Por Agustín Olías
“Me iré de España si no encuentro trabajo”, me decía el desanimado y desmoralizado joven Reduan cuando visité el piso de acogida gestionado por Málaga Acoge en la capital malagueña, donde residía desde hacía cinco semanas. Hoy, un año y medio después, me entrevisto con Reduan en la sede de la calle Bustamante de nuestra organización. Esta vez me encuentro al joven marroquí muy animado, contento y, casi casi, feliz.
¿Qué ha pasado para que esté tan feliz? ¿Qué ha sucedido en su vida durante este año y medio desde aquella primera entrevista? Él mismo nos lo explica:
Estoy muy contento. Desde principio de año tengo permiso de trabajo y así espero conseguir pronto un empleo que me permita ganar dinero y vivir por mi cuenta. Este permiso y el de residencia que ya tenía, me da mucha tranquilidad; estoy legalmente en España y puedo acceder al mercado de trabajo con todas las coberturas legales.
Pero antes de continuar la entrevista, conozcamos un poco más la historia de Reduan: Llegó a España con quince años, de eso hace ya más de siete. Su vida, desde entonces, ha sido una continua lucha por trabajar y ganarse la vida. Abandonó su pueblo natal, cerca de Marrakech, cruzó el Estrecho y llegó a Málaga. Estuvo en un centro de menores hasta que cumplió los dieciocho años y a partir de ese momento se encontró en la calle y se buscó la vida por todos los medios. Probó suerte en Francia y Alemania, pero fue vencido por el idioma, el frío y la soledad. Regresó a España, a los campos de fresa de Huelva. El no tener los papeles en regla le cerró muchos caminos, sobre todo los más dignos. Desesperado y desencantado volvió a Málaga, donde encontró su salvación: Málaga Acoge.
¿Qué relación has tenido con Málaga Acoge?
Lo primero y más importante fue que me dieron un sitio en el piso de acogida de la calle Jaboneros. Ahora estoy en uno de El Palo, también gestionado por Málaga Acoge. El año pasado hice un curso de fontanería organizado por la asociación, que tenía seis meses de prácticas, pero sólo hice uno. También he estado colaborando como voluntario con la Cruz Roja, ayudando en lo que podía, en lo que hacía falta.
¿Por qué dejaste las prácticas? ¿No te gustó la fontanería?
Sí que me gusta, pero la empresa quería aprovecharse de mi, me hacía trabajar de ocho de la mañana a diez de la noche. Me quejé, hablé con ellos, y me dijeron que eso era lo que había. Lo dejé, porque el trabajo era muy peligroso, poniendo termos, placas solares, y yo pensaba que podría sufrir un accidente. Me encantaría poder hacer otra práctica de fontanería, pero no en esas condiciones.
¿No estabas también trabajando como mecánico de bicicletas?
Sí, sigo con las bicis, me gustan mucho. Estoy con un chileno que tiene un taller social de bicis, donde la gente lleva bicis antiguas o rotas. De vez en cuando alguien deja algo de dinero. Es un artista con quien aprendo muchas cosas. Me encantaría trabajar como mecánico de bicicletas.
Me has dicho que has vuelto dos veces a Marruecos en estos siete años que llevas en España. ¿Cómo te sientes cuando vas por allí?
Lo veo muy diferente a Málaga. Mi padre está enfermo, diabetes, está nervioso porque no puede trabajar todo lo que quisiera. Mi hermano pequeño le ayuda y mi madre se hace cargo de todos los temas de la casa. Tengo dos hermanas, una está casada y la otra es muy pequeña todavía. Yo me siento mal al ver su situación, sé que tengo que ganar dinero para ayudarles. Mi padre me pide que vuelva, pero ¿qué voy a hacer allí? Llevo muchos años en España y allí no conozco a la gente ni sé qué podría hacer.
¿Qué deseos tienes para este año 2017?
Encontrar trabajo porque no quiero depender de Málaga Acoge mucho más tiempo, ¡tengo veintidós años, ya estoy viejo! Ahora estoy estudiando mucho para sacarme el carnet de conducir. Tengo que aprobar a la primera, porque no puedo perder el dinero invertido. Yo agradezco muchísimo a Málaga Acoge lo que ha hecho por mi, pero necesito encontrar un trabajo y establecerme por mi cuenta. Me ha gustado la experiencia de vivir en la calle, conocer mucha gente de diferentes mentalidades y formas de ser. Pero ya no quiero volver a esa situación, quiero establecerme, trabajar y vivir más tranquilo, pudiendo ayudar a mi familia.
Me despido de un animado Reduan, a quien deseo lo mejor. Para finalizar, un último deseo suyo: “Cuando tenga un poco de tiempo voy a trabajar como voluntario en Málaga Acoge, siento que debo devolver algo de lo que han hecho por mi, porque si no fuera por Málaga Acoge no sé dónde estaría ahora.”
TAMBIÉN ESTAMOS HACIENDO…