Actualizado hace 5 años – Publicado el 21 de marzo de 2016
Por Agustín Olías.
Miguel Ángel García es un joven fuengiroleño de 32 años, licenciado en Filología. Simpático, amable y voluntario de Málaga Acoge desde octubre de 2015. Nos hemos reunido en la sede de nuestra organización en Fuengirola, donde me ha contado detalles de su vida, de su voluntariado en Málaga Acoge y alguna cosilla más.
Miguel Ángel, ¿desde pequeñito querías ser filólogo?
(Se ríe) No, la verdad es que yo empecé estudiando Música. Pero en un momento dado vi que profesionalmente no iba a ser exactamente lo que yo esperaba y decidí cambiar el rumbo. Como me gustan mucho las lenguas y la literatura, me matriculé en Filología por la UNED. Terminé el año pasado. Espero que el próximo año me pueda matricular en el Master de Profesorado, porque la enseñanza me apasiona. De hecho cuando estaba estudiando música, me gustaba enseñar música, de hecho actualmente imparto clases de guitarra.
Vas a ser un profesor vocacional, no por necesidad.
Pues sí. Creo que la educación debe ser vocacional, si no, puedes ser muy desgraciado. De hecho, aquí en Málaga Acoge estoy disfrutando muchísimo enseñando y fíjate que no hay una compensación económica de por medio, pero es que me parece una experiencia interesantísima.
Ya que lo has mencionado, cuéntanos qué tarea realizas como voluntario de Málaga Acoge.
Yo soy profesor voluntario en clases de español y de alfabetización. Empecé como voluntario en octubre del año pasado, con un grupo de alfabetización. Y desde mediados de febrero, me he hecho cargo de un grupo de español de nivel cero.
¿A qué se debió el cambio?
Hubo dos circunstancias que confluyeron para que se produjese este cambio. Por un lado, en el grupo de alfabetización se fueron inscribiendo alumnas alfabetizadas en su lengua materna, debido a la dinámica de las alumnas, altas y bajas según el mercado de trabajo. Y, por otro lado, la baja de la profesora del grupo. En resumen, se hicieron dos grupos, uno de alfabetización (alumnas que no están alfabetizadas) y otro de “nivel cero de español”, pero con alumnas alfabetizadas en su lengua materna, del cual me hice cargo yo.
Es decir, desde mediados de febrero das clases a un grupo de alumnas que saben leer y escribir en su idioma pero que no saben nada de español.
Exacto. Es un grupo donde hay ocho alumnas apuntadas, todas son mujeres. En cuanto a que sepan leer y escribir te diré que, varias de ellas, mucho más que eso. Por ejemplo, una alumna nigeriana es lingüista en alemán. Es un grupo multicultural, formado por marroquíes, rusas, una alumna de Sri Lanka y la licenciada nigeriana. Aprenden rápido y, a veces, tengo que parar el ritmo, porque quieren ir más deprisa de lo que yo considero adecuado.
¿Es más difícil enseñar español al grupo de alfabetización que a este de nivel cero pero alfabetizadas?
En ambos casos las alumnas te exigen mucho, pero también ponen mucho de su parte. Quieren aprender, que les des más, porque lo necesitan para encontrar trabajo. Aunque también quieren aprender español para integrarse en la sociedad. En el grupo de alfabetización casi todas eran amas de casa, pero que les encantaba aprender español para poder comunicarse con el resto de españoles. Recuerdo una alumna que un día me trajo un trabajito que le habían puesto a su hijo en el colegio, donde los padres tenían que escribir algo, y ella se sentía muy apurada porque no sabía. Es un buen motivo para aprender español.
¿Eres el único profesor en el grupo?
Sí, auque la idea es que siempre haya un profesor de apoyo, pero como se dice “la necesidad obliga”. Con un profesor de apoyo la clase sería más dinámica y provechosa para las alumnas, pues yo hago mucho hincapié en situaciones conversacionales, en las que uno pregunta y el otro responde,
Llevas ya unos seis meses como voluntario de Málaga Acoge. ¿Cómo valoras tu experiencia hasta este momento?
Me está pareciendo fantástico. Si tuviese que destacar algo, sería la experiencia que estoy teniendo en el aula con las alumnas, lo que aprendo con ellas. Es precisamente esta la idea que yo tenía cuando me apunté al voluntariado, la relación que podría mantener con las alumnas y el aprendizaje y comprensión mutua que se podía dar. También me está resultando muy gratificante la relación con las otras voluntarias y voluntarios de la sede, así como con el personal técnico. De hecho, ya me estoy haciendo cargo de algunas tareas relacionadas con el día a día en la oficina.
En general, ¿piensas que el voluntariado es necesario?
El voluntariado me parece importantísimo, fundamental para la sociedad. Creo que el voluntariado es una cultura que hay que fomentar. No solo tiene sentido hacer cosas si hay una recompensa económica de por medio. Es una mentalidad que debería estar en nosotros; deberíamos usar algo de nuestro tiempo en participar altruistamente en alguna causa justa, en la que se crea. La pena es que con las jornadas laborales que tenemos, es difícil plantearse el dedicar horas a una labor de voluntariado cuando estás trabajando.
¿Qué mensaje darías a esas personas que están pensando si apuntarse a algún tipo de voluntariado?
Les diría que si tienen el “gusanillo”, la inquietud, que no lo piensen más y lo hagan. Más allá de las expectativas que te esperas, vas encontrar mucho más. En mi experiencia me estoy encontrando muchas cosas positivas de las que no podía ni imaginar que existiesen. Hasta que uno no lo intenta, no ve el gran valor del voluntariado.
Agradezco enormemente la Miguel Ángel el tiempo que nos ha dedicado y espero que persevere y siga disfrutando en esta importante labor de enseñar español a las personas inmigrantes.