Hugo Alejandro compara la migración con una carrera de fondo en la que «no te tienes que desanimar». De 48 años, padre de tres hijos, dejó Maturín, una ciudad pequeña en el nororiente venezolano para buscar una nueva oportunidad en España. Lejos de la inseguridad que asola su tierra, hace seis años que vive en Fuengirola (Málaga) y desde 2022 trabaja en el equipo de servicio técnico del Hotel El Puerto con un contrato fijo.
«La situación que vive nuestro país nos ha afectado a todos en muchos ámbitos y tuvimos que emigrar», explica este hombre de complexión atlética y una gran sonrisa. Primero vino solo y en 2019 llegaron su hermana, hermano y dos sobrinos. Dos de sus hijos, de 21 y 17 años, viven en Francia y el tercero, de 20, sigue en Venezuela, pero espera que pueda venir pronto. Antes de migrar tenía una empresa familiar de transporte, un trabajo «completamente diferente» al que desempeña aquí en España, a la que ya considera su «segunda casa».
«Uno no pierde sus raíces pero llegas a sentir como tu país de origen al que te acoge porque te da oportunidades de desarrollar nuevas experiencias que jamás en la vida pensaste que podías tener y hacer cosas que pensabas que no podías hacer», destaca.
Poco después de llegar a Fuengirola, en enero de 2017, Hugo acudió a nuestra sede en esa localidad para informarse sobre los primeros pasos de cara a regularizar su situación. «Málaga Acoge me ha ofrecido mucha ayuda en todos los sentidos, no solo orientación jurídica, laboral, sociocultural, sino también amistad. A mi hermana también la están apoyando».
Hasta que logró regularizar su situación, se ha buscado la vida en distintos trabajo: haciendo arreglos, reformas y pintando casas para «poder sobrevivir». Reconoce que cuando emigras lo primero que tienes es miedo «a no saber qué te depara el futuro», pero advierte de que ese temor no debe paralizar y señala la «paciencia, la constancia y la disciplina» como «factores importantes» para aprender y hacer camino.
Hoy día está feliz en su trabajo, en un equipo de seis personas, «muy buenos compañeros» con los que dice se lleva muy bien. Cuenta cómo logró este empleo a raíz de unas prácticas de dos semanas como Office de pisos que realizó en el hotel tras participar en el curso de Office de Cocina online que organizamos en el marco del proyecto Globalemplea. «Me llamaron del hotel para el mantenimiento. Estoy muy contento en el trabajo y deseando prepararme más», cuenta Hugo, que está estudiando para presentarse en abril a las pruebas de la ESO.
Metas
«Mis próximas metas son la ESO, sacarme el carné de conducir y después de esta entrevista me voy a la Escuela de Idiomas porque quiero seguir aprendiendo». También saca tiempo para correr, ir al gimnasio y practicar natación. Su hermana, ingeniera química, ya hizo las pruebas de las ESO el año pasado «porque la convalidación de los estudios llevaría unos dos o tres años».
Hugo tiene palabras de agradecimiento para la asociación que le «ha ayudado mucho» y ha estado con él «siempre». Confiesa que hay momentos en los que añora «cosas de su casa y su pueblo» pero «el país que yo echo de menos y recuerdo vive en mí, y este es un recuerdo que puedo llevar a todos los lados».
En Fuengirola se siente en casa. «Jamás había salido de Venezuela y cuando me fui pensé que volvería al año». Sin embargo ahora considera que España su «hogar».
El programa GLOBALemplea que realizamos con el apoyo del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones –Dirección General de programas de Protección Internacional y Atención Humanitaria- y cofinanciado por la Unión Europea.