Hace ocho meses que Valeria y Álex viven en España. Madre e hijo dejaron la ciudad colombiana de Barranquilla huyendo de las amenazas y la inseguridad. Ella ejercía de profesora de arte y manualidades y él estudiaba primero de bachillerato cuando decidieron empezar de nuevo lejos de su tierra y su vida cambió por completo. Desde hace tres meses comparten en Vélez Málaga uno de nuestros pisos de acogida con otras dos familias solicitantes de protección internacional.
«Nos sentimos felices en España. El proceso es duro pero son más las cosas positivas que las negativas. Hay que reinventarse cada día», afirma Valeria. Ella es una artista con espíritu emprendedor. Pinta a mano sombreros, cestos, copas y botellas de vino que publicita a través de la página de Instagram @soyarteespana. También decora zapatos, vestidos , muebles y dibuja murales en paredes como se puede ver en @kastroarte.
Su punto de partida en Málaga, donde llegaron tras pasar varios días en Madrid y Torremolinos, fue Cerralba, un pedanía de Pizarra. Allí se graduó Álex de cuarto de la ESO con buenas notas e hizo un buen grupo de amigos con los que sigue quedando «normalmente en un punto intermedio, en Málaga». Cuando vivía en Colombia viajó a Estados Unidos en un par de ocasiones y cursó estudios que le facilitaron perfeccionar el inglés.
A partir de septiembre estudiará primero de Bachiller de Ciencias de la Salud en el IES María Zambrano de Torre del Mar y quiere optar al Bachillerato Internacional. «Su sueño es estudiar Medicina», afirma su madre. Y el de ella es tener su negocio propio de arte y manualidades. «Él viene enfocado en lo suyo y yo en lo mío. Cuando llegué venía dispuesta a hacer cualquier trabajo en España, pero sigo aferrada al sueño de montar un día mi negocio de arte y manualidades».

Hasta que en septiembre se active su permiso de trabajo, Valeria va dando a conocer su arte, cuida por horas a personas mayores o limpia casas e incluso prepara y vende unas sabrosas empanadas colombianas prefritas . También se ha apuntado a clases de inglés en la Escuela de Idiomas, junto su hijo que escogió francés, y participó el curso de Dinamizadoras Comunitarias en Prevención de Violencias Machistas junto a otras mujeres de Torre del Mar, un formación que, dice, le ha «encantado» y le ha permitido conocer a otras personas españolas y de otros países. «Aparte de nutrir de conocimiento, los cursos promueven las relaciones, y esa es una parte muy importante», recalca. «En el curso de Dinamizadoras fue como si me quitaran una venda de los ojos. Te das cuenta de que desconocías muchas formas de maltrato».
Desde que han llegado, Valeria y Alex, nombres ficticios que eligieron en lugar de los suyos propios, no han parado. «Vamos haciendo camino. Estamos en proceso de ser como una esponja, de absorber todo lo que podamos», afirma ella, que quiere hacer el curso de Auxiliar de personas dependientes que impartiremos a partir de septiembre. «Tengo que aprovechar el tiempo capacitándome para ser más competente para cuando tenga activo el permiso de trabajo».
Respecto al apoyo de Málaga Acoge subraya la «calidad humana» de las compañeras del área de protección internacional que les acompañan: «Sé que es un programa en el que somos muchas personas, pero ellas son apasionadas, se toman el tiempo de hacerte sentir importante. No somos como números del proyecto del Ministerio sino que siento que se preocupan por nuestros procesos más allá del trabajo, que son familia».
En España han encontrado la seguridad y la tranquilidad que no tenían en su país donde dejaron a su madre y al hermano mayor de Álex, «que nos extraña mucho». También echa de menos Álex a su padre, que quedó asimismo en Colombia, y con el que habla todos los días.
En el móvil me muestra algunos reels en Instagram de sus creaciones: copas decoradas con dibujos de Frida Kalho y piedras brillantes, una guitarra con dibujos, pamelas adornadas con mariposas y flores de colores, frascos personalizados, un cuadro de Marilyn Monroe en un espejo…Convencida de que «el arte sana cuando hay heridas», tiene la cabeza llena de ideas y le gustaría tener apoyo para llevarlas a cabo.
Valeria dice que hay dos cosas que no va a olvidar donde quiera que vaya y son Pizarra, «el primer pueblo al que llegué y donde me acogieron», y Málaga Acoge: «ambas, partes de mi vida que siempre estarán presentes».
El proyecto Acción Concertada de Acogida e Inclusión social de personas solicitantes y beneficiarias de Protección Internacional lo llevamos a cabo con el apoyo del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones -Dirección General de Gestión del Sistema de Acogida de Protección Internacional y Temporal ( Subdirección de Programas de Protección Internacional).