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A partir de esta semana, quince hombres, internos del Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre, se dan cita cada martes de 11:15 a 13:00 en la sala de usos múltiples de la prisión para participar en El taller de Biodanza para personas privadas de libertad que impulsa el programa de prisiones de Málaga Acoge.
La Biodanza es un sistema creado y desarrollado desde 1965 por el docente, psicólogo y poeta de origen chileno, Rolando Toro, que trata de restablecer el vínculo perdido entre nuestra manera de vivir en sociedad de consumo y los procesos naturales de la vida mediante la música, el baile y la emoción.
Los voluntarios Javier González del Rosario, terapeuta emocional, y María José Vila Santos, facilitador de Biodanza, son los encargados de impartir este taller que desde el 7 de marzo hasta el 20 de junio se marca como objetivos generales mejorar la calidad de vida de las personas y crear un espacio de escucha y cuidado personal.
Los participantes en el taller, preferentemente personas extranjeras, encuentran en la Biodanza una forma de controlar el estrés y la ansiedad, relajar tensiones y elevar su autoestima. El hecho de estar preso supone un aislamiento afectivo y social que lleva aparejado la pérdida de roles sexuales, familiares y sociales, así como un deterioro de la propia identidad.
De ahí la importancia de la realización de talleres que, como este de Biodanza que, a través de sus danzas en grupo con músicas rigurosamente seleccionadas, les ayuda a liberarse de bloqueos emocionales, recuperar la confianza en sus capacidades y las expectativas de futuro.
Durante dos horas, estas personas privadas de libertad pueden sentirse algo más libres a través de la Biodanza, una herramienta que busca estimular la parte sana que cada persona lleva dentro y contribuye a que se vinculen de una manera más afectiva con ellos mismos y con los otros.
El taller consta de quince sesiones y cada una de ellas se divide en dos partes. La primera, de media hora de duración, es un espacio de comunicación verbal, de escucha donde cada participante expresa sus sentimientos, dudas y vivencias de la sesión anterior. Durante la segunda parte, se deja de un lado la palabra y se invita a los hombres a expresarse a través del lenguaje corporal y gestual.
Toro definió la Biodanza como «un sistema que acelera procesos de integración afectiva, renovación orgánica y re-aprendizaje de las funciones originarias de la vida, basada en vivencias inducidas por la danza, el canto y situaciones de encuentro de grupo».
Esta iniciativa está coordinada por la técnica del programa de prisiones de Málaga Acoge, Carmen Cano, junto a la responsable del centro penitenciario, la terapeuta ocupacional Laura Gradoli.
Junto al taller de Biodanza también se está impartiendo en el centro penitenciario el de Teatro, en el que participan 25 internos, españoles y personas extranjeras, que ensayan los martes por la mañana y miércoles por la tarde para preparar una obra que se estrenará el último martes de abril.
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