325 personas han leído este post
De cuando pasaba la noche en la calle, Mostafa recuerda el frío, mucho frío: «Una vez hice fuego con las ramas de un árbol para calentarme». Asilado político originario de Daraa (Siria), llegó a España en 2017 y tras vivir ocho meses en un piso, se quedó sin dinero para pagar el alquiler y se vio durmiendo en la calle: «Aquí y allá, en la playa, en el parque». Hoy por fin duerme en una vivienda que gestiona Accem y está buscando trabajo como jardinero.
Desde Málaga Acoge le venimos acompañando en la búsqueda de ayudas como el Ingreso Mínimo Vital y apoyándole en su camino: «Ahora estoy mucho mejor que antes. Tengo una habitación y busco empleo», afirma en un español titubeante que reconoce que le cuesta entender. Atrás quedaron los dos años que durmió detrás del campo de fútbol de La Rosaleda en la furgoneta que le dejó un amigo. «En la calle la gente te deja de lado, no te quiere», se lamenta y recuerda una noche en la que rompieron el cristal para robarle.
Con dos operaciones en uno de los ojos, Mostafa, de 53 años, tiene reconocida una discapacidad. En estos días debe ir a recoger su tarjeta. Mientras habla, saca de una carpeta azul su currículum y diplomas donde figuran formaciones de jardinería, pintura y carretillero, entre otras. Son «papeles» que dice siempre» lleva consigo. Sabe hablar un poco de árabe y alemán, este último porque antes de llegar a España vivió seis meses en Bélgica.

Tener una casa
«Para mí es muy importante tener una casa. En la calle tuve muchos problemas. No hay respeto». Cuando piensa en el futuro le gustaría, cuando encuentre un trabajo, alquilar una vivienda pequeña para vivir solo. De momento tiene un techo que le permite acudir a citas en su búsqueda de empleo;»Antes no tenía nada», asevera.
El apoyo que le brindamos a Mostafa se enmarca en los proyectos del Área Social de la entidad y el trabajo en red que llevamos a cabo con la Agrupación de Desarrollo para Personas Sin Hogar de Málaga.