Ingrid y Camilo van a cumplir tres años en España. Madre e hijo, de Colombia, les entrevistamos cuando llevaban tres meses en Vélez Málaga donde vivían en uno de nuestros pisos de acogida para personas solicitantes de protección internacional. Hoy están de alquiler y se les ha concedido el asilo. Mientras Camilo sigue queriendo ser médico, cursa segundo de bachiller y se prepara para hacer la prueba de acceso a las Universidad (EBAU), Ingrid va dando pasos en su objetivo de abrir su propio taller de pintura. “Tardaron dos años y tres meses en darnos la respuesta de concesión del asilo. Eso nos ha cambiado todo porque si no peligraban los estudios de Camilo”, explica Ingrid, líder social y profesora de arte y manualidades en Barranquilla, ciudad colombiana que dejaron atrás huyendo de amenazas.
Ingrid hace balance de los tres años que lleva en España y aunque lamenta que no ha sido capaz de ahorrar, valora que ha podido traer a sus padres de Colombia hace seis meses y también sostener los estudios de su hijo. “Me siento muy orgullosa. Ni yo misma sabía que era capaz de tanto y que tenía tanta resiliencia”, aseguró.
En este tiempo viene trabajando en distintas localidades en la limpieza de domicilios, envasadoras y como cuidadora, además de ser monitora de pintura en Pizarra, el pueblo que la acogió recién llegada a España. Aunque no le compense lo que dedicado en tiempo y transporte afirma que “más allá del dinero” da estas clases “por amor al arte y por hacer un camino. Hay que darse a conocer, tocar puertas”. En las próximas semanas va a hacer un curso de monitora de ocio y tiempo libre con Diaconía, asociación que la está acompañando en su proceso de emprendimiento.
Pero lo que realmente le gustaría es tener su propio taller que ya va, apunta, adelantado: “Tengo una sala en mi casa donde estoy montándolo, y más que una clase de pintura se vivirá como una experiencia de arteterapia, holística, de conexión entre las personas. Sabemos que el arte tiene la capacidad de sanar”, recordó. Comprometida con el medio ambiente, su proyecto se enfoca en el reciclaje textil, en darle una segunda oportunidad a las prendas de ropa. Ingrid es una artista que pinta a mano sombreros, telas, cestos, copas y botellas de vino y se publicita a través del perfil de Instagram @soyarteespana. En su móvil muestra una entrevista que le hicieron en un canal de Pizarra sobre el taller que imparte en el municipio donde habla con sus alumnas que decoran vestidos y otras telas. “Yo podría dejar de hacer muchas cosas en mi vida, pero no pintar ni enseñar”, advierte Ingrid, que se confiesa apasionada del arte y la pedagogía.
Ingrid y su hijo estuvieron dos años compartiendo vivienda dentro de nuestro programa de protección internacional. “Siento que el paso por el piso me fortaleció, aprendí a ser más empática porque no es fácil convivir con culturas diferentes. Siempre tuvimos una buena convivencia y desarrollé una tolerancia que me ha sido útil para otras cosas de mi vida». En el tiempo que pasó en el programa fue toda una referente para las familias que se iban incorporando e incluso ha conocido a las nuevas que han llegado aunque ya viva de forma autónoma. Integrante de la asociación Tierra Matria también forma parte de nuestra red de mujeres dinamizadoras comunitarias en prevención de violencias machistas en Torre del Mar tras hacer la formación.
Recientemente, Ingrid participó en un taller sobre procesos migratorios en Torre del Mar en el que personas migrantes que acompañamos plasmaron sus sentimientos en dibujos. Ingrid dibujó un corazón partido por la mitad, una imagen que refleja su dolor por estar lejos de su hijo mayor, que trabaja en su país. Dentro del corazón pintó una bandera de su país, que añora, un sombrero que simboliza su cultura, una maleta de proyectos y sueños, un plato de comida, dinero, la música que le sana las heridas, un libro y unas paleta de pintura, porque no podría «vivir sin arte».
Sobre el apoyo de Málaga Acoge subraya que sólo tiene gratitud. “Siempre digo que lo mejor que me ha pasado fue conocer Málaga Acoge. Los inicios hubieran sido más difíciles sin su apoyo. He conocido gente maravillosa”.
Esta entrevista forma parte de una serie especial realizada por Málaga Acoge con motivo de nuestro 35 aniversario. A través de estas historias de vida, queremos visibilizar la fuerza, la determinación y la esperanza de las personas que acompañamos cada día. Sus testimonios reflejan el valor de la diversidad y la importancia de la solidaridad para construir una sociedad más justa e inclusiva. Gracias por acompañarnos en este recorrido y por celebrar con nosotros más de tres décadas de apoyo y nuevos comienzos.
