Actualizado hace 9 años – Publicado el 12 de agosto de 2013
Desde la ciudad boliviana de Cochabamba, Jorge Luis Choque llegó a España con un plan: trabajar durante un año y poder volver con ahorros para mejorar la empresa de la construcción que regentaba. Pero cuando llegó se encontró de frente con la realidad y no ha podido aún cumplir su sueño. Lleva en España ya siete años. Continuamos con él la serie de entrevistas de la campaña Todas las piezas son importantes.
¿Por qué decidió venir?
Cuando uno está allá se ve que en España hay mucho trabajo, porque todos los que vinieron alrededor del año 2000 empezaron a enviar dinero, a hacerse sus casas… La gente empezó a venir bastante y, por ejemplo, los trabajadores de mi empresa empezaron a venir. Y pensé: ¿por qué no ir yo también? Si estoy más preparado que ellos, podré encontrar mejor trabajo. Pero la realidad era otra: no había trabajo, necesitaba papeles para trabajar…
¿Fue difícil conseguirlos?
Lo he pasado muy mal con ese tema: me agarró la Policía y me abrieron un expediente de expulsión. Yo trabajaba siempre con un empresario que tiene un sushi bar y siempre me dijo que me haría un contrato para conseguir los papeles. Y cuando me cogió la Policía, me hizo el contrato y desde entonces estoy regular aquí, sin problemas. Cuando no tenía papeles me agarraba la policía cada dos por tres y ahora que los tengo nunca me paran.
¿Cómo recuerda esa época?
Fue muy difícil todo aquello, encontrar papeles, el miedo… Lo más duro es dejar la familia atrás, cuando uno llega y comienza a pasar el tiempo… Uno empieza a tener ganas de irse. Pero no me iré hasta que no cumpla mi objetivo: vine para ganar dinero y hasta que no lo consiga no me iré.
¿Cómo es dejar la familia atrás?
Yo tengo cuatro hijos y una mujer, que están todos allá. Al principio no pasa nada por la ilusión de venir aquí y ganar dinero, porque además me había planteado venir sólo un año. Trabajé de hecho los seis primeros meses pero luego todo cambió. Y ya no pude enviar dinero, mis hijos pensaron muchas cosas de mí… Y fue todo muy complicado y no pude cumplir mi sueño. Ahora hablo con ellos por internet. Antes no lo manejaba, pero la necesidad me ha obligado a aprender para estar en contacto con ellos.
¿A qué se ha dedicado todo este tiempo?
Yo siempre me he dedicado a la construcción. No a grandes, si no a reformas: casas, locales… Aunque ahora me he podido acomodar en una comunidad de propietarios del paseo marítimo como conserje y estoy mucho más tranquilo.
¿Ha sufrido algún problema relacionado con el racismo?
No, en Fuengirola la gente me ha tratado muy bien. Nunca he tenido problemas. Siempre he sido bien recibido en las casas que he trabajado, me han preguntado por mi historia… Me llevo bien con la gente.
¿Está a gusto en Fuengirola?
El ambiente, que es mucho más tranquilo que otras ciudades. En Málaga he vivido durante un mes pero allí hay mucho trajín y no me pude habituar. Y desde que he estado en Fuengirola todo ha ido mejor, me he cambiado de casas, pero estoy muy bien aquí.
¿Piensa volver?
Hay muchos que han vuelto. Antes, a cada paso me encontraba con mis paisanos, pero ahora no, salvo los jueves o los domingos cuando vamos a jugar al fútbol. Yo pienso volver, aquí no creo que me quede de viejo. Quiero volver, estar más tranquilo, conocer a mis nietos, estar con la familia. Así que sí me voy a ir… Pero pronto, no.