Actualizado hace 10 años – Publicado el 29 de octubre de 2012
Enamorado del deporte y de su mujer, Esther, Carlos Pérez es uno de los voluntarios que más años lleva colaborando con Málaga Acoge. Desde hace casi dos décadas echas una mano en un trabajo con poca visibilidad: Ayuda de manera voluntaria en trámites administrativos, sobre todo relacionados con la parte económica y los socios. Licenciado en Económicas, trabaja en la Sociedad Muncipal de Aparcamientos y Servicios de Málaga (SMASSA) como técnico en administración y contabilidad. Un ejemplo de que existen mil maneras de realizar un voluntariado en Málaga Acoge.
No es demasiada habitual la colaboración en temas administrativos, ¿por qué le apetecía ayudar ahí?
Porque, profesionalmente, es parte de mi trabajo y no me importó colaborar cuando me lo ofrecieron.
Concretamente, ¿Cuál es su labor en Málaga Acoge?
Me encargo de la gestión de los socios económicos. Tramito las altas, bajas, variaciones de cuotas y mando las remesas de recibos, mensualmente, al Departamento de Contabilidad para que las tramite. También llevo un control y resumen anual de todas las aportaciones económicas de los socios para su envío a la AEAT (Agencia Tributaria). Con este resumen se elabora la declaración que sirve a los socios económicos para deducirse en el IRPF, las aportaciones realizadas a nuestra asociación.
¿Cómo empezó a colaborar en Málaga Acoge?
Mi amigo Carlos Díaz Navarrete, que era el responsable de mi grupo de precomunidad con los jesuitas, me ofreció echar una mano con los socios ya que él iba a dejarlo y, quería que alguien lo sustituyese. Conocía Málaga Acoge porque en el Centro Javier (casa de los jesuitas dónde nos reuníamos los grupos del movimiento Centro de Vida Cristiana CVX) había muchos amigos que colaboraban: Sandrine, Eduardo Barceló, Carlos Díaz, Juan Domingo,…..
¿Es la primera ONG en la que colabora?
No. Colaboré un tiempo con las Hermanitas de los Pobres cuando se trasladaron al Seminario por las reformas de su sede en calle Fortuny. También colaboro, desde el 2002, con la Asociación Contra la Fibrosis Quística de Málaga. Igualmente, desde hace cinco años, un grupo de amigos que practicamos el atletismo, colaboramos con Save The Children (www.corredoresconcausa.com). También soy socio económico de Médicos Sin Fronteras desde hace muchos años.
¿Con que te quedas en este tiempo? ¿Cómo es la experiencia?
He visto evolucionar la asociación y creo que ha ganado importancia y profesionalidad. Viene desarrollando una labor fundamental en la defensa e integración de los inmigrantes. La experiencia ha sido positiva.
¿Qué es lo mejor y peor del voluntariado?
Lo mejor es que, con un pequeño esfuerzo, estás aportando tu «granito de arena» a una asociación que desempeña una importante labor ante un colectivo olvidado por nuestra sociedad. No veo nada negativo en lo que hago, cumple mis expectativas.
¿Qué aporta el voluntariado a nivel personal?
Me ayuda a no olvidar lo verdaderamente importante en mi vida. En nuestra sociedad, es muy fácil dejarse llevar por las modas y existe una conciencia muy laxa. Estamos recibiendo continuamente estímulos, que tratan de influir en nuestro comportamiento. Valores como la solidaridad, la generosidad, la sinceridad, la amistad… «no venden» en la sociedad de consumo que nos rodea. El valor de la familia y de la vida en comunidad dónde todos tenemos algo que aportar a los demás, con independencia de nuestro sexo, etnia, religión…
¿Cómo animaría a otras personas a participar como voluntario o voluntaria?
Lo importante es «contagiar» en nuestro entorno (familia, amigos, compañeros de trabajo, etc.) la necesidad de dedicar una pequeña parcela de nuestro tiempo a una labor solidaria. Para mi, la mejor forma es dándola a conocer, con un testimonio personal y positivo.