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Por Iranzu Fernández*
Hasnae* no sabe leer. Todavía. Porque Hasnae es una luchadora nata. Lo ha sido desde niña. Esta madre de cinco hijos tuvo un accidente infantil que le impidió ir a la escuela. Su padre quería que fuese, como el resto de sus hermanos, pero el exceso de celo de su madre hizo que Hasnae se quedase en casa. Como la mayoría de las mujeres en Marruecos se casó joven. Llegó a España hace quince años con un niño de diez, una niña de ocho y embarazada de ocho meses. En cuanto pudo se puso a trabajar. Porque Hasnae es una madre trabajadora. Ha llegado a compatibilizar hasta
tres trabajos a la vez: uno por la mañana, otro por la tarde y limpiando por la noche. Todo, con tal de sacar a sus hijos adelante. Ha trabajado en una tintorería, en una carnicería, limpiando, cuidando niños. Y solo tiene palabras de agradecimiento para todos sus empleadores, así como para las personas que se ha encontrado en España.
Lleva meses sin poder pagar el alquiler, pero su casero sabe que en cuanto pueda lo hará. Hasnae no sabe escribir, pero es la más rápida en la cocina. Prepara ensaladas, pela patatas, organiza las comandas, limpia las mesas. Y es consciente de que si supiese escribir podría asumir más responsabilidades. El problema es que el día tiene veinticuatro horas. Y Hasnae ya no sabe cómo estirar el tiempo. Sus hijos pequeños todavía la necesitan. Con 4 y 7 años esta madre entregada sabe de la importancia de
jugar con sus hijos, de pasar las tardes con ellos en el parque. Así que la conciliación es otro de los problemas a los que Hasnae se tiene que enfrentar. Ella hace de madre y de padre. Y no se queja, pero el tiempo es finito.
A Hasnae no le gusta pedir. En su día Malaga Acoge la orientó en la búsqueda de una vivienda para ella y sus hijos. También ha tenido que recurrir al bono Educa y al cheque de comida para poder alimentar a sus hijos.
Cuando hace un año, con la llegada del Covid, cerraron la cafetería donde trabajaba, esta valiente mujer tuvo que emprender. Decidió comenzar a cocinar en su propia casa, por encargo. Porque Hasnae es, además, una gran cocinera. El Ramadán resultó ser un factor a su favor. Amigos y conocidos comenzaron a hacerle pedidos. Y ahí está Hasnae, luchando cada día. Para que a sus hijos no les falte nada. Para que puedan ir todos los días a la escuela.
Solo le falta un poco de tiempo para ella. Porque seguro que esta mujer valiente, luchadora y emprendedora aprenderá también a leer. A pesar de todo.
*Iranzu Fernández es voluntaria en Málaga como profesora en las clases de español en Málaga y en el área de Comunicación.
*Hasnae es un nombre ficticio