Actualizado hace 5 meses – Publicado el 30 de junio de 2023
Los distintos palos del flamenco hicieron vibrar el miércoles el salón de actos del centro penitenciario de Alhaurín de la Torre en Málaga. Un grupo de personas internas disfrutaron de nuestro taller «Sentir a través del flamenco» de la mano de Mariola y Rafael, músicos que lograron por segundo año consecutivo, emocionar y arrancar las palmas de hombres y mujeres al ritmo liberador del cante y el compás de la guitarra.
«Ha sido muy gratificante», decía Sara, una de las mujeres participantes al término de la actividad: «Ha sido como si olvidaras por un momento que estás aquí y te apartaras de todo». La música tiene el poder de cambiar nuestro estado de ánimo y esta iniciativa busca que podamos identificar y hablar de nuestras emociones a través del flamenco, cuenta al inicio Mariola Lupiañez, doctora en Psicología de la Universidad de Granada y directora del Experto en baile flamenco de la Universidad Internacional de Andalucía.
«Saber cómo nos sentimos en cada momento no es tarea fácil, pero nos podemos valer de la música, usar el flamenco como una herramienta para reconocer nuestras emociones», subrayó, y habló a los presentes sobre la ira, la felicidad, la sorpresa, el asco, la tristeza y el miedo, así como de los pensamientos y conductas que llevan asociadas.
«Canta flamenco y así se nos quita la amargura», dijo uno de los participantes sentado en las primeras filas. La música tiene cualidades que afectan a nuestros sentimientos y se puso bien de manifiesto en cuanto Mariola y Rafael empezaron con los primeros compases de los palos flamencos y empezaron los olés y las palmas entre el público. «Desde la pena más grande de la seguidilla hasta la mayor alegría que expresa la bulería, la melodía rítmica del flamenco contiene todo el arco de emociones y por eso es una música perfecta para identificarse con ella», afirmó Rafael Hoces, doctor en Flamenco por la Universidad de Granada y profesor de guitarra en el Conservatorio Superior de Música de esa ciudad.
Los primeros compases de la actuación fueron los de las alegres cantiñas y rápidas bulerías, para dar paso después a los fandangos, la más lenta soleá, los populares tangos, la más triste seguiriya y la guajira, un palo de ida y vuelta con acento latinoamericano.
Las palmas del público quisieron acompañar bien los tangos: «(…) y el pobre del corazón mío detrás del tuyo se va (…)» y los olés resonaron en el salón de actos con la soleá «(…) a quien le cantaré yo las penitas que me están pasando (…)» y la guajira «(…)quiero platicar contigo debajo de un cocotero, para que sepas mi linda cuanto te quiero (…)».
«Nos ha puesto felices a todos cantando», destacó una de las mujeres que asistieron. «Un diez», valoró otro participante que se acercó a Mariola y Rafael al término del taller.
El taller es una actividad de nuestro equipo de Prisiones en colaboración con el proyecto Ciencia al Fresquito de la Fundación Descubre y se enmarca en nuestro proyecto «Inclusión de personas privadas de libertad en situación de vulnerabilidad”, que llevamos a cabo con el apoyo de la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad de la Junta de Andalucía y el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.