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por Agustín Olías*
De nuevo julio, de nuevo el verano y de nuevo en marcha las colonias urbanas de verano que Málaga Acoge organiza para el grupo de sesenta niñas y niños usuarios del programa Caixa Proinfancia. Y un año más me desplazo al colegio San José de Calasanz en la ciudad de Málaga, para ver cómo se desarrolla una interesantísima jornada de estas colonias. Digo interesantísima jornada porque van a jugar al quidditch. ¿Y qué es esto del quidditch? A quien no haya visto ninguna película de Harry Potter le diré que es un complejo juego en el que los participantes montan escobas voladoras. ¿Escobas voladoras? Sí, eso mismo me pregunté yo cuando me propusieron hacer este reportaje. Tranquilidad, luego lo explico.
Lo más importante es el conjunto de actividades que, durante el mes de julio, Málaga Acoge organiza para este grupo de niñas y niños en los colegios San José de Calasanz y Prácticas Número Uno. Son cuatro semanas de actividades entretenidas e instructivas, algunas de enriquecimiento personal y otras que los asistentes calificarían de excepcionales, como ir al Aquavelix o a la playa, con desayuno y comida incluidos. Todo esto significa un maravilloso mes para las niñas y niños participantes, además de ser un gran desahogo para las familias. Por supuesto, es un trabajo excepcional del personal técnico de Málaga Acoge que siempre cuentan con la ayuda de un grupo de personas voluntarias.
Cuando llego al colegio, Manuela y Cristina, técnicas de Málaga Acoge, están explicando las reglas del quidditch, haciendo los dos equipos y asignando los diferentes puestos a las jugadoras y jugadores. Es una competición mixta, sin diferencia de sexos. Yo me pierdo, hay que ser un experto en Harry Potter para entenderlo. Me quedo con lo fundamental: los y las jugadoras van montadas en escobas, sujetando la escoba con una mano, mientras que con la otra intentan meter la pelota por los aros. A falta de escobas voladoras, usan “fideos” de piscina, que no vuelan, pero da igual.
Apoyo de voluntariado
Hoy tenemos dos personas voluntarias ayudando a nuestras técncias. Mauricio es un joven usuario que vive en uno de los pisos para jóvenes extutelados que Málaga Acoge gestiona. Está colocando los aros por donde tiene que entrar la pelota. Lleva un mes escaso en el piso y todavía está adaptándose a la situación. Hoy está aquí, echando una mano. Y también está colaborando una joven de dieciseis años, antigua usuaria de Málaga Acoge en estas misma colonias de verano. Me dice que viene para ayudar en lo que sea necesario. Me alegra mucho ver caras conocidas de niñas y niños de las colonias de verano del año anterior, cuando estuvieron aprendiendo a jugar a balonmano, como A, que es una niña alta y fuerte, a quien el balonmano no la terminó de convencer y prefiere el baloncesto; tampoco terminó de convencer el balonmano a B, joven ucraniana que prefiere el baile. También P, español de padres africanos; solo tiene diez años, es alto para su edad. Me dice que juega como base en un equipo de baloncesto y eso se notará durante el juego del quidditch, pues dribla muy bien y da muy buenos pases.
El partido de quidditch ha comenzado. El juego es divertido, las jugadoras y jugadores corren de aquí para allá en el patio del colegio, poniendo toda “la carne en el asador”. Además, el partido está muy igualado. Para que haya una participación total, nuestra técnica Cristina se encarga de hacer los cambios en ambos equipos, además de poner paz, pues como en cualquier partido quidditch que se precie, surge alguna pequeña “bronca”. ¡Un equipo ha conseguido un punto, pero el autor del punto había sido “petrificado” antes de conseguirlo! Cosas del quidditch. El partido termina, la verdad es que no sé quién ha ganado, si el equipo amarillo o el azul; creo que da igual, a las niñas y niños se les ve muy contentos, cansados pero contentos. Ahora toca reponer fuerzas y descansar, empieza a hacer mucho calor.

Aprovecho para pedir a Amparo, técnica de Málaga Acoge, que nos cuente algún ejemplo más de cómo están usando las aventuras de Harry Potter en estas colonias: “Por ejemplo hemos usado el patronus, figura que aparece como un animal protector que guía a Harry Potter y a sus amigos. Basándose en esa figura, hicimos un juego en el cual a cada niño se le adjudicaba un animal. Luego, con arcilla, cada uno hizo su animal protector y lo pintaron. Así cada uno tenía su patronus. La idea es que los niños descubriesen qué cosas o personas son las que les protejen, en qué personas pueden confiar, enlazándolos con las emociones y el potencial que cada uno tiene. También hicimos “conjuros” con la varita mágica, dirigidos, por ejemplo, al estado de ánimo. Siempre enfocados a sacar todo el potencial que tenemos.”¿Les gusta el tema? “Muchísimo, están como locos.” Amparo me cuenta que también van a hacer water magic, con mangueras, con cubos de agua, todo muy veraniego. Sin olvidarse de otras actividades como cuidar el pequeño huerto que han creado, actividad que conocí el año pasado.
Para finalizar mi visita, me muestra el decorado que habían realizado en las puertas de las clases, todos con motivos “Harry Poter”. En una de ellas se leía:“La felicidad se puede hallar hasta en los más oscuros momentos si somos capaces de usar bien la luz”.
Me despido de nuestras técnicas, y pienso en el fantástico trabajo que hacen, tanto aquí como en el colegio Prácticas Número Uno, con este grupo de niñas y niños, ofreciéndoles un tiempo y un espacio donde disfrutar, aprender, relacionarse, complementando su formación durante este mes de julio.
Las colonias urbanas que llevamos a cabo en Málaga se enmarcan en el programa Caixa Proinfancia de Fundación «la Caixa» y han contado con el apoyo del programa Becas Comedor Verano 2022 de la Fundación Educo.
*Agustín Olías es voluntario de Comunicación.