Judith Browder llegó a Nerja desde Estados Unidos para montar un negocio en 1988. Dos años más tarde, se abría las puertas de Futón Sueño, iniciativa empresarial que contó con una tienda en esta ciudad axárquica y otra en Málaga capital. Pero Judith, que colaboraba como voluntaria en diversas ONGs y con el Partido Democrático en su país de origen, echaba de menos esa labor social en su vida. Por eso, trece años más tarde, cuando se decidió a vender su negocio, supo que quería dedicar tiempo a los de más y encontró en Málaga Acoge el lugar ideal para hacerlo.
Así, en febrero de 2004 empezó su voluntariado en el área de Empleo, pero más tarde empezó a tomar también otras responsabilidades: Refuerzo escolar, participación en jornadas de sensibilización incluso formó parte de la Junta Directiva de la entidad en entre 2005 y 2006 y, en determinados momentos, ha sido también parte de la plantilla de técnicos de la entidad en su sede de Torre del Mar, donde aún continúa. «Ha sido una experiencia buenísima personal para mí. La sede de la Axarquía ha pasado a ser mi casa fuera de casa, mi club de amistades y mi aula de educación. Málaga Acoge me ha dado mucho más de lo que yo he dado a Málaga Acoge», asegura Judith.
En su dilatada experiencia en Málaga Acoge, en su día a día se ha topado con la gran burocracia que rodea en muchas ocasiones al asociacionismo en España, con gente con la que no siempre ha conectado y con algunas prácticas con las que no estaba totalmente de acuerdo. «Pero he aprendido a no reaccionar, a contar hasta 10 y a responder con calma», explica, mientras cuenta que «la gran mayoría de voluntarios tienen buenos corazones y cerebros».
Por eso Judith siempre recomienda la participación como voluntario en la entidad. De hecho, varios amigos suyos han pasado por la entidad en estos años. «La mejor manera de involucrar a la gente es hablar de las experiencias en la asociación y demostrar cómo ha enriquecido mi vida», cuenta esta norteamericana, que deja claro también otra idea para cualquiera que quiera echar una mano en la ONG: «Es importante que no sea mártir ni santo».