por Agustín Olías*
En la sede de Málaga Acoge en Antequera me reúno con María Alejandra, que hace mes y medio llegó a España y ya se ha apuntado como voluntaria de nuestra organización. Ella se presenta:
Primero de todo soy madre de tres caballeros, 29, 21 y 17 años. El mayor es filósofo, el segundo es economista, ambos se han quedado en Colombia, y ahorita tengo acá al pequeño, que aspira a estudiar aquí en España. En cuanto a mí, soy licenciada en pedagogía infantil, con veinte años de experiencia y soy la ejecutiva de una fundación que creé en 2019 que se llama Sembradores de Paz del Caribe. Aparte de ser maestra de niños de primera infancia, usaba mi casa para escolarizar a los niños que no estaban escolarizados, que estaban en vulnerabilidad. Yo los colocaba en el nivel que deberían estar para que pudieran ser aceptados en los colegios. En esa época yo vivía en Barranquilla, aunque nací en La Guajira, pero esa ciudad es un contexto muy pesado.
¿Qué quieres decir con “un contexto muy pesado”?
Muy pesado para nosotras las mujeres. No tenemos el derecho a salir adelante, a estudiar. Es más, yo me gradué a los 47 años, después de ser mamá.
María Alejandra se trasladó a Bogotá, para trabajar y estudiar. Allí conoció y se casó con el padre de sus tres hijos...
La fundación Pies Descalzos llegó al barrio donde yo estaba viviendo y llevó un proyecto para las mamás que eran bachilleres pero que no habían tenido la oportunidad de estudiar. Yo aproveché la oportunidad y me puse a estudiar en la Universidad. Estudié Ciencias Contables, pero no me gradué.
Un nuevo traslado se produce en la vida de María Alejandra. Esta vez es a Barranquilla, donde comienza su vida laboral como maestra. Y llegamos al tercer traslado de María Alejandra ¿Por qué decidiste venir a a España?
La primera vez que vengo a Antequera es en el 2020. ¿Qué me trajo aquí? El amor. Ahora estoy enamorada y casada con un antequerano.
¿Qué sucedió con tu primer matrimonio?
Cuando empecé a estudiar hubo una ruptura con mi marido y padre de mis hijos, porque él no quería que yo estudiara. Como no quería que yo estudiase, íbamos como encontrados, teníamos opiniones diferentes, nuestras relaciones se deterioraron y terminamos por separarnos. Desde 2012 yo me hice cargo de mis hijos; gracias a Dios ellos salieron adelante, yo salí adelante, me gradué, soy licenciada y tenía una estabilidad laboral, no económica, pero tenía mi casa y a mis tres hijos.
Antes comentaste que creaste la fundación Sembradores de Paz del Caribe. ¿Cómo fue eso?
Siempre me ha interesado trabajar la convivencia en el barrio, la parte social y medioambiental. Por esa razón estaba en la junta de acción comunal de mi barrio y me encaucé por ser gestora de paz. A partir de ahí, creé mi fundación, Sembradores de Paz del Caribe. Ahí empecé a trabajar con mujeres como yo, mujeres con niños, aunque me dediqué sobre todo al cuidado del medioambiente. Allí conocí a Cristóbal, antequerano, que es mi esposo, que es veterinario y que tiene muchas cosas afines conmigo. Tenemos una relación de hace ya casi cinco años. Tuvimos un noviazgo, él iba, yo venía y así.
María Alejandra pensaba, cuando se casó con el antequerano Cristóbal, que vivirían en Colombia.
Pero bueno, en la vida se presentan cosas que no te imaginas y me tocó venirme para acá.
¿Qué tal por aquí, en Antequera, el poco tiempo que llevas?
Apenas me estoy adaptando. Antes de venirme a vivir aquí, yo me preguntaba qué voy a hacer allá. Sé que no voy a tener los papeles enseguida, que tengo que homologar títulos, pensaba que querría hacer lo que siempre me ha gustado hacer, que es servir. Hace tres años que sigo a Málaga Acoge por Internet, así que cuando llegué a Antequera vine a la asociación y me ofrecí como voluntaria.
¿Qué labor en concreto estás haciendo en Málaga Acoge?
Trabajo directamente con Adriana, técnica de Málaga Acoge. Vengo los martes y ayudo en los casos que tengan que ver con mujeres. También estoy en Acogida, recibiendo a la gente que viene preguntando, o hacer las llamadas para avisar a las usuarias de algún asunto que tengan pendiente.
Me despido de María Alejandra agradeciéndole el tiempo concedido para esta entrevista y, sobre todo, el trabajo que dedica al voluntariado en Málaga Acoge. Su experiencia puede ser muy útil para las personas a las que apoyamos.
*Agustín Olías es voluntario de Comunicación de Málaga Acoge.