Uno de los pilares fundamentales de las asociaciones son sus voluntarias y voluntarios. Alicia Bravo Rodríguez no lleva mucho tiempo en Málaga Acoge, pero ya se ha hecho imprescindible. Aunque ella es licenciada en Derecho, ahora mismo apoya el Área de Administración. “En la carrera no se aprende cómo es la práctica, pero aquí me enfrento a la realidad, y eso es un gran aprendizaje”, afirma.
Esta voluntaria nacida en el barrio malagueño El Palo presta su tiempo y conocimientos a mejorar las vidas de los demás. “Me da igual la tarea, pero saber que lo que haces ayuda a gente, a mí me llena muchísimo”, dice orgullosa. Por ello, el valor del voluntariado para ella “tiene un valor importante” para que las asociaciones puedan seguir adelante en otros proyectos y que la capacidad de ayuda sea mayor.
La labor de apoyo y aprendizaje es mutua entre el voluntariado y Málaga Acoge. A nivel personal, para Alicia “es una toma de conciencia y de la importancia que tiene cada uno de los proyectos que se gestiona” y a nivel profesional, “es un aprendizaje continuo para obtener habilidades”. Además, esta experiencia también le ha servido para saber cómo quiere encausar su futuro, dedicándose al ámbito social.
Alicia lo tiene muy claro: “Cuando algo te duele tenemos que intentar cambiarlo, aunque creamos que podemos hacer poco, aportamos muchísimo”. Y es que una de las cosas que más le preocupa es la situación de las personas migrantes y las víctimas de violencia machista, por ello, en Málaga Acoge, ha encontrado un lugar para aportar su grano de arena.