Qué decir que no se haya contado ya de las dinamizadoras comunitarias en prevención de violencia machista. Aziza Karimi, Noual El Khadrissi e Iva Kroupova, entre otras compañeras, se han formado a través de numerosos talleres en materia de violencia de género para hacer frente al machismo que la sociedad tiene normalizado en su día a día.
No es No. Y así lo han aprendido las dinamizadoras comunitarias. No solo eso. Ahora, estas mujeres, en su mayoría migrantes, han aprendido cuáles son sus derechos como mujeres y como extranjeras en un país en el que actualmente, gracias a la piña entre compañeras, se sienten más acogidas que nunca. “Yo antes tenía mucho miedo de hablar en público, antes de venir a Málaga Acoge, no hablaba con nadie. Ahora, gracias al taller tengo una fuerza muy grande y confianza”, reconoce Aziza, que llegó hace 14 años desde Marruecos a España, donde han nacido sus dos hijos.
Aziza detecta y combate el patriarcado. La autoestima de las mujeres es fundamental para sentir la fuerza que tiene Aziza, que hace frente a lo que antes le hacía sentir más pequeña que al resto, y eso se trabaja con el apoyo y la voluntad de todas. Para ello, Noemí Góngora, técnica de Málaga Acoge y responsable de estos talleres enmarcados en el Proyecto KayPacha, acompaña a las mujeres que se forman como dinamizadoras en cada uno de sus procesos. Libres e independientes, así se sienten las mujeres que han introducido el feminismo como herramienta en sus vidas.
“Ser dinamizadora es tener alrededor muchas mujeres, mucho poder y también muchos ánimos de seguir, de buscar el derecho, la vida y todo”, apunta Aziza.
Desde que se sumaron a la iniciativa, las mujeres no han parado de recibir formación, incluso han tenido la visita de policías, personal sanitario y abogacía para explicarles y resolver las dudas que pudieran surgir. A partir de ahí, las dinamizadoras formaron su propio grupo en canales de comunicación en el móvil para estar alerta cuando una compañera lo necesita. Sin embargo, “las dinamizadoras comunitarias no solo ayudan a las mujeres de su mismo grupo, sino que apoyamos a cualquier mujer”, apunta Iva, y añade, “lo más importante es acompañarlas y escucharlas. Somos un puente entre las mujeres y el órgano profesional. Nosotras tenemos que saber escuchar el tiempo necesario hasta que quiera la mujer, por ejemplo, si ha sufrido malos tratos, pero también orientarla a dónde tiene que ir”.
Noual asiente con la cabeza mientras escucha a sus compañeras y ahora hermanas. Para ella, que llegó hace 13 años a España también desde Marruecos, ser dinamizadora comunitaria en prevención de violencia machista ha dado un giro a su vida. “Tener un grupo que te entienda, que te aconseja, que cuando tienes alguna cosa mandas un mensaje y entre todas nos ayudamos”, explica.
Año tras año, la Red de dinamizadoras comunitarias para la prevención de la violencia de género se teje más fuerte y crece entre mujeres que ponen la vida en el centro. Los cuidados son fundamentales en el marco del proyecto KayPacha: Acción comunitaria en barrios de Andalucía y Melilla. Para que sea posible esta iniciativa de Málaga Acoge, en el marco de la federación Andalucía Acoge, está subvencionada por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y cofinanciado por el Fondo de Asilo, Migración e Integración de la Unión Europea.
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