Málaga Acoge comienza la serie de entrevistas incluidas en la campaña ‘Todas las piezas son importantes’ con José Luis Campos, profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Málaga.
José Luis Campos es mejicano. Aún recuerda como llegó a Sevilla en pleno agosto, a la hora de la siesta y se encontró una ciudad desértica, «casi apocalíptica: no se veía un alma». Vino por amor, ya que se casó con una española que conoció en su país y por estudios, becado para realizar estudios de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Sevilla. Ahora, más de doce años después de todo aquello, lleva dos cursos impartiendo clases en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Málaga y en la de Filosofía y Letras.
¿Cuál cree que debe ser el papel de la universidad en un aspecto como la inmigración?
Hay un trabajo muy importante de orientación e información. En el contexto de esta crisis se están promoviendo ideas falsas, directamente erróneas; por eso la comunicaicón es muy importante. Pensar que la gente que no es de aquí le está quitando el puesto a alguien… Pero si ése es un derecho universal: Donde puedas ganarte el pan, puedes ir allí… Así que sobre todo en el ámbito de la comunicación hay una labor muy grande que hacer, derribar estereotipos, mitos… Y también esas ideas mal intencionadas con un contenido ideológico tremendo. Se trata de informar, plantear temas, argumentar, debatir… así se consiguen siempre cosas.
Es decir, que la comunicación puede jugar un papel importante.
Sí, por supuesto. Esta experiencia es global, la sociedad está globalizada… y lo de los nacionalismos pues también está cambiando. El atribuirte una identidad cultural cerrada… es que esto ya ha pasado, aunque haya gente a la que le cuesta entender esto. Yo en mis clases no he tenido problemas: Los alumnos saben que no soy de aquí. Yo hago el esfuerzo de hacer bien este trabajo y por lo pronto no me he encontrado que le hecho de ser extranjero signifique una enseñanza de peor calidad. Claro que, como todos, los de fuera metemos la pata en algunas clases, pero es algo comprensible. Y a veces agradezco que los alumnos sean críticos conmigo.
¿Cómo cree que acoge la sociedad malagueña a los inmigrantes?
Yo debo decir que mi experiencia personal ha sido muy buena. Nunca he tenido una experiencia de racismo. Mi origen no me ha dado ningún problema y en eso he sido muy afortunado, porque sé de compatriotas míos o latinoamericanos que no es así… Y que han tenido otras experiencia: Vienen a buscarse la vida y se han enfrentado a muchísimos problemas.
Tuvo buena experiencia, entonces.
Yo tuve mucha suerte porque viene casado con una española que conocí en México. Y vine también becado para hacer estudios de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Sevilla. Me integré muy fácil porque tenía a la red de amigos de mi esposa y eso facilitó mucho las cosas. A veces digo que sentía más racismo en mi propio país que en Andalucía, algo que habla muy bien de los andaluces. Sí detecté que en los primeros años que yo vivía en España también venía mucha otra gente de fuera, algo que sorprendía muchísimo a la gente de aquí. No lo veían mal, pero sí que les parecía extraño.
¿Qué cree que aporta a la sociedad esa cada vez mayor diversidad?
Creo que hay una aportación cultural enorme. Yo creo que ninguna cultura, a no ser que vivas muy aislado del mundo, puede ser hermética. Hoy en día las culturas son permeables; pero es que esto ha sido así siempre: El hombre ha estado moviéndose desde hace muchos siglos y cuando te mueves a otro lado, contigo van tus orígenes, cultura, pasado… Es muy interesante cuando vas a otros sitios y lo descubres. Sí que creo en la frase de que el racismo se cura viajando y conociendo a gente de otras culturas… Pero, claro, esos procesos no son tan armónicos: A veces hay problemas, conflictos… Sobre todo si vas a un sitio y sientes que no conectas. O es un entorno que no te permite esta integración. La sociedad se enriquece con los que vienen de fuera y traen lo suyo. Cuando viajas, lo haces con música tu, vestimenta, gustos gastronómicos… y todo eso empieza a influir en la gente. Y la sociedad española es tan diversa, tan mestiza, con tan diversos orígenes… Pero, ojo, es que esto ha ocurrido siempre.
Entonces, todas las piezas son importantes…
Claro, por supuesto. Y apoyo totalmente iniciativas como esta campaña de Málaga Acoge, las valoro muchísimo: Son formas comunicativas de que la cultura fluya, de no ponerle obstáculos para que nos conozcamos mejor, intercambiemos experiencias… Así que adelante, os animo a que sigáis por ahí.