En el marco del 35 aniversario de Málaga Acoge, entrevistamos a Emiliano Encarnado, socio de honor de la asociación y figura clave en la defensa de los derechos de las personas migrantes en Málaga. A lo largo de su trayectoria como funcionario de la Oficina de Extranjería, Emiliano ha facilitado en numerosas ocasiones el trabajo de la asociación y ha contribuido de manera decisiva al acceso a derechos fundamentales de muchas personas apoyadas por la entidad.En esta entrevista, repasamos su vida y carrera profesional, así como su vinculación con la asociación y su visión sobre los retos y logros en materia de migración.
Recién jubilado tras quince años de servicio, su historia, llena de compromiso y humanidad, es un ejemplo de cómo la dedicación profesional puede transformar vidas. Su paso por la Oficina de Extranjería ha estado marcado por el compromiso y la innovación, como él mismo recuerda: “Llegué a la Administración en 2008, a los 45 años, después de muchos años en la empresa privada y como autónomo. Siempre me he considerado un ‘funcionario tardío’, pero creo que he aportado una visión diferente”.
Emiliano es informático de formación, aunque accedió por los cuerpos administrativos donde comenzó su labor, pasando por varias secciones (renovaciones, arraigo, comunitarios y estudiantes) lo que le sirvió para tener una formación amplia en la materia de Extranjería. Con la incorporación de Antonio Manuel Llano como Jefe de la Oficina de Extranjería de Málaga, su disposición a buscar y poner en marcha cualquier iniciativa que mejorara el servicio y aliviara la carga de trabajo de los funcionarios era constante. Se estableció entre los dos una relación de colaboración muy intensa. La implicación era total.
Como consecuencia sus tareas en la oficina empezaron a cambiar, aparte de que por su formación siempre colaboró con el departamento de informática de la Subdelegación en la resolución de los problemas que surgían en el día a día, empezó a realizar estadísticas, informes sobre las necesidades técnicas de la Oficina y terminó coordinando la sección de atención al público que incluía los servicios de recepción, cita previa, registro e información.
Recuerda especialmente los inicios, tras la regularización extraordinaria de 2005: “La oficina vivía momentos de auténtico colapso. Sobresaturada de expedientes y con unas instalaciones muy deficientes. Había días en los que la Policía tenía que venir a abrir las puertas porque la avalancha de personas era impresionante. Había mucha tensión, pero también muchas ganas de ayudar”.
Emiliano fue el encargado de la implantación de la administración electrónica, la información por correo electrónico y de la incorporación a la red 060 para atención telefónica. “Fuimos pioneros en la implantación de la administración electrónica tanto para la presentación de expedientes como para la gestión de la cita previa. Eso permitió descongestionar la atención presencial y agilizar los trámites, aunque la falta de personal siempre ha sido un problema estructural. No es sólo en Málaga, es en toda España”, denuncia.
Su relación con Málaga Acoge empezó con la atención de las consultas por correo electrónico ya que durante mucho tiempo realizó él solo esta tarea. Y a partir de ahí, la relación fue intensificándose terminando en una colaboración muy estrecha con la asociación. Especialmente valora su participación en los cursos de expertos en Extranjería de la UMA: “Compartir mi experiencia en administración electrónica con los profesionales de Málaga Acoge ha sido muy enriquecedor. Siempre he creído que la formación es clave para mejorar la atención a las personas migrantes”.
Emiliano se define como un funcionario proactivo: “No puedo quedarme quieto ante los problemas”. Pone como ejemplo que cuando se declaró el confinamiento durante la pandemia se consiguió que todos los funcionarios estuvieran trabajando al día siguiente desde sus casas
y, especialmente, como se pudo mantener el servicio de información en remoto lo que le permitió seguir atendiendo llamadas desde casa. La gente necesitaba respuestas, y no podía mirar para otro lado”.
Ha sido testigo de situaciones muy duras: “He atendido a personas perseguidas políticamente, víctimas de secuestro, de violencia de género, de trata de personas, jóvenes sin identidad oficial… La gente es muy agradecida. Quieren que les ayudes y les digas la verdad, no falsas
esperanzas”.
Su consejo para quienes asesoran a migrantes es rotundo: “Siempre hay que decir la verdad, por dura que sea. Aunque no siempre esté de acuerdo con la normativa, mi deber es cumplir la ley y ayudar en lo posible”.
Reconocimiento y futuro
Ahora disfruta de su jubilación en una casa de campo cerca de Ronda, junto a su pareja Lola y sus dos perros. El reconocimiento como socio de honor de Málaga Acoge le ha emocionado: “Que reconozcan tu labor desde una asociación con la que has trabajado codo con codo es un honor. Los funcionarios no son el enemigo; nuestro trabajo es que se cumpla la ley”.
A lo largo de su carrera, Emiliano ha gestionado miles de atenciones, llamadas y correos, siempre con la puerta abierta: “Que se reconozca la labor de gente de Extranjería es importante. La vocación de servicio público puede marcar la diferencia en la vida de quienes más lo necesitan”.