La lucha contra las violencias machistas ha dado un paso más con el inicio de nuestras formaciones de dinamizadoras comunitarias, un proyecto que busca capacitar y formar a mujeres para prevenir y combatir estas violencias desde sus comunidades. Fuengirola acogió estos encuentros en los que se trabaja para promover un entorno más seguro y equitativo y donde desde el primer momento se respiró un ambiente de conexión, aprendizaje y sororidad.
Nuestra compañera Rosalía explicó al comienzo el propósito de estas formaciones: “Buscamos hacer equipo, conocer nuestros derechos como personas y visibilizar aquello que muchas veces no identificamos”. La jornada comenzó con unos minutos de meditación para conectar con nuestro interior, un momento íntimo que marcó el tono para el resto del encuentro.
Para romper el hielo, se realizó una dinámica en parejas en la que cada mujer destacó las cualidades de su compañera. Las palabras que surgieron fueron tan poderosas como inspiradoras: bondadosa, solidaria, resiliente, valiente, empática, sincera, igualdad, sinergia, calidez… Mujeres de diversos orígenes —Irán, Colombia, Cuba, Ecuador, Marruecos, Argentina, Perú y Venezuela— ,que serán referentes, participaron activamente, demostrando que la diversidad es una fortaleza en esta lucha común y obtuvieron herramientas y conocimientos para identificar y prevenir las violencias machistas.
Iniciativas como esta, impulsadas por el Área de Género de Málaga Acoge y enmarcada en el proyecto «Prevención Comunitaria de las Violencias Machistas», son un ejemplo de cómo la unión entre mujeres puede transformar realidades.
Entre las asistentes estuvo Lina, quien lidera la asociación Centro de Atención a la Diversidad Infantil (CADI) en Fuengirola, y Belén, fundadora de El vuelo de las libélulas, una entidad dedicada a apoyar a familias en situación de vulnerabilidad. También participaron voluntarias del Área de Género como Andrea, quien destacó la importancia de estos espacios: “Estos encuentros son reconfortantes y reafirman que no estamos solas. Nos fortalecen como mujeres y nos permiten crear redes para acompañar a otras”.
Un espacio para transformar comunidades
La formación aborda aspectos clave como el origen del modelo de masculinidad hegemónica, las tipologías de violencias machistas existentes, el significado de conceptos como machismo y feminismo, el enfoque interseccional y cómo las mujeres enfrentan opresiones vinculadas al origen étnico, género o lugar de procedencia. Estas sesiones no solo buscan aclarar ideas y ofrecer argumentos sólidos para rebatir prejuicios, también brindan herramientas prácticas para identificar casos de violencia y acompañar a quienes lo necesiten.
Se llevó a cabo durante dos semanas con sesiones interactivas que incluyeron talleres prácticos, charlas informativas y dinámicas grupales, así como la participación de entidades y agentes claves en la lucha para prevenir y erradicar las violencias machistas, entre ellas, Cruz Roja, la unidad de Trabajo Social de Salud, especialidad en Atención a las mujeres VVG del Distrito Sanitario Costa de Sol, Guardia Civil, y Policía Nacional.
«La pregunta que más me han hecho las mujeres en los 30 años que llevo trabajando es cuáles son sus derechos», apuntó Rosa, abogada del Centro de Información a la Mujer de Fuengirola (CIM) durante una de las sesiones.

Rosa, del Centro de Información de la Mujer de Fuengirola durante su intervención en una de las sesiones de la formación en Fuengirola.
Este proyecto no solo es una formación; es un espacio donde las mujeres encuentran apoyo mutuo, fortalecen sus redes y se preparan para ser agentes de cambio. Como dijo Andrea: “Hemos acompañado a muchas mujeres a lo largo de los años brindándoles herramientas para hacer lo que quieran hacer y sean lo que quieran ser”.
Belén Fugardo, fundadora de la asociación El vuelo de las libélulas, compartió su experiencia: «Esta formación me ha abierto los ojos sobre la realidad de muchas mujeres en nuestra sociedad. Ahora me siento más preparada para ayudar y apoyar a quienes lo necesiten». Este tipo de testimonios resalta la relevancia de iniciativas como esta, que no solo educan, sino que también empoderan a las personas para que se conviertan en agentes de cambio.
Géminis (nombre ficticio), otra de las participantes, valora que en la formación comienzan siendo un grupo de mujeres pero terminan formando un equipo, «que mutuamente nos damos fuerza unas a otras y adquirimos una enseñanza tremenda en muchas cosas: deberes, derechos y búsqueda de soluciones en ciertas situaciones que se nos puedan presentar». Al entrar en contacto con otras mujeres, hablar y crear vínculos, asegura que ya no se siente sola sino en una familia en la cual «nos podemos acompañar unas a otras». Además, «aprendemos que existen muchas violencias machistas: sexual, la doméstica, económica… y que puedes estar sufriéndolas sin darte cuenta».
El evento fue facilitado por expertas en el tema, quienes aportaron su conocimiento y experiencia en el ámbito de la prevención de violencias machistas. Además, se promovió un espacio de diálogo donde las participantes pudieron compartir sus propias vivencias y reflexiones, creando un ambiente de apoyo y camaradería.
Susana Cortés, que se formó como dinamizadora en ediciones pasadas y lleva años trabajando con mujeres, valoró también estos espacios: «Me parece de una riqueza incalculable poder hablar de género en un ambiente tan intercultural formado por mujeres con distintas experiencias pero que llegamos a las mismas conclusiones». Susana intervino uno de los días de la formación para hablar de género, roles e historia. Se refirió a yacimientos prehistóricos importantes como una necrópolis en donde siempre se ha creído que había enterrados hombres cazadores junto a sus herramientas. «La ciencia ha demostrado que en esa necrópolis no eran todo hombres sino que el 40 por ciento eran mujeres cazadoras», apuntó. «Si tenemos en cuenta esta historia nos vinculamos al mundo de otra manera porque tenemos esos referentes y autoestima», agregó.
La formación de dinamizadoras comunitarias es un paso importante hacia la construcción de comunidades más seguras y solidarias. Al finalizar, las participantes recibieron un certificado que reconoce su compromiso y formación en esta área crucial.




