Ansiedad, miedo, tristeza, depresión…la crisis sanitaria y social a la que nos estamos enfrentando nos afecta y mucho en el plano psicológico porque es una situación complicada en la que de un día para otro nos estamos encerrados y aislados, sin la red de apoyo social con las que antes contábamos. Desde el inicio del estado de alarma, Málaga Acoge ha brindado acompañamiento psicológico a las familias que lo necesitaban. «Hay personas que ya contaban con estos trastornos antes y ahora se han exacerbado y otras que los sufren como consecuencia del confinamiento, la preocupación por la pérdida del empleo y la falta de ingresos», explica nuestro compañero Pedro Fernández, psicólogo del Área de Protección Internacional.
Entre los trastornos más frecuentes está la dificultad para conciliar el sueño: «He notado mucho en las atenciones el problema del insomnio y patologías como dolores de cabeza, espalda y agotamiento, somatizaciones del estrés que se está viviendo», afirma.
La crisis sanitaria y social ha provocado que muchas familias se vean sin ingresos de la noche a la mañana y abocados a acudir a los servicios sociales y ONG para contar con productos de primera necesidad y alimentación.»Esto ha generado un sentimiento de vergüenza en personas que hasta ahora se han valido por sí mismas y han tenido que pedir esta ayuda por primera vez», observa Pedro, quien cuenta que ha atendido a familias que habían conseguido remontar de la crisis que les golpeó hace unos años y ahora se han vuelto a ver en la misma situación.
A través de llamadas telefónicas o videollamadas -telepsicología-, siempre en función de las capacidades tecnológicas de las personas, el apoyo psicológico que se viene brindando a lo largo del estado de alarma es de una a cinco atenciones por persona, en función de sus necesidades.
En lo que se refiere a las personas solicitantes de protección internacional que apoyamos en Torre del Mar, de países como Venezuela, Colombia, Perú, Ucrania o Nicaragua, existe la preocupación añadida por la situación de sus familiares en los países de origen donde el sistema de salud suele ser más precario y más difícil el abastecimiento de productos básicos.
Otra fuente de preocupación generalizada entre las familias con niños y niñas es el acceso a los recursos para que puedan seguir sus estudios en casa, el no contar con dispositivos tecnológicos, no tener tarifa de datos disponible para conectarse, o tener dificultades para ayudar a sus hijos e hijas con las tareas escolares. «La brecha digital y las carencias educativas acentúan las dificultades del alumnado con menos recursos económicos y esto causa mucho estrés en las familias», observa.
Entre las personas que venimos atendiendo también hay mujeres trabajadoras del hogar y cuidados que han perdidos sus trabajos y su medio de vida a consecuencia de esta crisis y al no estar dadas de alta en la Seguridad Social quedan en situación de desamparo. Asimismo, «hay mujeres que estando internas han visto incrementada su carga de trabajo, con el estrés y agotamiento físico que esto lleva consigo».
A medida que han ido pasando las semanas, hay personas que han logrado acceder a recursos, lo que ha reducido sus niveles de ansiedad y estrés. «Hay personas que tienen recursos y se van adaptando con el alivio que supone poder salir ya a la calle, pero en todo caso la incertidumbre económica está causando muchos problemas psicológicos», advirtió.
Entre las personas que venimos apoyando hay algunas que han sufrido la muerte de familiares y no ha podido estar cerca de los suyos en estos momentos tristes. «Eso les enfrenta a un duelo muy complicado, un duelo diferido», comenta.
Pese a todas las dificultades, una gran parte de las personas que venimos acompañando tiene una gran capacidad de resiliencia y sobrellevan bien el confinamiento, según Pedro. «Tienen más herramientas psicológicas que les permiten superar esta situación porque las han tenido que usar en otras ocasiones para encarar otros problemas», apunta.
Además, en otros casos, la crisis del coronavirus ha dejado cosas positivas en la relaciones familiares que incluso se están reforzando: «Hay, por ejemplo, alguna familia que no aceptaba a un familiar por tener otra orientación sexual y que ahora, al estar lejos y con esta situación, ha habido un mayor acercamiento y preocupación por el otro», indicó.
El trabajo de Pedro, integrado en el equipo de Protección Internacional, se enmarca en el proyecto Tarhib para la Acogida e Inclusión social de personas solicitantes y beneficiarias de Protección Internacional que cuenta con el apoyo de Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones (MISSM)-Dirección General de Inclusión y Atención Humanitaria (DGIAH) y está cofinanciado por el Fondo Social Europeo (FSE).
Como las consecuencias emocionales por el confinamiento pueden ser amplias, el equipo psicológico de Andalucía Acoge ha elaborado una Guía para la Gestión Emocional del COVID-19.
Su objetivo es ofrecer información, herramientas de utilidad y pautas para el afrontamiento psicológico de la situación de confinamiento y sus consecuencias emocionales y las que puedan sobrevenir cuando esta pandemia termine, exponiendo las dificultades específicas con las que se encuentra el colectivo con el que trabajamos, las personas migrantes y solicitantes de asilo.
Durante este periodo de emergencia seguimos apoyando a las personas y familias que lo necesitan por vía telefónica en Antequera, Málaga, Fuengirola y Torre del Mar.
Ayúdanos a apoyar a las personas más vulnerables que lo están pasando mal en esta crisis sanitaria. Con tu colaboración contribuirás a mejorar la situación de muchas familias que atendemos en Málaga Acoge. Dona AQUÍ.
La imagen que acompaña el texto es del artista Eryck Pall, de nuestro proyecto Artistas Acoge.