por Agustín Olías*
“Cuando haces un voluntariado estás realizando un trabajo de gran valor. Estás llenando el vacío de unas personas, las estás trayendo hacia arriba, porque esas personas, muchas veces, se sienten en un pozo. Entonces estás tendiendo una mano, las estás ayudando a flotar. Para mí esto tiene mucho significado y mucho sentido.”
Así se expresa Marjorie, voluntaria de Málaga Acoge en nuestra sede de Fuengirola, donde hemos realizado esta entrevista. Y ella sabe mucho sobre el tema, por experiencia propia, como podemos ver a continuación.
“Soy venezolana y me convertí en emigrante cuando en el año 2012 emigré a Uruguay, debido al deterioro social y económico que estaba sufriendo mi país. En Uruguay viví unos once años, hasta que el año pasado decidí comenzar un nuevo rumbo y llegué a Bélgica, donde vive mi hermano. Allí estuve dos meses y medio, pero decidí venirme para España, por ser más viable obtener aquí la documentación necesaria para trabajar legalmente.”
En Venezuela, Marjorie era funcionaria del Ayuntamiento de Mérida, ciudad importante del país, como técnica superior en Ingeniería Civil. Tras nueve años de trabajo decidió renunciar e iniciar una nueva vida.
“Me fui a Uruguay porque conocía a varias personas que me tendieron la mano, a mi hija y a mí. Tengo dos hijos, pero en aquel momento me fui solo con ella. Allí comenzó mi travesía. Como no podía ejercer en lo que yo había estudiado y trabajado, empecé a estudiar en diversas áreas, como Diseño de Moda, Diseño de Escaparates y Vidrieras, Fotografía y conseguí trabajo.”
Tras unos once años viviendo en Uruguay, Marjorie se traslada a Bélgica. ¿Por qué?
“Fue un asunto muy personal, sufría violencia de género, por eso decidí cambiar de país. No podía estar más allí. Se quedaron mis hijos y mi nieta. Me fui yo sola a Bélgica, donde trabajé con un matrimonio iraní, como interna. Eso fue a los quince días de llegar. Era una pareja bastante activa, tenían una tienda de antigüedades. La señora se cayó y yo estuve atendiéndola. Pero conseguir documentación oficial allí era muy complicado y decidí venir a España. Por cierto, en breve tengo la primera audiencia para presentar los papeles por protección internacional.”
Pero para llegar a Málaga a Marjorie le faltaba todavía otra etapa.
“Primero fui a Valmojado, en la provincia de Toledo, donde conocía a un matrimonio cuya mujer es uruguaya y me recibió. Un mes estuve; como no conseguía trabajo me iba a volver a Bélgica, porque allá sí que tenía trabajo, pero estaba el tema de la documentación, así que estuve viendo opciones y, bueno, me habían hablado bien de Málaga, y como está en la costa me pareció que aquí iba a ser más fácil encontrar trabajo.”
Marjorie llegó a Málaga en junio del año pasado. Y aquí, a los tres días, consiguió trabajo de interna.
“Estuve trabajando cuatro meses, cuando la señora a la que cuidaba falleció. Luego, hasta el día de hoy, trabajo limpiando apartamentos.”
¿Cómo conociste Málaga Acoge?
“Una amiga me comentó que fue voluntaria aquí por un tiempo. Lo cierto es que yo siempre he hecho voluntariado, en Venezuela, en Uruguay; he trabajado con niños en la calle, en barrios de bajos recursos, y también con jóvenes. En Venezuela fue a través de iglesias y en Uruguay con ONGs. Incluso aquí en Málaga, antes de conocer Málaga Acoge, empecé a colaborar con una organización que se llama JQ.”
Marjorie hace su primera actuación con Málaga Acoge el pasado mes de agosto, dando clases de español a una usuaria de nuestra organización. Y, en paralelo, empieza a involucrarse en el Proyecto Mujer, que le atrae mucho, dada su mala experiencia con el padre de sus hijos.
“Estuve a punto de morir, me pegaba. Me tuvieron que reconstruir la cara. Fue muy fuerte, pero eso ya lo superé. Esa malísima experiencia me motiva a ayudar especialmente a las mujeres, porque siento que yo ya lo he superado; quiero ayudarlas para que salgan de ese estado tan traumático, porque es muy traumático, se llena la persona de miedo.
¿Qué tipo de tareas vas a realizar?
“Apoyar en lo que necesiten en su vida en los hogares de acogida; acompañarlas, por ejemplo, al médico; prepararlas para cuando salgan del piso de acogida. Si sufren violencia machista, me gustaría hablarles de cómo ellas se pueden integrar en la sociedad, cómo enfrentarse a esos miedos que las invaden y dejarlos. Porque a veces uno tiene que actuar con miedo y todo. Es interesante que te lo cuente alguien que lo ha vivido y lo ha superado.”
Para finalizar la entrevista, un último comentario de Marjorie:
“Algunas personas me dicen que no ven bien el voluntariado, que es un trabajo que debería ser pagado. Me dicen que en una situación como la mía, lo que tendría que hacer es buscar trabajo y no hacer voluntariado. Yo me considero una voluntaria nata y de corazón, porque para esto hay que tener corazón, hay que tener disposición para el trabajo de voluntariado.”
Muchas gracias Marjorie por concedernos esta entrevista y, sobre todo, por ser voluntaria de Málaga Acoge.
El apoyo de Marjorie se enmarca en el proyecto Sadhana Inclusión de Personas Sin Hogar acogidas en viviendas con plazas temporales lo llevamos a cabo con apoyo del Instituto Andaluz de la Mujer Ministerio de Igualdad a través del Pacto de Estado contra la Violencia de Género y el Ayuntamiento de Mijas.
*Agustín Olías es voluntario de Comunicación de Málaga Acoge.