Mbengue empezó a trabajar el 11 de abril como camarera de piso en el hotel El Puerto by Pierre & Vacances de Fuengirola. Madre de tres hijos de 9, 13 y 34 años, llegó sola de Senegal en 2007 y no ha tenido un camino fácil. De melena corta, rizada y mirada intensa, comienza la entrevista con los ojos aguados de la emoción contenida por contar su historia: «He pasado momentos muy difíciles, muchos años viviendo aquí luchando por la vida, siempre pensando que aunque sea duro, se sale adelante». Aprendió español en las clases que se impartían en nuestra sede de Fuengirola y en la Cruz Roja y la hemos apoyado tanto en empleo como en temas jurídicos. «Gracias a Málaga Acoge he tenido papeles y trabajo», valora. Nuestras compañeras de Empleo la apoyan desde 2018 en Fuengirola donde ha trabajado en el sector de la hostelería.
Reconoce que durante un tiempo quiso regresar a su país, pero que ahora está «tranquila» y no se arrepiente de estar aquí. «Pensé que tarde o temprano vería la luz y por fin la veo». A Mbengue, de 50 años, se le iluminan los ojos cuando habla de su familia. Vive con su marido y sus dos hijos pequeños, que nacieron en España. El mayor está en Senegal y es padre de sus dos nietos. Habla con él a diario. «Tengo una familia grandísima. Para los senegales lo primero es la familia, lo segundo la familia y lo tercero la familia», insiste. «Cuando pueda me gustaría ir a visitarles porque qué mejor que tu tierra, tus orígenes, tu gente».
Antes de llegar a España, estuvo seis meses en Suiza y después en Francia, pero cuando llegó a Málaga sintió que ésta era su tierra, «parecida a mi país y con gente maravillosa». La entrevista la hacemos en su día libre de trabajo, un empleo «duro no, lo siguiente» el de camarera de piso, pero «nada es fácil y hay que luchar para salir adelante».
A sus hijos les encanta el fútbol y están en el colegio mientras hablamos. Ella echa la vista atrás y cuenta que apenas fue a la escuela: «Yo no tenía tiempo de estudiar. Éramos nueve hermanos y mi madre y mi padre no tenían medios económicos. Soy la primera que trabajé, desde los 10 años, en lo que fuera, vendiendo cosas, limpiando casas, cuidando niños…Mi madre quería que fuera al colegio pero en el desayuno de la mañana la miraba a los ojos, veía su tristeza y me preguntaba qué podía hacer yo. Dejé de estudiar para ayudar». Y no se arrepiente.
Mbengue asegura que ahora su madre está bien, algunos de sus hermanos viven en España, otros están casados en Senegal, y que le gustaría volver a estudiar si tiene oportunidad. «Me gusta saber de todo y me encanta conocer gente de otros países», afirma. Durante estos años con Málaga Acoge ha participado en formaciones para el empleo pero también en las formaciones de dinamizadoras comunitarias en prevención de violencias machistas, de las que ha sacado «ideas» para apoyar a otras mujeres. «Las mujeres somos campeonas», afirma.
Pensando en los años que vienen, Mbengue cuenta que tiene «un proyecto de futuro». Dice que le gusta ayudar, que desearía crear «una asociación como Málaga Acoge para apoyar a las personas que lo necesitan».
Para terminar quiere dar gracias a la gente de la asociación «no sólo de mi parte sino de todos los inmigrantes porque sé que de mucha gente que ha pasado por aquí y les han tratado bien. Llegas con problemas y la sonrisa con la que te reciben te ilumina el camino».
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