Cristina Reglero, profesora de Lengua en el IES Vicente Espinel (El Gaona), es voluntaria de Málaga Acoge desde hace siete años cuando empezaron a estudiar en el instituto jóvenes extutelados que acompañamos en la asociación, acogidos a nuestro programa de retorno educativo. En los últimos años ha ido aumentando el número de chavales en la enseñanza para adultos del centro alcanzando las cuarenta matriculaciones por año.
«Al principio eran pocos alumnos y yo les daba clases de Lengua. El entonces jefe de estudios, Rafael Maldonado, impulsó esta iniciativa junto a Málaga Acoge. Me enganchó el tema y me hice voluntaria de la asociación», explica Reglero, responsable de la coordinación de este proyecto educativo común. Aunque este curso no les da clases de Lengua directamente, imparte refuerzo de español en el instituto y en verano ha estado apoyando a varios chicos en nuestra sede de calle OIlerías.
Y es que siente que el voluntariado alimenta la vida: «Abrirte a otras culturas, actividades fuera de tu trabajo, familia y amistades te da satisfacción porque sientes que tu vida está siendo fecunda y estás tomando un papel activo en la sociedad«.
Reglero considera que con su labor en el instituto y como voluntaria en Málaga Acoge está cumpliendo con su «papel como persona y como ciudadana» y cree profundamente que «el cambio de una sociedad no se logra con grandes revoluciones sino con esos granitos de arena que aporta cada uno«.
Aludió a un encuentro que tuvo este verano el Muelle Uno con uno de los chicos que titularon en El Gaona: «Me dio mucha alegría verlo allí trabajando en un restaurante. Había tenido una hija. Da mucho gusto ver cómo personas que han pasado por el instituto consiguen su sueño de encontrar un papel activo en la comunidad e insertarse realmente en la sociedad malagueña y española».
En el instituto hay alumnos de muchas nacionalidades, «una diversidad que ya es educativa» y destacó que la mujer que trabaja como conserje se sabe el nombre de casi todos ellos y, cuando llegan, les saluda por su nombre. «Somos un equipo que intentamos normalizar la diferencia, acogerla como riqueza», afirma Reglero, quien reconoce que este trabajo le ha aportado mucho porque supone «la ruptura de tus esquemas mentales y ampliar la mirada conviviendo con la diferencia, igualándola a tu ser. El otro no es menos que tú ni más, es igual».
La falta de solidaridad y el rechazo que muchas veces padecen estos chavales se acaban a las puertas del Gaona donde la desigualdad se combate con «la educación, la palabra, la acogida de persona a persona». Para Reglero es precisamente ese «contacto con persona real que tienes enfrente lo que hace que se abra tu mente y tu corazón y que lo veas como otro ser humano independientemente de que sea de Marruecos o Burkina Fasso. Ese contacto diario con los alumnos y entre ellos nos hace a todos más humanos«.
La profesora quiso destacar el arrojo de estos jóvenes que llegan en situaciones duras de desarraigo y puso como ejemplo a Mohamed, un chico que apoyamos en la asociación y que en los meses de confinamiento enviaba fotos de los deberes a través del móvil «con una pulcritud increíble» desde el albergue municipal donde dormía: «Personas como Mohamed son un ejemplo preclaro del afán de superación de estos chicos que sin tener una situación estable vienen al instituto, trabajan, intentan aprender español lo más rápido posible».
La mayoría de los jóvenes extutelados estudia primero y segundo de enseñanza secundaria para adultos (ESPA1 y ESPA 2), aunque «este año tenemos a un chico que está haciendo bachillerato de Ciencias porque su sueño es ser médico y es muy inteligente y muy bueno». También acabó bachillerato en El Gaona Outhman Beda, un joven que apoyamos en Málaga Acoge que está estudiando Trabajo Social en Jaén y trabajando en un centro de menores.
Reglero lamentó que el instituto no cuente con módulos profesionales porque así «los chicos podrían seguir con nosotros y continuaríamos dándoles seguimiento».
El Gaona es el nuevo socio de honor de la asociación, nombrado en la XXX Asamblea Anual celebrada el 17 de octubre. Afirma que están «muy contentos» y que lo han recibido como un reconocimiento «al trabajo de equipo de todo el instituto, desde las limpiadoras a la directora». Porque «parte del éxito del proyecto es que todos estamos a uno como comunidad educativa. Somos comunidad de aprendizaje y nuestro lema es Mucho que compartir, mucho que incluir. No se trata de una parcela en la enseñanza para adultos sino que todo el proyecto del centro va por ese lado».