Actualizado hace 6 años – Publicado el 23 de noviembre de 2017
por Agustín Olías
Mi trabajo como voluntario de Comunicación en Málaga Acoge me resulta fascinante. Primero por pertenecer a una organización cuya labor es importante, importantísima, a la hora de intentar conseguir una vida digna y un futuro honroso a las personas inmigrantes que se encuentran en una difícil situación en nuestra provincia. En segundo lugar, por la amplia variedad de experiencias humanas con las que me encuentro en mi tarea de entrevistar a personas inmigrantes; y eso, además de publicar la entrevista para visibilizar sus historias, circunstancias y trabajo de la organización, me enriquece como persona.
En este caso me he desplazado a la sede de Málaga Acoge en Antequera, donde me encuentro con Yudith, a quien agradezco enormemente que nos haya concedido unos minutos y nos haya relatado su experiencia como inmigrante. Ella nos cuenta su historia:
“Mi nombre es Yudith, tengo 28 años y hace algo más de doce que llegué desde mi Cuba natal.”
Un aspecto significativo que acompaña a una persona inmigrante es la razón, o razones, que la han empujado a abandonar su país: políticas, laborales, grandes sequías, inseguridad….. Yudith nos explica sus razones, mostrando una amplia sonrisa:
“Yo vine a España por amor. En mi país conocí a un español, nos enamoramos y es mi pareja. Vinimos a Barcelona, donde él trabajaba. Debido a su trabajo, nos trasladamos a Fuente de Piedra, un pueblo cercano a Antequera, donde vivimos desde hace un par de años.”
Me pregunto si un cambio tan radical le sentó bien a Yudith, desde una gran ciudad como Barcelona a un pequeño pueblo de la provincia de Málaga.
“No me sentó demasiado bien. Al principio extrañaba mucho el barrio donde vivía en Barcelona, por su ambiente, el entorno, los conocidos, sus posibilidades, el estilo de vida, el clima, el trabajo… Pero hay que adaptarse y seguir adelante, aunque te cueste, es la vida. He vuelto a Barcelona varias veces, poco tiempo, por algún trabajo temporal que me ha salido.”
¿Y Cuba? ¿Echa de menos Yudith su tierra natal?
“Antes iba casi todos los años, a ver a la familia; estábamos allí un mes, de vacaciones. Pero con la crisis, ya no vamos tan a menudo.”
Siempre me resulta muy interesante conocer cómo la persona inmigrante conoció la existencia de Málaga Acoge y cuál ha sido su relación con nuestra organización.
“Conocí Málaga Acoge gracias a una amiga cubana que vive en Fuente de Piedra. Yo no tenía trabajo y mi amiga me comentó que Málaga Acoge en Antequera me podría ayudar a formarme y a encontrar trabajo. Me acerqué a la sede y estuve hablando con dos personas maravillosas, como son Haydeé y Rosa (técnicas de Málaga Acoge en Antequera). Analizaron mi situación y, al cabo de unas semanas, me ofrecieron asistir a un curso de “Auxiliar de geriatría”. Tras el curso estuve haciendo las prácticas en una clínica geriátrica de Antequera.”
Pero no todo iba a ser tan fácil para Yudith. Tras las prácticas no la contrataron y Málaga Acoge, siempre atenta a cualquier oportunidad de formación para sus usuarias que signifique una oportunidad de trabajo, la propuso realizar un curso de “Auxiliar de comercio”.
“Hice el curso y las correspondientes prácticas en una cafetería. Pero después de las prácticas tampoco me contrataron. Yo estaba dispuesta a trabajar en cualquier trabajo digno y no me desanimé porque seguía contando con la ayuda de Málaga Acoge. De hecho, a través de la organización conseguí un contrato temporal en una envasadora de espárragos de Loja. Creo que en febrero me volverán a llamar.”
Yudith me recalca que los cursos a los que ha asistido a través de Málaga Acoge, no sólo le han servido para conseguir trabajo, sino que le han ayudado a ganar confianza en sí misma, ir a una entrevista con seguridad, dispuesta a demostrar su valía, cómo es ella y, siempre, “ir a por el sí”.
“Mi relación con las técnicas y voluntarias de Málaga Acoge en Antequera me ha servido de mucho a nivel personal, a sentirme animada cuando, a veces, la moral se me iba abajo ante las dificultades de encontrar trabajo y también por vivir en un lugar extraño.”
Me despido de Yudith deseándole un feliz futuro, que ella mira con ánimo y esperanza, aunque no le importaría cambiar de residencia y vivir en una ciudad más grande; pero el amor y el trabajo mandan y, por ahora, se encuentra en Fuente de Piedra.
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