechos que el resto. No podemos permitir que se den condiciones de verdadera esclavitud”, advirtió la activista dominicana escritora del prefacio de la traducción al español del libro ¨Criada, Trabajo duro, sueldos bajos y la voluntad de supervivencia de una madre¨, el relato de Stephanie Land que ha sido llevado a Netflix. Pimentel también ha participado junto a otras tres trabajadoras del hogar en la escritura del libro Biosindicalismo desde los territorios domésticos, un proyecto apoyado La Laboratoria que cuenta la historia del colectivo Territorio Doméstico.
Pimentel destacó como ha crecido el movimiento de las trabajadoras del hogar y recordó que no podemos olvidar las luchas anteriores. «No podemos olvidar la lucha de las mujeres que estuvieron antes que nosotras. Siempre es importante saber de dónde vienes para saber a dónde vas. Es una lucha de todas», afirmó y se refirió a Laura Guillén como una «referente» de este movimiento. Portavoz de la Asociación de Trabajadoras del Hogar de Granada y de la Plataforma de Trabajadoras del Hogar y Cuidados de Málaga, Guillén es también voluntaria de Málaga Acoge.
Pimentel, madre, abuela, apuesta por una sociedad en la que su “nieto de 3 años, hijo de migrantes dominicano y colombiana no sufra ninguna discriminación y pueda vivir tranquilo, una sociedad en la que no se señale a la gente ni por su color de piel ni por su origen”.