Actualizado hace 5 años – Publicado el 11 de agosto de 2015
Por Agustín Olías.
Son muchas las familias españolas e inmigrantes que han sido duramente golpeadas por la crisis. No hace falta mirar muy lejos para encontrar algún ejemplo. En estas terribles situaciones es cuando la existencia y el trabajo de organizaciones como Málaga Acoge se hacen notar y se vuelven imprescindibles. Esta mañana he podido constatar una de estas situaciones. Y, por desgracia, es solo un ejemplo más: uno de tantos con los que se encuentran en su trabajo cotidiano las personas voluntarias y las técnicas y técnicos de Málaga Acoge.
En compañía de Mercedes, técnica, y Mario Arias, voluntario, ambos del departamento de Vivienda de Málaga Acoge, he visitado el piso donde vive Joy y su familia. Pero vayamos por partes y conozcamos los datos.
Joy. Es una mujer de cuarenta y dos años, nigeriana y madre de tres criaturas de cuatro, once y trece años. Vino a España con su marido hace veintiún años, procedentes de su país natal, Nigeria. Buscaban un lugar mejor donde vivir. Vive con sus hijas e hijo en el piso que hoy visitamos.
El piso. Joy y su marido trabajaron duro para labrarse un futuro en España. Con su negocio “todo a cien” y los trabajos de peluquería de Joy, les fue bien durante muchos años. Tan bien, que decidieron embarcarse en la aventura de comprarse un piso, en el barrio Suárez de la capital malagueña. De eso hace ya ocho años. El piso es suficiente para una familia de cinco miembros: tres habitaciones, comedor, cocina, cuarto de baño y pequeña terraza.
El destino. Justo cuando la familia decidió embarcarse en la hipoteca y compra del piso, se inició la crisis que tan duramente nos ha golpeado. Con ella llegó la bajada de ventas en el negocio familiar y la imposibilidad de pagar la hipoteca. El marido no aguantó la tensión y abandonó a la familia.
El futuro. Para Joy solo hay un futuro: el que sus hijas e hijo van a vivir. Vive para y por ellos. Steve, el niño, 13 años, y las niñas Gina 11 años y Reichel 4 años. Son unos chavales muy agradables y simpáticos, aunque las dos niñas, especialmente Reichel, son tímidas con los extraños. Steve me cuenta que ha terminado sexto de primaria y que de mayor quiere trabajar, ¡En un banco! Gina ha acabado cuarto de primaria y quiere ser cuidadora de animales. A Joy la invaden las lágrimas cuando habla de sus hijas. “¿Qué será de ellas si a mi me pasa algo?” Me cuenta que son ellas las que la animan, la tranquilizan y la hacen pensar que sí, que hay futuro.
La labor de Málaga Acoge. La vida de Joy sería muy distinta, a peor seguramente, sin la ayuda de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Málaga, entidades como Cáritas y, por supuesto, Málaga Acoge. A través del Área de Vivienda y de los servicios jurídicos, desde Málaga Acoge se ha trabajado para que Joy y sus hijas no fuesen desahuciadas. El piso ya no es suyo, es del banco, pero ahora están bajo un alquiler social. Como explica Mercedes, quien desde hace tres años está siguiendo el caso de esta familia, además de los apoyos jurídicos se trata también de paliar los efectos de la “desestructuración familiar”. En estos momentos uno de los temas principales a resolver es el de conseguir la nacionalidad española para los tres chavales, que han nacido en España. Y conseguir que Joy encuentre un trabajo. El primer paso está siendo la formación: ya ha asistido a un curso de cocina y a otro de costura, lo que le dará más oportunidades a la hora de encontrar ese trabajo que tanto necesita.
Joy está muy contenta del trato con Málaga Acoge, especialmente con Mercedes. La conoce desde hace tres años y medio. Se lleva muy bien con ella y le sirve de gran apoyo. Yo, desde fuera, veo el fantástico trabajo que Málaga Acoge y las otras organizaciones gubernamentales y no gubernamentales hacen para que esta familia no se hunda definitivamente. Y quiero ver un futuro esperanzador para Steve, Gina y Reichel, que espero sean dentro de pocos meses unas compatriotas más.
Finalmente, agradezco a Mercedes y a Mario el que me hayan permitido acompañarlos en su trabajo y a Joy y a su familia el que hayan compartido con nosotros algo de su vida, sus penas y alegrías y sus esperanzas de cara al futuro.