Por Claire Conrad.
María Utrera Cano es voluntaria de Málaga Acoge desde hace algo más de un año. Arrancó echando una mano en los pisos de acogida y hace unos meses se incorporó a las clases de español. Nos cuenta un poco más sobre su labor en la entidad.
Cuéntanos un poco sobre ti.
Estudié historia del arte, he hecho un Máster, y toda mi carrera ha estado muy enfocada a la cultura, el turismo y el arte. También he dado clases de español. Hace tres años, cuando empezó la crisis, me he quedado en el paro. Después de haber trabajado desde los 20 años te quedas un poco desorientada. Desorientada con demasiado tiempo libre y mucha sensación de ser un inútil, de no saber cómo gestionar tu día, tu vida. Entonces ya es cuando me planteé colaborar con una ONG.
¿Por qué te acercaste a Málaga Acoge?
Siempre me he sensibilizado con el colectivo de los inmigrantes. Me parte el alma porque pienso que su “suerte” es solamente haber nacido en un país o en otro: o en Nigeria o en Suiza. Pasan demasiadas penalidades y tienen pocas alternativas. Tenía experiencia con clases de español y pensé que era una buena opción tras pasar un tiempo con el equipo de pisos de acogida.
¿En qué grupos de español enseñas?
Tengo un grupo de alfabetización y es una mezcla de personas. Tenemos gente de Rumanía, de países árabes, de África. En común tienen básicamente que no saben escribir o leer en su propio idioma, por lo cual es muy difícil la labor porque tiene que empezar aprendiendo a coger el lápiz y a escribir más por imágines o por asociaciones. Son personas adultas y no es lo mismo que enseñar a un niño pequeño. Hay que poner mucho cariño, sobre todo, así como paciencia e imaginación.
¿Hay algún alumno o alguna alumna que te haya impactado?
Me ha impactado mucha una mujer saharaui. Habla muy bien y es mayor, pero tiene mucho empeño en aprender a leer y escribir en español. Se lleva el trabajo a casa, hace los deberes y es muy bonito cuando empiezas a verla leer. Según el método que me han enseñado, estamos empezando a leer con los vocales, la p y la l, y ya pueden leer palabras como «palo» o «lupa». Y cuando ya se ve leyendo palabras así se entusiasma mucho.
¿Cuáles son los beneficios de tu voluntariado?
El voluntariado es una cosa muy egoísta porque la verdad es que da sentido a tu vida. Te integras y tienes aquí una familia. No solo en la relación con las personas inmigrantes, sino también con los propios voluntarios que tienen un corazón inmenso, son muy generosos y muy simpáticos. Es un sitio donde me siento muy bien acogida. En Málaga Acoge estoy aprendiendo muchísimo.
¿Recomendarías hacer voluntariado como profesor o profesora a otras personas?
Esta labor es fundamental para todos, sobre todo en este momento tan negativo, donde te pones a ver la televisión y todo es muy negativo. Esto para la gente joven es un lujo: tienen mucha energía que dar y sería muy positivo para ellos porque se aprende muchísimo, así no viven solo en un mundo de consumismo. Es una realidad muy gratificante, ver otras personas con las que te ríes. Te motivas mucho cuando ves que tú estás haciendo algo por ellos.
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