Por Agustín Olías*
Con el mes de octubre llega el comienzo del curso de español para personas migrantes que organiza y realiza Málaga Acoge. Esta actividad es muy significativa para nuestra asociación por varias razones:
Una de ellas es “histórica”. Hace ya más de treinta años un grupo de personas voluntarias empezó a impartir clases de español para extranjeros, siendo esta acción uno de los gérmenes de la actual Málaga Acoge. Por otra parte, esta actividad se realiza exclusivamente con personas voluntarias, no habiendo un proyecto económico que la soporte. Evidentemente cuenta con el apoyo organizativo y de infraestructura de Málaga Acoge. Esta acción encaja perfectamente en uno de los objetivos de Málaga Acoge: colaborar con las personas migrantes para lograr su inclusión social. ¿Cómo lo van a lograr si no hablan español?
Con el objetivo de conocer el primer día de clase de nuestras alumnas y alumnos de español, el pasado martes, 4 de octubre, me desplacé a la parroquia de San Pablo, en pleno barrio malagueño de la Trinidad. Allí estaban nuestros dos profesores, María y Antonio, recibiendo a los primeros estudiantes. María se apuntó como profesora voluntaria el año pasado. Le debió gustar la actividad, porque este año repite. Su grupo está formado por alumnas, y un alumno, que están alfabetizadas y que saben algo de español. Está ocupada con la tarea de revisar las listas, organizar a las alumnas, así que mejor no la molesto y voy a ver cómo va la clase de Antonio.
Se trata de un curso de “primer nivel”, alumnas y alumnos que están alfabetizadas en su idioma pero que no saben nada de español. Están haciendo un juego y, ni corto ni perezoso, me incorporo al juego. Se trata de pasar una pelota de uno a otro y, primero, decir tu nombre; luego el juego se complica y tienes que decir tu nombre y el de la persona que te ha tirado la pelota. Juego muy sencillo que sirve para conocerse y soltar los posibles nervios. No era tan complicado, solo había jugando personas de cuatro nacionalidades distintas.
Ante mis preguntas y reflexión sobre enseñar un idioma a personas no alfabetizadas en su propio idioma, Antonio me comenta que sí, es complicado, pero se avanza. Se usan imágenes, se empieza por lo más básico, el vocabulario, los sonidos de las letras, poco a poco. Este grupo es el que denominamos de alfabetización.
Está claro que tanto María como Antonio disfrutan dando clases.
Dejo a María y Antonio en su tarea, y como cierre de este artículo, quiero mostrar unos datos que nos ofrece Antonio:
En este curso 2022/2023 tenemos setenta alumnas y alumnos. Pero se han quedado fuera más de veinte personas. La razón es que no disponemos de suficientes personas voluntarias para dar clases de español a todos los que lo han demandado.
Impartimos clases los martes y jueves por la mañana, en la parroquia de San Pablo, y por la tarde, en la sede de Málaga Acoge en la calle Bustamante de Málaga. Incluso algún profesor, Antonio, da clases por la mañana y por la tarde.
En resumen, hay mucha demanda y necesitamos más personas voluntarias para cumplir uno de nuestros principales objetivos: colaborar con las personas migrantes para lograr su inclusión social. Si quieres sumarte escribe a voluntariado.malaga@acoge.org.
Muchas gracias al párroco de la parroquia de San Pablo por cedernos estas aulas y, especialmente, a nuestro grupo de profesoras y profesores de español.
*Agustín Olías es voluntario de Comunicación de Málaga Acoge