Parecen hermanas, pero son madre e hija. Rebeca, de 32 años y Ana, de 12, son de Venezuela, país que dejaron atrás junto al padre de familia hace un año en busca de seguridad y una mejor salud y educación. Ambas nos cuentan su historia en el salón de la vivienda que desde hace cuatro meses comparten en Fuengirola con otras dos personas solicitantes de protección internacional que acompaña la asociación.
«Una de las razones por las que decidimos venir fue por la salud», cuenta Rebeca (nombre ficticio). Viajó embarazada de siete meses de su segunda hija tras un diagnóstico que advertía sobre problemas en el feto y obligaba a una operación del bebé tras el parto. Pero afortunadamente la intervención no fue necesaria, «el quiste desapareció y la niña nació sana». Acaba de cumplir un año y esta mañana Rebeca la dejó en una guardería cerca de la casa.
Además de buscar salud para su hija pequeña, escaparon de la inseguridad. «Cuando llegué aquí me sentí más tranquila. Salir a la calle más allá de las ocho en Venezuela implica mucho riesgo», explica Rebeca mientras Ana (nombre ficticio) asiente a su lado y recuerda que no podía salir con sus amigos por la noche «porque te roban y te dejan sin nada».
Ana ha empezado el instituto y habla con una madurez que sorprende. “Cuando llegué acá me costó, estuve muchos meses triste, pero aquí tenemos un futuro mejor”. Echa de menos a su familia y a su gato. “Yo siempre le cuidaba, bañaba y dormía en mis piernas”, recuerda la niña, resuelta, de ojos brillantes tras unas gafas redondas.
“El proceso de adaptación ha ido muy bien con Ana. Logramos que entrara al colegio a principios de año y las notas fueron buenas”, cuenta la madre orgullosa. «Ella me ayuda, es muy consciente».
El cambio de Venezuela a España ha sido «radical» para Rebeca, que dice que es una persona «muy familiar» que extraña poder compartir con sus allegados. «Aquí estamos prácticamente solos y a veces me da nostalgia, pero no porque quiera volver. Salir de la zona de confort es muy difícil».
En el tiempo de la entrevista, el marido y padre de las niñas no se encuentra en el piso. La pareja está a la espera de su permiso de trabajo que obtendrán el próximo noviembre. A él también le ha costado mucho el cambio. «No puede estar entre cuatro paredes». La pareja siempre trabajó en Venezuela, “mi esposo en el área farmacéutica y yo como administrativa en una distribuidora de alimentos”. Técnica de administración de empresas, ella, y técnico en organización y sistemas , él, en su país regentaron un local donde vendían productos genéricos de limpieza.
Siempre les ha gustado trabajar por su cuenta y se imaginan montando «un barecito de comida venezolana y española». Actualmente los dos aprovechan para formarse: “Hacemos cursos de empleo, de género, de camarera de piso y ahora estoy en uno de inglés. Mi marido ha hecho cursos de construcción y manipulación de alimentos. Toca buscarse la vidas, sí o sí”.
Vinimos a conseguir nuestros papeles para poder trabajar y brindar a nuestras hijas y a nosotros mismos un mejor futuro. Siento que todavía puedo dar mucho».
Sobre la convivencia en el piso, afirma que es muy buena, que comparten el día a día «con personas muy tranquilas» y valora el apoyo de las compañeras de Málaga Acoge, «siempre pendientes, disponibles para orientar y dispuestas a apoyar en lo haga falta».
La familia ha tenido que lidiar con la perdida de familiares en el último año, «golpes de la vida imprevistos que nos afectan a nivel emocional». Pero Rebeca tiene claro que van «para adelante: Vamos a lo que vinimos, a conseguir nuestros papeles para poder trabajar y brindar a nuestras hijas y a nosotros mismos un mejor futuro. Porque siento que todavía puedo dar mucho».
El apoyo a esta familia se enmarca en nuestro proyecto Acción Concertada de Acogida e Inclusión social de personas solicitantes y beneficiarias de Protección Internacional lo llevamos a cabo con el apoyo del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones -Dirección General de Gestión del Sistema de Acogida de Protección Internacional y Temporal ( Subdirección de Programas de Protección Internacional).