Por Agustín Olías*
Mañana soleada y «bochornosa» en la ciudad de Málaga. En un parque de la zona de El Ejido, a la sombra, me reúno con Bere, voluntaria de Málaga Acoge. ¿Cómo es que Bere está en España? ¿Por qué se apuntó como voluntaria de Málaga Acoge? En esta entrevista, ella nos contesta a estas preguntas y algunas más.
Soy francesa y desde joven me he movido mucho por el mundo. En el 2001 me marché de Francia y estuve en varias ciudades españolas, Mallorca, Tenerife, Madrid, Vigo, hasta que me fui a México. Luego, vine a Málaga, de eso hace un año y medio. En Torrox, que es donde viví ocho meses, conocí la sede de Málaga Acoge en Torre del Mar. Estuvimos en contacto, pero empecé a trabajar y no pudo ser, ya no tenía mucho tiempo libre.
Tras este primer encuentro, terminaste siendo voluntaria de Málaga Acoge pero en la sede de la ciudad de Málaga, ¿cómo fue eso?
Encontré trabajo en Málaga y desde abril de este año tengo más tiempo libre, así que me acerqué de nuevo a Málaga Acoge y desde entonces soy voluntaria de la organización. Bere está dando clases de español a los y las jóvenes ex tuteladas que viven en los pisos de acogida que Málaga Acoge gestiona en la capital malagueña.
¿Cuánto tiempo dedicas a esta actividad?
Dos horas el martes y dos horas el jueves. Durante el mes de agosto se han parado las clases, hay vacaciones. En septiembre las retomaremos.
Tengo que decir que Bere habla muy bien español. De hecho, hay que ser muy avispado para captar algún asomo de acento en su español que desvele su nacionalidad francesa.
Estudié idiomas en la Universidad de letras de Montpellier, lo que se llama Lenguas Extranjeras Aplicadas, luego completé mi formación estudiando Asistencia de Dirección Trilingüe, donde se estudia Administración, Derecho, Contabilidad, Importación y Exportación en tres idiomas, francés, inglés y español.
¿Por qué te planteaste, en algún momento de tu vida hacer un voluntariado?
Siempre quise trabajar en temas humanitarios. Yo sé que durante mi vida he ayudado directamente a gente y eso me gusta, me siento feliz. A diario eso me llena y necesito saber que yo hago el bien a alguien. Además, yo soy muy consciente de que soy francesa, europea, que tengo muchísima más suerte que tres cuartas partes del resto del mundo, solo por tener este pasaporte. Hay que tener el sentimiento de ayudar a otras personas, porque esas otras personas sentirán ese deseo tuyo, que lo haces de corazón, y sabrán que quieres ayudarles, enseñarles a hacerles el bien.
¿Antes de venir a España hiciste voluntariado?
Nunca tuve la oportunidad. Aquí en Málaga me acerqué a varias ONG grandes. Pero no me terminaron de convencer. Me gustan más las estructuras más pequeñas, porque en las grandes pienso que hay algo detrás, un lado oscuro. Además de su propio objetivo, el de Málaga Acoge, me gusta que es una organización provincial.
Retomando el tema de tu actividad dando clases a jóvenes extutelados, cuéntanos algo más de este trabajo.
Trabajo con chicas y chicos, aunque hay más chicos, mayoritariamente marroquíes, que estaban en el Centro de Menores hasta que cumplieron 18 años; cuando los cumplieron, se vieron en la calle. Gracias a los proyectos que gestiona Málaga Acoge, encontraron lugar en los pisos de acogida y ahora tienen un sitio donde vivir, alimentación, estudios y la oportunidad de encaminar su vida.
¿Qué sensación te produce trabajar con este tipo de jóvenes?
Yo me fijo más en la clase en sí misma; luego suelen salir algunos problemas personales. Hago mi clase sin preocuparme de dónde son o de dónde vienen. La verdad es que me lo paso muy bien. Creo que ellos también y, además, aprender o perfeccionar su español es fundamental para conseguir mejores trabajos o seguir estudiando cursos superiores. Suelen hablar español más o menos bien, pero a la hora de escribir y leer, tienen más problemas.
Digo yo que no todo será felicidad, algún problema surgirá.
Sí, claro, pero hay que saber llevarlos. Yo creo que juega a mi favor que en Francia tenemos mucha inmigración de Argelia y Marruecos, y es una cultura que conozco.
¿Tienes previsto seguir en septiembre con este voluntariado?
Sí, claro. Ya he hablado con Cristina (técnica de Málaga Acoge) para ir preparando las clases. Además, podría ser que ayudase en un piso de acogida de chicas.
Entonces, ¿Málaga Acoge sigue contando contigo?
Sí, sí, sí (Hay que ver la enorme sonrisa de Bere cuando lo dice).
Es decir, piensas seguir en España. ¿No quieres cambiar de país o volver a Francia?
Yo quiero quedarme en Andalucía; luego dependerá del trabajo que me surja. Estoy buscando uno que se pueda hacer a través de Internet y sería genial encontrarlo porque así me podría quedar aquí.
Para finalizar, pido a Bere que ofrezca un mensaje a personas que están planteándose la opción de hacer voluntariado en Málaga Acoge.
Lo que yo pienso es que el voluntariado hay que sentirlo y si tú lo sientes, debes hacerlo. En mi caso, aunque hace poco tiempo que lo hago, siempre he ayudado a la gente de manera personal. En cuanto a Málaga Acoge, por mi experiencia puedo decir que las personas técnicas y voluntarias con las que trabajo son fantásticas, son todas unos amores. Se ve que sienten ese deseo de ayudar a la gente. Te apoyan, conmigo por lo menos así es; tras las primeras clases siempre pendientes de mí, si hubo algún problema, me ayudaron. Lo sentía así y mi intuición no me falló: Málaga Acoge es como más humano, lo que yo buscaba, más próximo.
Muchísimas gracias Bere por el tiempo que me has dedicado en esta entrevista y, sobre todo, por el tiempo que dedicas como voluntaria a las jóvenes usuarias y usuarios de Málaga Acoge.
*Agustín Olías es voluntario del equipo de Comunicación de Málaga Acoge.