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Por Mar Tello*
Víctor es un joven venezolano de 20 años que llegó a España con su madre hace casi tres años. No es fácil quedar con él, pero es por una buena razón: está acabando su formación profesional como integrador social y está inmerso en sus prácticas durante toda la semana. Es todo un joven referente dentro del programa. A la entrevista viene acompañado de su novia de origen polaco y residente en Torre del Mar.
Cuéntanos un poco cómo ha sido tu recorrido desde que llegaste a España hasta el día de hoy.
Al llegar a Málaga primero estuvimos en contacto con CEAR y luego con Málaga Acoge y fue entonces cuando fuimos a vivir a un piso en Caleta. Allí pasamos los 18 meses del programa de protección internacional hasta que salimos de ese proceso.
Con la ayuda de Málaga Acoge obtuve una beca Zing para poder estudiar el grado superior de Integración social, solo me queda un mes para graduarme. Las prácticas las hago en una entidad que trabaja con muchos colectivos: menores, familias de barrios marginales de Málaga; también tienen programas de protección internacional, de sensibilización, teatro, etc. Me gusta muchísimo.
El hecho de estudiar Integración Social ¿tiene que ver con haber pasado tú mismo por Málaga Acoge?
Claro, ese fue el motivo número uno. Siempre quise estudiar Psicología y cuando vi como trabajaban las personas de la entidad supe que quería hacer eso mismo. Ellas me informaron, nos movilizamos e hice la formación en el Colegio de la Reina en Málaga.
¿Cómo fue el comienzo de vuestra llegada a España y cómo ha ido evolucionando todo?
Lo primero que hay que decir es que cualquier proceso migratorio no es fácil. Y pasando a los detalles, te diré que desde que llegamos mi madre y yo no hemos parado de movernos de un sitio a otro en la provincia. Cuando estuvimos en la primera fase del programa de protección internacional nos pusimos nerviosos, porque podrían habernos mandado a cualquier lado de España y ya nos habíamos acostumbrado a esta zona. Pero finalmente nos dejaron aquí al refugio de Málaga Acoge. Supuso volver a acostumbrarnos a otro lugar con sus dificultades y yo, además, estaba en una edad difícil de final de la adolescencia. A veces los límites y los cambios me resultaban duros.
La entidad se portó muy bien con nosotros y, a la vez, nosotros siempre intentamos estar a la altura. Nos esforzamos mucho. A veces nos tocó compartir casa con otras familias y que la convivencia fuera buena. Todo bien. Mi madre y yo siempre tenemos la actitud de “ir pa´lante” y eso ayuda.
¿Estás contento con el presente?
En aquella situación del pasado, las reglas me venían largas. Ahora estoy muy satisfecho. Claro que seguimos afrontando dificultades, por ejemplo, conseguir un buen trabajo no es fácil. Estamos integrados y tranquilos, pero la inseguridad de saber cuándo podré comprarme un piso, vivir con cierta estabilidad, etc. siempre está ahí.
¿Cómo ves tu futuro? ¿Lo ves aquí?
Me encantaría trabajar de integrador social, pero no sé si me quedaré en España, quizás me voy a otro país en unos años. Suiza me interesa o Polonia, de donde es mi novia. He conocido entidades de Alemania e Italia, hablo un poco de inglés y un poco de polaco, me interesa también el italiano. Pero mis primeras experiencias profesionales me gustarías tenerlas aquí en España.
Cómo resumes tu paso por Málaga Acoge
Me encantó Málaga Acoge, nos ayudaron mucho, nos facilitaron las cosas todo lo que pudieron. Ojalá que le amplíen recursos para poder ayudar aún más. Sé que en esta labor siempre se está falto de recursos. Ahora en mis estudios cuando realizamos proyectos, el profesorado siempre nos dice: “hacedlo siempre pensando en que tendréis el mínimo presupuesto”.
¿Has podido volver a tu país en estos años? ¿te gustaría hacerlo?
Sí, claro, dejé allí a mi padre y a toda la familia. Pero mi padre es el más importante. Sí pudiera volver a verle, lo haría.

*Mar Tello es voluntaria de Comunicación de Málaga Acoge
Esta entrevista forma parte de una serie especial realizada por Málaga Acoge con motivo de nuestro 35 aniversario. A través de estas historias de vida, queremos visibilizar la fuerza, la determinación y la esperanza de las personas que acompañamos cada día. Sus testimonios reflejan el valor de la diversidad y la importancia de la solidaridad para construir una sociedad más justa e inclusiva. Gracias por acompañarnos en este recorrido y por celebrar con nosotros más de tres décadas de apoyo y nuevos comienzos.





